Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale, más de 30 años de hermandad musical

Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale, más de 30 años de hermandad musical

Llegan dispuestos a compartir su música en el Mercedes Sosa junto a sus hijos, Julián Bagietto en batería y Jano Vitale en bajo.

“Somos amigos, la pasamos superbien y nos elegimos. Nos gusta tocar juntos; no habría razón para no elegirnos. No nos peleamos nunca”. Es envidiable la manera en que Lito Vitale describe su relación con Juan Carlos Baglietto. Cada vez que suben al escenario revelan su absoluta comunión musical de voz y piano que hoy, a las 21, en el teatro Mercedes Sosa (San Martín 479) se comprobará una vez más.

- Hay un estilo Baglietto-Vitale mas allá de que hagan tango, trova o folclore. ¿Cómo los reciben los distintos públicos, por ejemplo en Cosquín?

- La verdad es que en nuestra historia nunca hicimos algo en música para que nos quieran. Hacemos los que nos parece que nos sale bien, lo que disfrutamos, y nunca tuvimos la necesidad de especular para gustarles a más o a menos personas. Siempre lo que hacemos va por otro carril. Claro que en cada escenario armamos una lista de temas que consideramos que funcionan bien para el entorno, por ejemplo de Cosquín, pero no más que eso.

- ¿Y por el lado del tango, donde tienen más raíz?

- Más o menos. A los tangos los tocamos los dos solos y ya suenan. En cambio los temas folclóricos dependemos más de la banda que llevemos, de un armado orquestal más grande que requiere el repertorio folclórico, en especial por la parte rítmica.

- ¿Hay algún género que les atraiga más o pasa todo por un filtro?

- No. Ahora estamos por hacer una temporada en un local de tangos en Buenos Aires. Para eso estamos preparando algunos tangos de los viejos, pero con versiones nuevas para nosotros. Pero esto no significa que nos guste más el tango que otras músicas. La verdad es que no tenemos ninguna preferencia. Creemos que lo que hacemos está basado en el tango, el folclore y la música rosarina. También pensamos hacer algo más rockero argentino hacia fin de año, más por una especie de deuda que tenemos con nosotros mismos, porque hicimos varias veces el plan y no lo hemos concretado todavía.

- ¿Qué dirías que ha cambiado en la estética de sus músicas de 31 años a esta parte?

- Creo que cuando se tiene un estilo trazado los cambios son muy sutiles. No necesitamos artísticamente hacer esos volantazos que hacen algunos músicos, al punto que no llegan a reconocerse. En el caso nuestro tenemos una línea interpretativa, un sonido que se viene armando hace mucho tiempo, que está presente en los conciertos y que es lo que le aportamos a cada una de las versiones de los temas que elegimos para tocar, pero no sé si hubo un cambio. Ojalá que haya habido un crecimiento, si bien no somos nosotros quienes lo podemos decir.

- Evidentemente el público los elige por su coherencia musical. ¿Cómo sienten esa relación?

- Es buenísima. Tenemos un público fiel. En algunos casos va más gente, en otros recitales, no tanto. No somos artistas que tengamos la particularidad de generar grandes éxitos porque nuestro perfil musical no va por ese lado, pero no nos podemos quejar porque mucha gente nos sigue donde actuemos y disfruta de lo que hacemos hace mucho tiempo. Con eso somos más que felices; nos sentimos muy agraciados.

- ¿Cómo han elegido el repertorio para el show de esta noche?

- Apelamos a nuestra sensibilidad. Pensamos qué es lo que más queremos comunicar en el concierto y que dé referencias de estos 31 años que tocamos juntos. Hay temas de todos los discos que grabamos juntos conviviendo en el show. Obviamente que muchos quedan afuera, pero creemos que está representado lo latinoamericano, lo folclórico, lo rosarino, lo tanguero y lo instrumental. Todas las bases de la música que hacemos forman parte de este concierto.

- ¿Alguna pista?

- No vamos a hacer todos los temas que por ahí la gente piensa que vamos a tocar porque alguno que otro son no tan referenciales, obvio que no pueden faltar “El témpano” ni “Naranjo en flor”, pero el espectáculo no se basa en los temas más populares. Hay algunos que sí y otros que son “lado B” de nuestro catálogo, que no queríamos dejar de tocar.

- ¿Cómo se arma la banda?

- La banda se arma con nuestros hijos, Julián Baglietto en batería y Jano Vitale en el bajo; somos un cuarteto.

- ¿Cómo es esto de tocar con los hijos? Debe ser que son buenos músicos.

- Por ambas cosas los elegimos, porque son nuestros hijos y porque tocan muy bien. Disfrutar de las giras con ellos es hermoso. Si no nos lleváramos bien no estaríamos tocando juntos. Somos de la vieja usanza. No es un laburo, donde te llevás mal con un compañero y seguís laburando. Esto es una actividad que está basada en la pasión, en disfrutar y en poder darle rienda suelta a la parte creativa, así que si tenés alguien con quien no vibrás bien eso no se produce y no tiene sentido la presentación.

- En pandemia estuviste muy presente a la medianoche en la TV Pública, explorando música de todo tipo con artistas impensados. ¿Cómo es volver a la presencialidad?

- Son dos cosas diferentes. En pandemia tuve la suerte de poder armar un recorrido en base a videítos grabados -cada artista en su casa- y compartirlos para la TV Pública. Ahora aquel micro se convirtió en “Anfitrión”, un programa que va los martes, miércoles y jueves a las 23.30. Allí, además de tocar, converso con los amigos músicos y la paso muy bien. Hace menos de un mes estamos en el aire, así que los que no vieron pueden verlos en mis redes sociales (todas son Lito Vitale Oficial). Todo esto nada tiene que ver con tocar en vivo, que es irreemplazable. Ni por streaming vivo ni por nada. Es totalmente distinto, y nosotros como músicos nos sentimos completamente felices de tocar en vivo. Es una conexión con el público imposible de comparar con nada.

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