21 Febrero 2022
En todos los lugares del mundo, el carnaval es sinónimo de alegría, diversión, mucha fiesta y, por supuesto, muchas personas.
En contexto de pandemia, entonces, ¿es hora de arrojar los barbijos y quedarse con los antifaces?
Desde el 2020, los principales carnavales del mundo vienen siendo suspendidos. Lo que el público no conoce es que para varios países este festejo es una importante fuente de ingresos. Es por eso que después de dos años de no celebrarlo, este 2022 decidieron volver adaptándolo a los protocolos sanitarios.
El carnaval más popular, el de Río de Janeiro, convocó en su última edición -en 2019-, a 7 millones de personas y generó 1.000 millones de dólares, según las autoridades cariocas. Por eso, este año se decidió cancelar el carnaval callejero y aplazar para abril el desfile de las escuelas de Samba, uno que se televisa a todo el mundo.
Otro carnaval que se postergó para marzo es el de Barranquilla, en Colombia. Estos festejos reúnen cada año a 2,5 millones de personas y generan más de 76 millones de dólares.
Por otro lado, los organizadores del carnaval de Oruro en Bolivia, ya confirmaron que se va a celebrar el 26 y 27 de febrero bajo estrictas medidas sanitarias. En 2020, al carnaval de Oruro asistieron alrededor de 250 mil personas, casi la mitad de los que habían ido en 2018.
En nuestro país, el carnaval de Gualeguaychú genera más de 1.500 puestos de trabajo, y es el principal motor turístico de la ciudad, que en verano recibe a más de medio millón de personas. Hace dos años que el carnaval no se festeja, pero este 2022 vuelve bajo protocolos para celebrar los 25 años de su corsódromo.
También regresa el carnaval a Montevideo, en Uruguay. La murga es una expresión cultural que tomará la forma, como de costumbre, de un gran show de teatro al aire libre.
En Europa, el carnaval de Venecia, en Italia, ya está recibiendo gente. Es uno de los más elegantes por sus máscaras, antifaces y disfraces del siglo XVII. Antes de la pandemia, convocaba a más de 560 mil turistas y generaba 70 millones de euros.
Como otras fiestas populares, los carnavales están adaptando los protocolos de la nueva era. Al parecer, antifaces y barbijos van a seguir conviviendo por un buen tiempo. (Télam)
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