Cartas de lectores II: Gajes del oficio

Cartas de lectores II: Gajes del oficio

15 Enero 2022

Era marzo de 1976. Yo trabajaba en la Contaduría General de la Provincia cuando un policía me informa que el gobernador, Amado Juri, solicitaba mi presencia en su despacho. El primer mandatario se encontraba con el senador Posse Cuezzo quien me estrecha la mano y dice “usted es el hombre que buscamos”. El gobernador pidió mi colaboración por un problema detectado en el Ministerio de Salud Pública. Sorprendido, le pregunté por qué me había elegido, ya que no me conocía. “Nosotros conocemos todo y sabemos quién es quién”, dijo Posse Cuezzo. Solicité un día de plazo para interiorizarme de la situación. Proveedores del estado, en connivencia con algunos funcionarios, entregaban menos leche en polvo en la Maternidad, carne de mala calidad en los hospitales y en las cárceles, los presos se amotinaban por la comida; la fruta de estación nunca variaba, siempre era naranja criolla, pero se facturaba como damasco, pera, banana o manzana... y así, muchas otras cosas por el estilo. Para afrontar este problema necesitaría la colaboración de personas de mi absoluta confianza en distintas áreas. Como no me aseguraban este requisito decliné el cargo que me ofrecían. Pocos días después designaron a otra persona y, una semana más tarde, se produjo el golpe del 24 de marzo. Como si los militares hubieran sabido lo que estaba ocurriendo, todos los sospechados de participar en estas maniobras fueron a la cárcel. Mi pobre colega, que estrenaba el cargo, estuvo preso dos años en el penal de Villa Urquiza. También, por otros motivos, encarcelaron al gobernador y, para completar el cuadro, el ministro Juan Eduardo Tenreyro pasó a engrosar la lista de los desaparecidos. Hoy, 45 años después de aquellos hechos, todavía me pregunto qué habría sido de mí si aceptaba el nombramiento.

Luis Salvador Gallucci

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