13 Junio 2021
HUELLAS EN LA HISTORIA. Güemes tomó parte de las sucesivas campañas al Alto Perú, fue padre de la Guerra Gaucha, gobernador de Salta y único general argentino caído en acción frente a tropas extranjeras.
Por Hernán Carbonel
Para LA GACETA - SALTO
Nacido en Salta en 1785 y muerto apenas 36 años después en Cañada de la Horqueta, hijo de un santanderino ilustrado que trabajaba para la Real Hacienda de la Corona y una jujeña de ascendencia española y portuguesa, educado en la Filosofía y la Ciencia, pero también con tempranos conocimientos de las tareas campesinas, Martín Miguel Juan de Mata Güemes Montero de Goyechea y la Corte -tal su nombre completo- dejó una huella imborrable en la Historia argentina.
Parte de las sucesivas campañas al Alto Perú, padre de la Guerra Gaucha, gobernador de Salta y único general argentino caído en acción frente a tropas extranjeras, fue protagonista durante la primera invasión inglesa de una escena digna de la mejor ficción cinematográfica: al advertir que un barco británico había encallado por la bajante del río, lo abordó y ganó al mando de una carga de caballería.
Su muerte -se sabe- se dio tras la traición de las clases altas salteñas, quienes lo acusaron de tirano e intentaron deponerlo. Herido de bala, se opuso a negociar con los realistas y falleció a la intemperie, en un catre improvisado por uno de los suyos.
Semejante figura bien merece los múltiples homenajes a lo largo del tiempo. En el año del bicentenario de su muerte, la literatura infantil y juvenil se ha sumado, también, a la conmemoración de este aniversario.
Las niñas de la revolución
Loqueleo ha incorporado sus títulos en homenaje a Güemes al proyecto #HacemosHistoria, compuesto por libros de ficción histórica alrededor de figuras fundantes de nuestra patria.
Pequeñas historias de mi país es una antología en la que participan reconocidas figuras como Oche Califa, Liliana Cinetto, Mario Méndez, Cecilia Pisos y -la ya fallecida- Elsa Bornemann, donde se cruzan géneros como el cuento, la poesía y el teatro (históricamente, va desde las Invasiones Inglesas hasta 1821). “La flor de la maleza”, de Ana María Shua, sitúa a una niña curiosa, inteligente y traviesa que sueña con convertirse en escritora, en la piel de Juana Manuela Gorriti y su visión sobre Martín Miguel de Güemes.
Lucía Laragione también toma a dos niñas como protagonistas para su novela No lo olvides, Suyay: una de ellas descubre escondido en el establo de su casa a un desertor del ejército realista que pretende unirse al bando de los revolucionarios del general norteño. A estos títulos se le suma la reedición de Historia de tres banderas, de Laura Ávila, en la que Flora, de doce años, trabaja como cocinera en una casa tucumana donde se hospedará el mismísimo Manuel Belgrano.
El hombre en la novela
Laura Ávila -una de las grandes voces de la narrativa histórica para jóvenes y niños- fue, justamente, la asesora de Nicolás Schuff para su novela Fuegos del norte (Norma).
Allí se recrea la vida de este personaje “criado en los valores de la igualdad y la libertad”, clave en sus “luchas junto a los gauchos en las guerras de la independencia” y defensor de pobres y desprotegidos con el poncho como todo uniforme.
Nicolás Schuff nació en 1973. Es autor de varios títulos infantiles y de versiones y adaptaciones de textos clásicos, mitos y leyendas. Algunos de ellos recibieron distinciones de Alija Ibby y Fundación Cuatrogatos, y fueron traducidos al inglés, al griego y al ruso. Trabajó como librero y corrector, coordina talleres de escritura para chicos y lleva adelante el podcast El pájaro fantasma.
Cuenta Schuff en exclusiva para LA GACETA: “Cuando me puse a buscar bibliografía para Fuegos del Norte noté que no había mucho material sobre Güemes. La ‘historia oficial’ lo apartó del panteón de los próceres y personalidades destacadas de nuestro país, porque fue una figura controvertida, subversiva, difícil de encasillar. Su ‘rescate’ es bastante reciente. Yo mismo sabía bastante poco de él. Me sorprendió mucho darme cuenta de que los conflictos con los que Güemes se debatió siguen tan vigentes como entonces. Creo que, si algún sentido tiene acercar la historia a la escuela de esta manera, a través de la literatura, ese podría ser el más importante: que los chicos y chicas comprendan que los conflictos que atraviesan nuestro país tienen muchos años, y que todos somos actores de nuestra historia y de nuestro presente”.
© LA GACETA
Hernán Carbonel - Periodista, escritor y bibliotecario.
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