Transpiración excesiva: si te pasa, existen varias soluciones

Transpiración excesiva: si te pasa, existen varias soluciones

MÁS DATOS. Aún los profesionales médicos no saben por qué, pero la hiperhidrosis no ocurre de noche. MÁS DATOS. Aún los profesionales médicos no saben por qué, pero la hiperhidrosis no ocurre de noche.
16 Mayo 2022

Con la humedad y los cambios de temperatura constantes, el sudor y el clima tucumano suelen ir emparejados. No obstante, hay una línea que separa la reacción típica de nuestro organismo de la patología.

Si sentís que tu transpiración va más allá del simple “calor” por hacer ejercicio, usar ropa pesada o pasear debajo del sol quizás tengas hiperhidrosis.

“Esta patología consiste en una sudoración anómala y excesiva en todo el cuerpo o en una zona específica como las manos, las axilas, la cara o la planta de los pies”, explica el doctor Rafael García, especialista en endoscopía respiratoria.

El trastorno se divide en dos tipos según su origen. Cuando ocurre de forma generalizada es llamado hiperhidrosis secundaria y puede desencadenarse por la menopausia o alguna enfermedad preexistente. Por ejemplo, diabetes, hipertensión arterial, cáncer e infecciones.

Su contraparte es la hiperhidrosis primaria focal, la cual se caracteriza por no tener una causa precisa y afectar solo determinadas áreas. En tales casos, se cree que la enfermedad alude a factores hereditarios.

“El cerebro, en conexión con el nervio simpático, es el encargado de regular la transpiración; algo sumamente necesario para controlar nuestra temperatura. Al hacer un esfuerzo físico, este le envía información a las glándulas del cuerpo para frenar la producción de sudor”, detalla.

Al desarrollarse mal las conexiones (pasa mientras estamos dentro de la panza) el botón de stop nunca aparece y la estimulación resulta permanente.

Consecuencias

Tener hiperhidrosis se parece a vivir constantemente “recién salidos de la ducha” dado las líneas de agua que escurren y el brillo de la piel. En muchos casos, llegan a formarse gotas y cualquier remera queda manchada a los pocos minutos.

“Los pacientes suelen llevar ropa extra para cambiarse a lo largo del día y usan siempre indumentaria oscura o musculosas para minimizar las marcas”, acota el cirujano torácico.

También hay acciones diarias (sostener objetos, escribir o trabajar) que se vuelven más difíciles de realizar.

Va una aclaración: aunque sudemos el doble, no hay mal olor porque acá entran en juego glándulas diferentes. “Lo que sí ocurre es que la piel se macere, fisure y derive en procesos infecciosos por la humedad constante”, aclara.

Factor emocional

La transpiración suele asociarse a la falta de higiene y autocuidado. Por esa razón, los pacientes cargan con un estigma y sufren de marginalización.

“La situación lleva a una baja autoestima, vergüenza, ansiedad y hasta cuadros depresivos por la lucha constante contra el espejo. En lo vincular, la inseguridad aumenta al intimar con la pareja o mantener el contactos físicos con amigos y familiares”, aporta la psicóloga Lucrecia Capra.

Tratamientos

Existen varias alternativas para recuperar nuestro bienestar. En general, la primera consulta suele hacerse a un dermatólogo.

“Para la hiperhidrosis vienen antitranspirantes, cremas o lociones hechas con cloruro de aluminio. Al usarlas la transpiración disminuye, pero debemos aplicar el producto varias veces durante la jornada y resulta ineficiente para las manos”, detalla la dermatóloga Mónica Martin.

En pieles sensibles el problema pasa por una posible irritación o alergia. “Otra opción son los fármacos. Hay varios que inhiben las secreciones; sin embargo, poseen una tasa alta de efectos colaterales”, acota.

Además aparece el empleo de toxina botulínica. “Este proceso se basa en inyectar botox en las axilas y dura de cuatro a seis meses. El punto negativo pasa por su costo; las ampollas son caras y las obras sociales rechazan la cobertura al considerarlo algo estético”, comenta García.

Del lado quirúrgico, la solución permanente es una simpatectomía torácica bilateral. “La cirugía consta de dos incisiones -de un centímetro- en cada lado del cuerpo; una en la axila y la otra retromamaria/retropectoral. Por ellas pasamos una cámara de video muy pequeña y una pinza igual de fina. Al localizar el nervio se corta un centímetro de él y listo”, esclarece García.

La operación requiere de anestesia general y, al ser mínimamente invasiva, conlleva apenas un día de hospitalización.

Solo hay una contemplación extra. “Al anular la transpiración en un área, la termorregulación encontrará un camino secundario y sudaremos en la espalda baja, glúteos y/o muslos. Esto se llama hiperhidrosis refleja y en la mayoría es leve o moderada, parecido a lo que experimentamos un día caluroso”, indica el doctor.

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