23 Octubre 2021
El dengue fue erradicado de Argentina en la década de 1960, pero hace unos 15 años volvió para quedarse. Los brotes epidémicos más importantes fueron en 2015-2016 y en 2020-2021.
Desde entonces, se viene planteando la importancia de tener una vacuna para prevenir la enfermedad, más allá de las tareas de descacharrado que se presentan como la mejor herramienta para combatir el dengue.
En 2015 se había presentado una vacuna en el país. Se trata de una inmunización tetravalente (para cuatro serotipos de dengue) para la cual se utilizó una versión atenuada del virus de la fiebre amarilla. Las investigaciones habían demostrado una eficacia del 80% frente a la hospitalización por dengue.
Sin embargo, esta fórmula mostró algunas complicaciones. Un estudio en Filipinas con 800.000 niños encontró que las personas que antes no habían tenido dengue presentaron un mayor riesgo de padecer efectos adversos graves y en algunos casos, la muerte.
Por este motivo, la mayoría de los países que la usan recomienda la vacunación en personas de 9 a 65 años que ya hayan tenido contacto previo con el virus.
El dengue puede producir un cuadro grave si se contagia por segunda vez con otro serotipo. Al parecer, en las personas vacunadas la inmunización funciona como una primera infección. Entonces, cuando contraen el virus por segunda vez, en lugar de estar inmunes, desencadenan un cuadro grave.
La OMS no recomienda vacunar masivamente a la población de un país, sino que se considere su aplicación sólo en regiones donde, por ejemplo, más del 70 % del sector de la población al que se quiere inmunizar ya haya contraído dengue alguna vez.
Temas
Dengue
Lo más popular
