Wilhelm, el provocador II
23 Enero 2022

Wilhelm Reich fue uno de los primeros colaboradores de Sigmund Freud. De hecho, es descrito por este como su “discípulo más brillante”. Recíprocamente, Reich mostró gran entusiasmo por las teorías de Freud, en especial en lo relativo a la sexualidad. Sin embargo –como ocurrió con otros seguidores del padre del psicoanálisis-, no tardaron en aparecer diferencias entre dos personalidades tan fuertes. Y también se alejaron desde lo teórico, cuando Reich llevó el tema de la sexualidad y la psique al extremo, llegando a afirmar que “la salud mental de una persona se puede medir por su potencial orgásmico”.

Comparó el organismo humano con un protozoo, que extiende su protoplasma ante el placer y se contrae ante el dolor. Sostuvo que la personalidad funciona en ciclos de tensión/liberación en los que una correcta vida sexual es indispensable para esta última. Y aseguró que la enfermedad mental “es el resultado de una perturbación de nuestra capacidad natural para amar”.

El “orgón”

Reich acuñó el término “orgón” –de orgasmo y organismo– para denominar la energía “cósmica”, considerándola vital, ni más ni menos que la fuerza motora del reflejo del orgasmo. De color azul, medible y omnipresente. Afirmó que toda materia viva es creada por y produce esta energía, la cual está reprimida y disminuida en los organismos enfermos. De esta manera, en su visión, síntomas y rasgos de carácter neurótico son producto de una sexualidad bloqueada por nuestra sociedad represora: sólo la liberación de la energía sexual a través del orgasmo permitiría el rescate de la plena potencialidad y salud mental del individuo y de la sociedad. De ahí que el orgasmo se convierte en un criterio de salud mental.

En 1940 inició la construcción de sus famosos “acumuladores de orgón”, lo que acabaría con su carrera y con su vida, dada la campaña de prensa que se desató contra él.

¿En qué consistían estos acumuladores? Eran cajas de madera con un revestimiento interior de metal: la madera supuestamente tenía la capacidad de absorber la energía orgónica y el metal, de atraerla. Reich pretendía con su invento hacer fluir la energía en el cuerpo de sus pacientes. Elaboró un sistema de curación que consistía en el desbloqueo progresivo del cráneo, cuello, diafragma, vientre y cadera. Al parecer, la “orgonterapia” o “terapia bioenergética” fue ensayada en personas con cáncer y otras enfermedades, con algunos resultados exitosos.

Radiación mortal

En 1951, Reich anunció haber descubierto otro tipo de energía: la radiación orgónica mortal, acumulaciones que podían explicar la desertificación de los territorios. Estaba convencido de que la energía del orgón podía causar también cambios en el clima. Para ello diseñó el “cloudbuster” (“rompe-nubes”), una especie de cañón con largos tubos de aluminio montados en una plataforma móvil, conectadas a cables o mangueras metálicas que eran introducidas en agua.

Durante una sequía en 1953, dos granjeros de Maine ofrecieron pagarle si podía hacer llover para salvar su cosecha de arándanos. Luego de muchos experimentos, Reich usó el “cloudbuster” en la mañana del 5 de julio y, de acuerdo con el diario Bangor Daily News, esa noche llovió.

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