EL ELENCO ORIGINAL. “El rumor de las palomas” aborda una relación de pareja, con sus distintas instancias.
El Teatro Nacional Cervantes impulsa el programa Escena Visual Accesible a través de su página de internet, en la cual presenta distintas obras con lenguaje de señas para sumar al público hipoacúsico o sordo. Hoy, a las 20, se estrenará en este formato “El rumor de las palomas”, el texto escrito por el tucumano Mario Costello que fue seleccionado el año pasado en el concurso Nuestro Teatro. Estará disponible en forma gratuita en el canal de YouTube Cervantes Online.
La puesta original fue dirigida por Lorena Romanin, con las actuaciones de Vanesa González y Juan Tupac Soler (sigue estando accesible en el mimso sitio de YouTube del Cervantes). La versión en Lengua de Señas Argentina tiene la dirección de Gabriela Bianco, con las actrices señantes Daniela Fortunato y Natalia Tesone.
Este título se suma a otros cuatro que ya están subidos a las redes sociales del Cervantes: “El presente de Eduardo”, escrita por Juan Felipe Villanueva; “El derecho de las cosas”, de Guillermo Arengo; “Camarín 19”, texto elaborado por Vera Czemerinski y “Esto no es una emergencia”, de la dramaturga Nancy Lago.
En la descripción del proyecto, se destaca que “el trabajo consiste en que los actores y las actrices señantes no solo comuniquen con lengua de señas sino que además interpreten a los personajes que se presentan en la obra”. “Este es el rasgo diferenciador de la propuesta porque, además de ser una modalidad que amplía el campo de derecho a la accesibilidad de las personas sordas usuarias de la LSA, se presenta como laboratorio de investigación en las formas visuales de la producción escénica”, se agrega. Las puestas también tienen subtítulos en español, para potenciar el objetivo buscado en el programa, que también contempla a las personas con dificultades visuales.
Las coordinadoras de la iniciativa son Sonia Jaroslavsky y Brenda Lucía Carlini. Ambas y la directora Bianco, además, integran el equipo docente que dictarán el seminario por la plataforma Zoom “Accesibilidad y artes escénicas”, con más información e inscripción abierta hasta el lunes en el link https://bit.ly/2RPFh71. El taller será de cuatro clases sincrónicas de dos horas cada una, y comenzará el viernes 18.
Un plus inesperado
El texto de Costello fue uno de las 10 obras ganadoras del año pasado seleccionadas para desarrollar en concepto inclusivo. El escritor no fue parte de este proceso, pero en dialogo con LA GACETA lo consideró un “plus realmente al premio de 2020, algo que no me esperaba, una enorme sorpresa”. El estreno se da en momentos en que el dramaturgo dicta talleres virtuales de escritura creativa para que las ideas lleguen al papel o al escenario (para más información, escribir a mariocostello33@gmail.com).
- ¿Qué te parece la idea del Cervantes?
- No quiero sonar obsecuente con la actividad ni con la tarea llevada a cabo por el teatro ni con sus autoridades, pero realmente creo que es brillante. Cuando escribí el texto y lo mandé, no imaginaba lo que se podía generar. A veces el acto solitario de generar un texto no alcanza para dimensionar los caminos que podría tomar el mismo. Y este hecho supera cualquier posible especulación que uno podría tener con respecto a su trabajo. Se abre. Y está bueno que así suceda.
- ¿Ya viste esta propuesta?
- Aún no vi esta versión. Y tengo unas expectativas enormes. Me hace repensar muchísimo mi relación con el arte y con la vida misma. En los diversos talleres de escritura y dramaturgia que brindé, había trabajado con personas ciegas, con algunas dificultades motrices y hasta con trastornos de desarrollo neurobiológico. Uno a veces da por “sentadas” algunas cosas y esa forma de asumir las circunstancias personales nos hace perdernos de detalles y sutilezas.
- ¿Te motiva un cambio de eje interpretativo de la realidad?
- A veces asumimos que la realidad es lo que sucede en nuestras respectivas subjetividades y no es así. Hay tantas posibilidades de construir mundo como personas hay en él. Recuerdo, por ejemplo, el miedo que sentí cuando arribó por primera vez a mi taller un adolescente ciego. No me sentía capacitado, no sabía qué iba a suceder. Pero te aseguro que la presencia de esa muchacho iluminó mi vida y la de todos los que estábamos ejercitándonos en la escritura. Ante nuestra sorpresa, sacó su máquina braile y se puso a escribir los ejercicios y las tareas en ella. El sonido afiebrado de la creación constante que emitía derribó los prejuicios del grupo. Y el mío propio. No hay límite, no hay diferencia, cuando el deseo de crear es más grande que cualquier circunstancia que nos manifieste la vida.








