“La droga fue el infierno, la cárcel me ayudó a dejar todo atrás”

“La droga fue el infierno, la cárcel me ayudó a dejar todo atrás”

La joven absuelta contó en una entrevista con LA GACETA cómo fue su vida en estos últimos cuatro años y cuáles son sus proyectos.

OTRA IMAGEN. Teresita Raso en una de las primeras fotos en libertad.  OTRA IMAGEN. Teresita Raso en una de las primeras fotos en libertad.

“Lo único que pretendo es progresar en la vida. Desde hace cuatro años vengo haciendo lo imposible para concretar el mayor de mis anhelos: tener un hogar propio”, señaló Teresita Raso en una entrevista con LA GACETA después de haber recuperado la libertad.

Después de mucho tiempo “Tere” volvió a sentir lo que es el calor de un hogar. Primero perdió a sus padres cuando era una adolescente. Cayó en las redes de la droga que le hicieron perder lo poco que tenía. Cuando ya vivía en situación de calle, la joven conoció a Cristian “Pony” Danún, que era uno de los transas más conocidos de Monteros en esos tiempos. Aceptó ser una de sus parejas porque le dio un techo, comida, ropa y, por supuesto, dosis para consumir.

- ¿Cómo hizo para salir de todo eso?

- Cuando me detuvieron me di cuenta de cuán bajo había caído, pero decidí levantarme. Comencé a pelearla. Primero dejé de consumir, después trabajé en el penal para hacerme unos pesos y por último estudié. Terminé mis estudios secundarios en la cárcel y conseguí que me dieran permiso para hacer un curso de ornamentación de fiestas. Ahora quiero terminarlo para ganarme la vida con ese trabajo.

- ¿Qué tipo de apoyo recibió para rehabilitarse?

- Lo hice por voluntad propia y con el apoyo de mi defensora, Raquel Ferreira Asís, que siempre me indicó el camino que debía seguir. También tuve contención de la psicóloga que me atendía una vez al mes, de las chicas de la cárcel y de las guardiacárceles que me alentaban a seguir.

- ¿El Estado y las organizaciones que asisten a las víctimas de violencia de género colaboraron?

- No. Las que me apoyaron fueron las personas que mencioné. Y cuando era adicta, no tenía dónde acudir para que me ayudaran. No sólo para hacer un tratamiento por las adicciones, sino para salir de la calle.

- ¿La cárcel fue un infierno?

- La droga fue el infierno, la cárcel me ayudó a dejar todo atrás. Por la droga conocí a ese hombre que me c... la vida para siempre. Allí me di cuenta de lo mal que había estado todos esos años. Siempre intenté seguir con la frente en alto.

- ¿Cuentan que fue un ejemplo para las otras detenidas?

- No sé si es para tanto. Sí puedo decir que ayudé a muchas compañeras a salir de momentos espantosos como los que viví. No puedo negar que al ver mis avances y ahora, que estoy en libertad, ellas saben que con esfuerzo pueden cambiar su destino.

- ¿Qué significó el apoyo de la familia de Giselle?

- Muchísimo. Ellos entendieron que las dos fuimos víctimas de ese hombre. Pero también los hubiera comprendido si estaban dolidos conmigo por lo que le pasó a su hija.

- ¿Qué fue lo primero que hizo al recuperar la libertad?

- Compartir con las personas que estuvieron a mi lado todo este tiempo. Cuatro años en la cárcel fueron muchos. Hay que adaptarse a la nueva vida, y en esa estoy. Pero puedo decir que este es el proceso de adaptación más bello que tuve en toda mi existencia.

- ¿Volvería a Monteros?

- Ya estoy instalada en mi querida ciudad.

- ¿Pudo caminar por sus calles?

- Desde el sábado, día en el que me instalé, tuve la oportunidad de salir una sola vez. Caminé, pero volví rápido porque noté cómo la gente me observaba sorprendida. Me sentí incómoda.

- ¿Cuál es su sueño?

- Disfrutar de cada momento que me perdí en todo este tiempo y seguir progresando para poder formar mi hogar.

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