Cartas de lectores II: Pichín Abregú: amigo y hermano

Cartas de lectores II: Pichín Abregú: amigo y hermano

09 Febrero 2022

El cultivo de los valores trascendentales, el valor de lo humano, una sincera y habitual apertura del corazón de las acciones frente a la vida, requieren un elemento esencial que no es un simple sentimiento. Esto invita a comprender que la amistad nace del amor, de entender que el amigo es, de alguna manera, el custodio en todas las circunstancias: de ser y hacer lo que se lleva adentro. De concebir que esa condición debe ser permanente, esto sobresalía en mi amigo y hermano Pichín Abregú. La solidaridad de tus actitudes, tus enseñanzas expresadas en pocas palabras, nunca dejaron de reflejar al maestro que jamás dejaste de ser: un canto de amor expresado en tus poemas y en tu música. La férrea defensa de tus dichos que a más de uno podrían molestar, lo expresabas en las pícaras y sanas bromas del River que llevabas en un lugar de tu corazón. Esta realidad en nada opacaba tu inflexible amor por la familia, por tus hijos y nietos, ni por Guada que te robaba las mejores horas y que compartía el café en las mañanas en César. Esto en ningún modo fue impedimento para fortalecer una amistad de muchos años y sostener lo que nos gustó desde niños: sustentar la armónica defensa del folclore que solíamos escuchar, analizar y aprender en las calurosas siestas de la actual Boró, donde cuidando que pocos sepan, solíamos escuchar a Los Nombradores, Los Nocheros de Anta, Yupanqui y tantos otros. AMIGO, palabra que escribo con mayúscula, nunca olvidaré aquella Peña Tierra Querida que nos unía con Tripilla, Tito, Enrique, Mery, Hugo, Pepe y el Negrito Saifán, mucho menos los tiempos de la adolescencia que con Mario Aguirre, el Negro Nestasio y Coco Villagra, ya fallecido, le dimos identidad a Los de Simoca; de los viajes a otras Provincias y a Buenos Aires para grabar, de tus ausencias como docente en Santa Victoria, de donde con mucha responsabilidad y con la ayuda de Don Pedro Orozco, tu director, pudiste traer y unir a esta comunidad cuatro niños que hoy orgullosos te agradecen por siempre. Para finalizar parafraseo una canción que escribiste: “Quiero que cantes conmigo esta canción, la repitas muchas veces hasta aprenderla. Ella te hablará solo de amor, lo que está haciendo falta en esta tierra”. Gracias por la amistad de tantos años, hermano de la vida.

Augusto Fernández


Avenida Ricardo Balbín N° 8


Simoca

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