Diversión y aprendizaje en las colonias de vacaciones

Diversión y aprendizaje en las colonias de vacaciones

Las escuelas de verano se vuelven la alternativa elegida por muchos padres para entretener a sus hijos durante la pausa escolar. Las actividades ejercitan en los chicos valores, autoestima y los preparan para la vida adulta.

EL MAYOR ATRACTIVO. Por las piscinas y la posibilidad de refrescarse, las colonias se llenan de chicos en el verano. la gaceta / fotos de inés quinteros orio EL MAYOR ATRACTIVO. Por las piscinas y la posibilidad de refrescarse, las colonias se llenan de chicos en el verano. la gaceta / fotos de inés quinteros orio

Terminan las clases y muchos niños “descansan” de sus estudios pasando horas frente a la computadora o acostados con el celu; pero hay otros que mantienen una rutina de actividades saludables fuera de casa. En la colonia. “Es una excelente oportunidad para practicar habilidades sociales, hacer amistades, compartir, respetar a los demás y trabajar en equipo”, resume a LA GACETA Natalia Gronda, psicóloga especialista en niños.

Colonia de vacaciones es igual a diversión asegurada para los pequeños. Este pequeño oasis en medio del verano lo tiene todo: alegría, actividad física, la posibilidad de refrescarse y mucho contacto entre niños. Y por eso es tan importante que todos puedan participar. “Las colonias buscan continuar el trabajo que se hizo en las escuelas y fortalecer lazos con compañeros nuevos; desarrollar el trabajo en equipo, el conocimiento, las destrezas y las habilidades”, dice Adolfo Steimberg, profesor de educación física y agrega: “es importante que en todo el año se mantengan activos, y lo bueno de las colonias es que están guiadas por profes de educación física, entonces los chicos siguen en constante movimiento, haciendo actividades beneficiosas para la salud”.

Un mundo de sensaciones

En la colonia de verano los chicos aprenden valores, fortalecen su autoestima y realizan ejercicios deportivos que despiertan en ellos un mundo de sensaciones. Y eso es muy positivo; no hay que olvidar que es en esta edad en la que ellos forman su carácter y su personalidad.

“Al niño que hace deportes lo vas a ver con otro ánimo, con otro humor. Se desenvuelve socialmente muy bien en su adolescencia y adultez; se vuelve muy asertivo, tiene buena comunicación y además crea una rutina y se siente motivado para hacerla. Y, cuando no lo está, la realiza igual por la disciplina que adquirió”, comenta Karen Rodríguez, también profesora de educación física y de natación en la escuela de verano del Complejo Ledesma.

Karen cuenta que lo más importante de las actividades de verano es que los niños socializan y se arman de herramientas para la vida en sociedad. “Hay muchos chicos que no salen de vacaciones, o lo hacen después, y al socializar con sus pares en la colonia o en la escuela de verano mantienen una disciplina determinada porque tienen un profe que les explica y les enseña; aprenden mediante juegos, con recreación y también con juegos dentro del agua”, añade.

“Los chicos conocen de trabajo, esfuerzo y sacrificio. Son horitas que el niño pasa trabajando constantemente, no es que vienen y solamente juegan. Y el compañerismo es lo más importante -dice Marco Alberti, director de la escuela de natación-; es para sacarlos del ocio, de los celulares y de la computadora. Cada vez es más complicado para los padres lograrlo, pero al menos por unas horas los chicos se desentienden de eso y hacen algo específico para el cuerpo”.

Un espacio para el tiempo libre

La psicóloga considera importante señalar que en las vacaciones los chicos también deben tener momentos de descanso. “Administrar el tiempo de ocio es un aprendizaje necesario y hay muchas familias que sostienen rutinas muy estrictas durante el año y muy cargadas de actividades -dice-; es importante relajar esa rutina e introducir el ‘tiempo libre’, que es el momento en que surge el juego, la creatividad, y se libera la imaginación”, explica, pero aclara: “es cierto que nuestras vacaciones escolares de verano son extensas y a algunas familias se les complica organizar este tiempo libre, cuidando que los niños no pasen el día entero frente al televisor, la tablet o el celular. Entonces llevarlos a una colonia de vacaciones es una muy buena opción”.

¿Y si no quiere ir?

También es cierto que por más divertida que sea la colonia, hay niños a los que no les agrada la idea. “Para evitar las resistencias es necesario el diálogo previo, anticiparles cómo es el lugar, qué es lo que van a hacer, etcétera. Sobre todo con los niños y niñas más pequeños se puede ofrecer un período de adaptación que dependerá de cada uno; en este caso es recomendable que los grupos sean reducidos. Igualmente una vez que hayan comenzado, es importante escucharlos, recoger sus impresiones y sentimientos, y no desoír si manifiestan algún malestar”, dice Gronda.

Ante cualquier situación problemática, la experta recomienda averiguar qué está pasando, conversar con un referente del lugar y pedir autorización para acompañarlos durante una jornada. “No hay que forzarlos a permanecer en un lugar dónde no se sienten seguros”, advierte. El paso previo, el de la elección del lugar, es muy importante para evitar estas dificultades.

La pileta

No hay dudas de que en la escuela de verano todo gira en torno a la piscina: es el momento que todo niño espera. “Allí el niño aprende a desenvolverse en un medio distinto, y a los padres les brinda seguridad y tranquilidad saber que ellos saben flotar o nadar -dice Flor Díaz, guardavidas en el complejo Ledesma-; con la pandemia los chicos han estado prácticamente sin hacer actividades y no se relacionaron tanto con otros niños. Venir acá los hace trabajar con otros, los ayuda a sociabilizar y a tener confianza en sí mismos y en el otro; se trabajan mucho los valores, el respeto y la importancia de la conducta”.

La rescatista habla también del peligro de ahogamiento en la pileta. “No es algo que dependa de los chicos, ellos no dimensionan el peligro. La responsabilidad es de las personas a cargo. Aquí nunca hubo un accidente porque nosotros hacemos mucha prevención y vigilancia, que es lo más importante: que los chicos conozcan las reglas dentro de un natatorio sobre lo que hay que hacer y lo que no; que aprendan a no irse solos a la parte profunda, que no deben correr y que deben hacer caso a los guardavidas y profes”, enumera.

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