Rige el etiquetado frontal: qué cosas van a cambiar en los supermercados

Rige el etiquetado frontal: qué cosas van a cambiar en los supermercados

La nueva ley de promoción de la alimentación saludable obliga a incluir octógonos negros en los productos con exceso de sal, azúcar y grasas. Ni conejos ni héroes.

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Desde el sábado 20, se encuentra vigente en nuestro país la primera etapa de la Ley de Etiquetado Frontal de Advertencia (EFA), que en unos meses deberá implementarse en su totalidad. La norma exige la obligatoriedad de rotular -de forma clara y explícita- los alimentos y bebidas, informando acerca de componentes críticos. La etiqueta, con la forma de un octógono negro, debe estar ubicada en el frente del producto y su tamaño no puede ser menor al 5 % del envase. En el caso de los edulcorantes, el paquete debe contener una leyenda que advierta que no es recomendable su consumo en niños. Se exige también el cumplimiento de los valores máximos de azúcares; grasas saturadas; grasas totales y sodio.

En concreto, con esto se busca prevenir el sobrepeso y la obesidad. Según la Organización Panamericana de la Salud, entre los argentinos los tres factores de riesgo más asociados a la mortalidad son la hipertensión, la hiperglucemia en ayunas y la obesidad. De hecho, la nuestra es la tercera nación de América Latina en cuanto a la cantidad de ventas de ultraprocesados. Según datos expuestos en el debate parlamentario, a lo largo de octubre pasado, el 66% de los 45 millones de habitantes tiene sobrepeso; el 32% es obeso y el 42% sufre de presión arterial alta. Se trata de una regla muy debatida, que estuvo a punto de naufragar varias veces. La pregunta es porqué era importante.

"La sanción ha sido un anhelo de las sociedades científicas durante mucho tiempo. Básicamente responde al derecho a una alimentación saludable y al derecho a la información sobre los alimentos que consumimos. Además y sobre todo, protege a las infancias de ciertas estrategias de ventas que actúan en detrimento de su salud", explica a LA GACETA Laura Cordero, investigadora del Conicet, licenciada en nutrición, especialista en salud social y comunitaria, doctora en ciencias sociales y mamá.

Cuando se le pregunta si el EFA va a proporcionar información sencilla y práctica en el punto de compra, contesta que sí, pues nos ayudará a distinguir qué es un alimento, qué es un comestible y qué es un producto alimenticio. "Hoy, a veces uno supone que se le ofrece un alimento saludable porque el envase dice 'rico en fibras o fuente de...'. Pero en realidad puede contener demasiada azúcar, sodio o grasas saturadas. Las etiquetas nutricionales actuales son difíciles de interpretar. En adelante, los consumidores verán frases como 'alto en azúcar' o 'exceso de sodio'", explica.

Los productos que harán debutar a los octógonos negros son gaseosas de primeras marcas. Paulatinamente se sumarán otras cosas de las grandes compañías que tienen abundancia en las cinco categorías estipuladas: azúcares, sodio, grasas totales, grasas saturadas y calorías. Las pequeñas y medianas empresas cuentan con seis meses más para colocar las nuevas etiquetas. De acuerdo a un artículo del diario La Nación, la información nutricional hasta hoy existente solo es leída por el 10% de los consumidores.

Otro arista que destaca la doctora Cordero es que diversos organismos internacionales han apoyado e impulsado la sanción de esta norma, en su afán por cuidar la salud de los niños. De hecho, en nuestro país, la mitad de los chicos compra alimentos poco saludables tras ver sus publicidades. El dato surge de una investigación realizada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, más conocido como Unicef, sobre la exposición de niños, niñas y adolescentes al marketing digital de alimentos. El informe se divulgó a fines del año pasado, mientras por aquel entonces la Cámara de Diputados debatía al respecto.

Según el estudio, nuestro país se ubica en el primer puesto de la región en sobrepeso en menores de cinco años. El problema se ha agravado desde entonces, según han advertido desde la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), ya que en los últimos ocho meses ha sido mucho más difícil para las familias comer sano por el aumento del precio de los alimentos.

"La prevención de la obesidad en la infancia es crucial porque es la etapa en donde se construyen los hábitos que continúan en la edad adulta", se lee en el documento de Unicef, que ha hecho sentir su postura al proclamar medidas para fortalecer el derecho a la alimentación saludable.

