El caso de Barraza sigue siendo un misterio

El caso de Barraza sigue siendo un misterio

Murieron todos los que intervinieron en el acta de defunción anulada.

10 Enero 2022

La Justicia determinó que la tucumana Sandra Barraza está viva, pero nadie sabe por qué la dieron por muerta e incluso inscribieron su deceso en el Registro Civil. Esas razones siguen siendo un misterio y, al parecer, no habrá una explicación: no se sabe si el de esta mujer es un error único y aislado, o si se trata de una anomalía sistémica en una época con denuncias abundantes de sustracciones de bebés y de niños, y de sustituciones de identidad. Las posibilidades de acceder a la verdad son remotas entre otros motivos porque fallecieron todos los que intervinieron en el acta anulada.

Barraza nació el 30 de marzo de 1975 en la Maternidad de esta capital, según su partida de nacimiento. Otra acta indica que “falleció dos días después” de nacer en el mismo hospital estatal. En el Registro Civil consta que murió de una insuficiencia respiratoria y que ese hecho procede de la denuncia que rubricó Domingo Molina, empleado de la Maternidad, ante María Encarnación Cabrera de Rotger, jefa interina del Registro. El médico Carlos Alberto Curia certificó “la muerte”.

En el juicio llevado adelante en la Sala III de la Cámara en lo Contencioso Administrativo y que finalizó con la declaración de nulidad del acta de defunción, Barraza demandó a Cabrera de Rotger, a Molina y a Curia, además de al Registro Civil. Pero, al momento de la interposición de la demanda, los últimos dos ya estaban fallecidos. Molina, empleado de la Maternidad, había muerto en 1999 mientras que el médico Curia lo había hecho en 1994, según los informes de la Secretaría Electoral de la Justicia Federal. En cuanto a Cabrera de Rotger, esta empleada del Registro Civil y de la Capacidad de las Personas estaba jubilada y tenía 87 años al tiempo de contestar la demanda. En 2017, la abogada Carla María De Rosa notificó a la Sala III que Cabrera de Rotger también había fallecido.

Pero la entonces jefa interina del Registro Civil llegó a negar haber tenido conocimiento de que Barraza vivía al momento de la anotación de su defunción. Cabrera de Rotger expresó que ella se había limitado a inscribir los testimonios brindados por Molina y Curia, que no presentaban vicios, y que no había dado fe del fallecimiento de la mujer. La ex agente jubilada refirió que ella trabajaba en la sede del Registro ubicada en la calle 24 de Septiembre de esta ciudad y no en la Maternidad. Al igual que la Provincia, Cabrera de Rotger afirmó que, por el transcurso del plazo legal, había prescripto la posibilidad de Barraza de impugnar su partida de defunción, argumento que la Sala III juzgó inadmisible en virtud del derecho humano afectado y de que las nulidades absolutas son imprescriptibles.

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