Todo el desastre y la destrucción expuestos en una tapa

Todo el desastre y la destrucción expuestos en una tapa

La crecida de los ríos en el sur provincial dejaron incomunicada la provincia en 1931. Antes y después.

La tapa del 8 de enero de 1931 es un fiel compendio de los destrozos causados por la feroz tormenta del día previo a la llegadas de los Reyes Magos; y que durante las jornadas siguiente mantuvo a Tucumán en alerta. El sur estaba incomunicado por la caída de los puentes (carretero y ferroviario) sobre el río Gastona, reflejado fielmente con la foto aérea lograda desde el flamante avión Ryan adquirido por el Aero Club unos días antes. En la nota titulada “LA GACETA voló ayer sobre ella”, en referencia al gran título superior “Sobre la campaña inundada”, la crónica reconocía, para la cobertura de catástrofes, la importancia del avión como herramienta de apoyo para el fotógrafo. En la nota editorial titulada “Hay una indescriptible sensación de desastre” también se hacía hincapié en la inquietud que el pueblo tenía ante la magnitud de los destrozos. Varios equipos periodísticos recorrieron la provincia, tanto por tierra como por aire, para llevar toda la información a los hogares tucumanos.

Tormenta de Reyes

El día previo a la llegada de los Reyes Magos, el 5 de enero de 1931, una tormenta afectó a todo el sur de Tucumán. LA GACETA del 6 titulaba “El sud de la provincia está inundado”. El texto indicaba que “la creciente de los ríos, especialmente en Monteros y Concepción, parecía ser grave; siendo menos considerable la experimetada por Arenillas -en Acheral- y Lules”.

Encendía las alertas “por la tragedia de El Molino, San José, Las Juntas… pues corre riesgo un importante núcleo de población, aunque los habitantes están prevenidos y auxiliados por las autoridades”.

Ya entonces el diario daba cuenta de que los efectos de la tormenta habían sido agravados por obras que afectaban el normal discurrir de las aguas.

En el caso de San José, El Molino y otras localidades cercanas, una acequia que llevaba agua a una firma estaba desbordada y derramaba su caudal sobre parte del camino, afectando a las viviendas.

El río también generó problemas en Iltico. La crónica señalaba que “desde las primeras horas de la mañana llovió en los cerros persistentemente y que en el sector anunciado se desencadenó una recia tormenta que hizo desbordar al camino y a los campos hasta las acequias de riego y los lechos muertos”.

Terminaron afectadas las estructuras de los puentes sobre el río Gastona, tanto el del ferrocarril como el carretero, aislando el sur de la provincia.

Poco después, el río Pueblo Viejo hizo estragos en la ladera norte y afectó uno de los pilares del puente del ferrocarril, dejándolo fuera de servicio. Según los especialistas, las obras de recuperación iban a demorar medio año. Pero entre tanto desastre ocurrió un milagro. “Apenas hacía una hora que el tren de pasajeros que debía salir de Concepción arrancó de Arcadia, pasando por el puente sobre el río Pueblo Viejo cuando éste se desplomaba interrumpiendo así toda comunicación ferroviaria entre Santa Rosa, Villa Quinteros, Río Seco y Arcadia con el resto de la provincia. La coincidencia fue celebrada entre el personal del tren y los pasajeros, pues la noticia del derrumbe se les hizo conocer en la estación Manantial, antes de llegar a destino”.

Por la noticia

La tremenda tormenta que incomunicó al sur provincial impedía que nuestros lectores pudieran recibir su diario. Por ello la agencia de Monteros envió centenares de ejemplares por medio de canillitas a caballo a las distintas localidades aisladas y los pobladores de Santa Rosa, Río Seco, Villa Quinteros, Arcadia y demás lugares afectados pudieron acceder a toda nuestra información cerca del mediodía, cuando normalmente lo hacían a primera hora de la mañana. A Concepción llegaba, en esas jornadas, en horas de la tarde debido al rodeo que daba el tren.

Durante esos días se vieron afectados todos los convoyes que unían la capital con el sur provincial por la linea del Noroeste. Uno de ellos, el N° 32, quedó detenido a metros del puente, minutos antes de su derrumbe. Hasta el río Lules afectó el puente carretero, por lo que los servicios de ómnibus hasta Lules y Famaillá quedaron interrumpidos. El arroyo Barrientos también se hizo notar y derribó un puente. La capital tampoco podía quedar ajena y varios barrios periféricos quedaron bajo el agua. Las líneas telefónicas estuvieron cortadas durante días.

El servicio de trenes funcionó en algunos casos con trasbordos en los puentes afectados; o por medio de la línea del Central Córdoba hasta La Madrid y desde allí por la línea Noroeste -seguía cortada en su ruta hasta la capital tucumana- para volver a Concepción por Río Chico. Se trató de un viaje un poco más largo que el tradicional, hasta que se recuperaron los puentes unos meses después.

Antes y después

El pasado siete de febrero publicamos la nota “Las tormentas de verano y sus históricos efectos” donde contábamos los inconvenientes generados por tormentas posteriores a 1931 y que las zonas afectadas siguen siendo las mismas que en la actualidad. Sin embargo las complicaciones también se generaban previamente. En la edición del 3 de febrero de 1887 del diario El Orden puede leerse un artículo con el título “Puente río Gastona” que dice: “el puente de Gastona del ferrocarril Central Norte ha sufrido las consecuencias de las crecientes y de la negligencia de la Administración. Dos pilares están inutilizados, interrumpiendo la marcha de los trenes. El Mixto que debía haber llegado anteayer quedó detenido en la estación Monteagudo, así como el directo que debía llegar ayer a las ocho de la mañana. De la estación Tucumán salió un tren a las cinco de ayer para ir a traer la correspondencia, pasajeros y encomiendas habiéndose hecho el trasbordo en el citado puente lo que continuará efectuándose mientras no se venza esta gran dificultad”. La situación se mantuvo complicada por varias semanas hasta que se hicieron las obras de reacondicionamiento de los pilares afectados y el puente fue reabierto al tránsito.

El vespertino también tuvo palabras de preocupación por otros puentes del sur al expresar que “lo que sucedió en el puente del Gastona no está distante de suceder en el provisorio sobre el cauce del Graneros y algunos de los otros de hierro que se encuentran en el mismo pésimo estado”.

Además en la tapa del primero de enero de 1887 el diario mostró precaución ante las intensas lluvias entre el último día de enero y que continuaba aquel mismo día. “Si continuamos así en este mes, ya podemos construir botes y lanchas” y agregaba que “todos los ríos del sud están sumamente crecidos y según la opinión de los expertos que tiene motivo de conocerles, los puentes ferroviarios no han de resistir quince días más las crecientes. Este asunto es grave y al mismo tiempo muy peligroso para los viajeros”. Como vemos el vaticino se cumplió apenas una día después, al verse afectado el del río Gastona que cortó la marcha de los convoyes.

La crecida de los ríos en el sur provincial dejaron incomunicada la provincia en 1931. Antes y después

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