El promedio de edad en que los niños y niñas argentinos adquieren su primer dispositivo con acceso a internet es a los nueve años. Desde entonces, observan publicidades en sus redes preferidas, como YouTube, Instagram y Tik Tok, de acuerdo al relevamiento. "El incremento en los niveles de obesidad se debe fundamentalmente a cambios en el patrón alimentario de la población, que ha pasado de consumir alimentos naturales y comidas caseras a desplazarlos por productos procesados y ultraprocesados", ha declarado Fernando Zingman, especialista en Salud de Unicef Argentina.

Para la aplicación, se elaboró un manual con información sobre la diagramación de los sellos. Los caramelos aparecerán con micro-sellos. El alcance de la ley se remite a los productos que tengan azúcares añadidos, de modo que la misma azúcar o la yerba quedan exceptuadas. Hasta ahora, el Ministerio de Salud a través del Instituto Nacional de Alimentos (INAL-Anmat) registró pedidos de prórrogas para alrededor de 11.000 productos, como mermeladas, turrones, galletitas y alfajores.

Ante este panorama y durante una charla con este diario, el endocrinólogo Luis Olaya, ex director de la carrera de especialización en nutrición de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), añade que, además de los octógonos negros, en las estanterías de los supermercados no veremos más dibujos, personajes, superhéroes o jugadores de fútbol en productos para niños. Algo que Disney implementa desde hace muchos años; si algo tiene más de cierta cantidad de azúcar, grasas saturadas o sodio, no aprueba las licencias de sus personajes para promocionar ese alimento. "La ley nos abrirá los ojos con la cantidad de azúcar oculta que tienen un montón de productos que a primera vista creíamos que eran sanos", declara.

No obstante, esa toma de consciencia no ocurrirá de un día para el otro -aclara- si no que se requerirá algunos años. Algo similar a lo que ha ocurrido con la campaña en contra del tabaco, que al cabo de una década o más ha comenzado a mostrar en cifras lo positivo de haber incorporado rótulos en los paquetes de cigarrillos, ejemplifica el médico. "Modificar una actitud de una población lleva tiempo", sentencia.

La nueva legislación establece también que los productos que contengan edulcorantes o cafeína deberán informar que su consumo no se recomienda en menores. La ministra de Salud, Carla Vizzotti, ha celebrado en las redes sociales la entrada en vigencia del texto que, según ella, supone una herramienta vital para tomar decisiones informadas, prevenir enfermedades crónicas y mejorar la alimentación.

A su turno, el doctor Hector Sale, presidente del Colegio Médico de Tucumán, asevera que para su comunidad se trata de una ley muy importante y muy celebrada. "Apunta a la regulación de publicidad engañosa y revela cuáles son los alimentos ultraprocesados, responsables de la epidemia de obesidad", afirma. 

Hoy, si uno recorre hoy las góndolas de los supermercados tucumanos prácticamente no encuentra ningún rotulo. Ocurre que la mercadería que ya fue fabricada con los viejos envases y que se encuentra en los depósitos de las empresas proveedoras y en los centros de distribución se seguirá vendiendo. Sin embargo, se espera que esa situación no se prolongue demasiado. "Muchos padres favorecen la obesidad de sus hijos porque no saben qué es lo que compran", prosigue Sale.

Durante la etapa más dura del debate parlamentario, las posturas encontradas fueron noticia una y otra vez. El tucumano José Cano planteó en una ocasión que el proyecto impulsado por el kirchnerismo “demoniza” el azúcar, principal economía de Tucumán y de la región NOA. "El exceso no es bueno. Pero no hay que privilegiar a productos que tengan cero azúcar sobre aquellos que contengan este ingrediente. El azúcar también es fuente de energía", había declarado.

Con esta norma, la Argentina se suma a más de 30 países que desde 2016 adoptaron leyes similares, entre ellos, Chile -pionero en la región- y Uruguay. Ahora aquí también las legumbres y los pescados enlatados tendrán sello negro por su alto contenido de sodio. Ciertos yogures van a ser identificados como productos poco saludables por contener azúcar. Los quesos serán otros que estarán rotulados, porque su composición conlleva grasa. Sin embargo, la norma deja por fuera a todos aquellos productos no envasados, como una docena de medialunas de la panadería. Por ello, Cordero plantea, finalmente, que esta ley es una herramienta más, pero debe estar acompañada de otras políticas que promuevan una alimentación saludable. 


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