Sin confort, sin unidad, sin cartelización

Sin confort, sin unidad, sin cartelización

Una primera lectura respecto del lanzamiento del partido CREO consiste en que un sector de la sociedad deja la “zona de confort” para instalarse en la trinchera política. No sólo es una parte de la clase alta, sino fundamentalmente una porción de la burocracia empresaria. No es poco aquí donde hay mucho empresario acostumbrado a criticar a las sucesivas gestiones peronistas con la diestra y a concretar, con la siniestra, negocios de toda índole con esos gobiernos.

Una segunda mirada debe dejar en claro que la foto de familia que ilustra esta página no es, ni remotamente, una imagen de la unidad. Lo único que tienen en común sus protagonistas es la capacidad de convocatoria de Sebastián Murga, el titular de la Sociedad Rural, que llamó personalmente a los convidados. Es decir, a todos les gustaría cerrar un acuerdo con CREO, pero por separado. Por caso, hubo saludos de “buenos días” que ayer quedaron colgados en el aire. Perfumados de broncas para siempre.

Los alfaristas no quieren compromisos a esta altura del año electoral, cuando no saben si habrá PASO y en el que, por cierto, ellos no quieren que las haya.

Los radicales acudieron divididos (si no, no serían radicales) y son reticentes sobre la “densidad” de CREO. Por caso, unos tienen charlas con sectores del campo nucleados en Apronor; y otros, con empresarios que confluyen ascépticamente en fundaciones como Federalismo y Libertad.

Los bussistas, a la vez, acudieron con entusiasmo: cualquier colectivo que tenga un discurso a favor de la unidad deja a FR cerca de su estrategia actual.

Una tercera mirada, finalmente, da cuenta de que cualquier nuevo partido conjura la posibilidad de la cartelización de la política. Es decir, conspira contra acuerdos de macroestructura para repartir mayorías y minorías. Y por ello, en el oficialismo tucumano, la idea de un nuevo partido de distrito no indigestó a nadie, pero tampoco cayó bien.


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