Mi hijo fuma marihuana, ¿qué hago?

Mi hijo fuma marihuana, ¿qué hago?

Los especialistas remarcan la importancia de hacer una consulta con un profesional para encontrar las causas del consumo que, con el tiempo, puede volverse problemático o una adicción.

Mi hijo fuma marihuana, ¿qué hago?

Me enteré de que mi hijo de 16 años fumaba marihuana de casualidad. Se me derrumbó el mundo. Pensás que hiciste mal las cosas como padres, que tienen problemas en la casa que no estás pudiendo ver. Lo charlamos con un psicólogo y se me aclaró el panorama, entendiendo que no necesariamente tiene que ver con un problema, sino que se trata de un consumo que está casi generalizado entre los chicos y que cada vez está más legitimado”.

El testimonio de Emilse Quiroga, mamá de ahora tres adolescentes, es representativo de lo que suelen vivir los padres cuando se enteran de que sus hijos consumen marihuana, una droga que con el tiempo ha adquirido una creciente aceptación social. Frente a esa noticia, suelen quedar dos caminos por tomar: la normalización y minimización del problema, o comenzar a tratarlo.

Ramiro Hernández, titular del Programa Universitario para el Estudio de las Adicciones (PUNA), advierte que bajo ningún punto de vista es positivo normalizar la situación. “Muchas veces pasa que los padres dicen ‘bueno, probó una vez, no pasa nada’. Si fuera así, no pasa nada, pero lo más probable es que los chicos continúen con el consumo hasta volverse un consumo problemático o, en menor medida, una adicción”.

Según el experto, si un niño o adolescente se engancha con esta o cualquier otra droga, en la gran mayoría de los casos, es porque hay algún problema de fondo, aunque no sea evidente. “En general, la droga tapa un síntoma. Puede estar viviendo una adolescencia problemática, o no estar conforme con él mismo, con su familia, puede estar pasando algo en el colegio... Por eso es importante charlarlo, hace la consulta con un profesional. No hay que dramatizar, pero tampoco normalizar”, define.

Hernández explica que cuanto más jóvenes comienzan a consumir los chicos, mayores son los riesgos de tener complicaciones en la salud. “El cerebro está en una etapa de desarrollo y estas sustancias afectan su evolución normal. El problema particular de la marihuana es que genera una tolerancia muy rápida, es decir que prontamente se incrementa la dosis, es difícil tener una dosis controlada”, señala.

Los síntomas que pueden aparecer con el consumo prolongado de marihuana, advierte el experto, son similares a los del déficit de atención: poca concentración, desinterés en la escuela, desinterés por algunos vínculos, como los familiares, entre otros.

“Pero el gran problema -continúa Hernández- es que se trata de una puerta de entrada a otras drogas. Esto no es exclusivo de la marihuana, sino de todas las sustancias que desinhiben, porque los llevan a hacer cosas que de otro modo no harían.

Depresión y otros riesgos

Otro de los grandes riesgos del consumo de marihuana es que puede profundizar un cuadro depresivo, según advierte Hernández. “También es posible que se convierta en un disparador de algunas patologías previa que quizás nunca se despertarían, como las patologías psicóticas. Muchas veces la gente piensa que se fuma un porro porque está bajoneado, para relajar, desestresar, pero lo cierto es que puede empeorar un cuadro depresivo.

Hernández señaló que hay que advertir entre el uso recreativo, el problemático y la adicción. “En pocas ocasiones se llega a una adicción, como sucede con todas las sustancias. Se estima que un 5% de la población es adicta. No es poco, pero tampoco es la mayoría de los casos, como suele confundirse. La mayoría, en cambio, está en la franja de consumos problemáticos, lo que implica que puede experimentar complicaciones en distintos espacios de su vida, debido al consumo”, detalló.

Esos problemas, señala Hernández, van desde las afecciones a la salud ya mencionadas, hasta asumir riesgos innecesarios o abandonar la escuela, por ejemplo.

Por último, el especialista subraya la diferencia entre el consumo de marihuana con fines recreativos, y el uso medicinal del cannabis. “Cada vez se estudia más, se aplica en muchas dolencias, da buenos resultados, pero estamos hablando de otra cosa, de otro proceso y de otra manera de consumirla. No se comparan”, finalizó.

Los grandes riesgos

Según las recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría, el consumo de marihuana durante la niñez y la adolescencia trae aparejado una serie de riesgos que los padres deben tener en cuenta:

• En la escuela: los usuarios de marihuana pueden tener mayor dificultad para pensar claramente, concentrarse, recordar datos y resolver problemas. El consumo frecuente de marihuana suele afectar adversamente las calificaciones de un niño, puede perder el interés en la escuela y terminar por abandonarla.

• Manejar autos y actividad física: la marihuana puede alterar el buen juicio, las destrezas motrices complejas y la capacidad de juzgar la velocidad y el tiempo. Quienes conducen un vehículo o asumen otros riesgos habiendo fumado marihuana, son más propensos a sufrir un accidente.

• Salud sexual: los adolescentes que fuman marihuana son más propensos a asumir riesgos sexuales y a tener relaciones sexuales no deseadas o sin protección.

• Salud a largo plazo: el cuerpo y el cerebro de los adolescentes aún están creciendo y madurando, fumar, incluyendo la marihuana, no es saludable para el pulmón. El consumo de la marihuana puede causar adicción o problemas mentales (por ejemplo, depresión, ansiedad o esquizofrenia).

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