19 Septiembre 2021
El conflicto en la cúspide del poder confirmó mis advertencias al Presidente (“Crisis en el Gobierno III”, LA GACETA 16/09); tratando entenderlo, consulté la edición clara e imparcial de LA GACETA de fecha 17/09, concerniente a la misiva que la vicepresidenta de la Nación cursó al presidente Alberto Fernández, como réplica a los arbitrarios intentos desestabilizadores, atribuidos a un sector de la coalición gobernante. Contrariamente al propósito de los medios militantes, que buscan instalar una hipotética coacción de la vicepresidenta hacia la persona Presidente, responsabilizándolo por la derrota electoral del 12 de septiembre, LA GACETA, al publicar la carta, proporcionó un dato valioso, escondido en el punto 10 de la misma, que ayudó mediante un sencillo análisis matemático, a descubrir al principal factor de la discordia entre los dos poderes, dejando a la vista la presencia de un caballo de Troya en el gabinete del Yrigoyen peronista. Una de las causas de la derrota en la gran encuesta electoral fueron los reiterados desaciertos del gabinete nacional; obviamente estos errores fueron tan solo la antesala del verdadero detonante de la crisis, que estaba hábilmente camuflado en el presupuesto 2021, mediante la no ejecución presupuestaria de $ 1 billón, que habría atenuado la difícil situación económica en amplios sectores sociales fuertemente castigados por la crisis. Ante semejante traición, del o de los ejecutores de la maniobra, corresponde preguntar cuáles fueron los móviles que impulsaron tan despreciable manipulación. El autor, o los autores, buscaron reducir el déficit fiscal por imposición del FMI, ocultando la no ejecución presupuestaria, para poder acordar las condiciones del brutal endeudamiento y posibilitar al liberalismo un resultado, que no estaba en sus cálculos; los operadores de la estafa al pueblo no reflexionaron que no mata solamente el virus, también mata el hambre. Esta deslealtad quizás se tradujo en unos pocos beneficios profesionales y/o materiales al autor o a los autores del hecho, pero sumió en la pobreza más profunda a un amplio sector de la sociedad, que con justa razón reaccionó electoralmente, castigando en las urnas la incapacidad o un supuesto abandono del gobierno a sus votantes. Irónicamente el destino, a través de los números, demostró que Cristina no jaqueó al Presidente, lo hizo la derrota electoral, avalada por la traición de los funcionarios, en busca de algún reconocimiento internacional, por medio del FMI, o del liberalismo.
José Emilio Gómez
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