Gabriel Casas: “si la mayoría del peronismo quiere, seré candidato a senador”

Gabriel Casas: “si la mayoría del peronismo quiere, seré candidato a senador”

Ya despojado de la toga, Casas opinó que Manzur y Jaldo deben unirse.

CHARLA DE CAFÉ EN EDISON. En su primer día como ex camarista federal, Gabriel Casas confirmó que quiere retornar al peronismo y hasta admitió que le gustaría ser candidato a senador.  CHARLA DE CAFÉ EN EDISON. En su primer día como ex camarista federal, Gabriel Casas confirmó que quiere retornar al peronismo y hasta admitió que le gustaría ser candidato a senador.

Los 27 años en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal (TOF) de Tucumán se le notan a Gabriel Casas por el prendedor de la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional que aún lleva en el ojal. El escudo brilla ajeno al hecho de que es la primera mañana de Casas como ex juez. Él no luce apesadumbrado por el fin de ciclo, sino listo a los 73 para retomar activamente sus otras pasiones: el periodismo y la política. Aunque sabe que su Partido Justicialista (PJ) ha cambiado y mucho, Casas se tiene fe como el admirador ferviente del papa Francisco que es y, tras bregar por la unidad, admite que le gustaría una candidatura a senador de la Nación.

“Tengo formación suficiente y claridad respecto de algunos problemas del país”, asegura en esta entrevista en una mesa callejera del café Edison. Durante la conversación Casas hace hincapié en la educación, la organización y la necesidad de sacar a la política de la mercantilización en la que cayó. Según su criterio, la pandemia tiene que regir la acción de la dirigencia, e incluso propone armar cuadrillas de psicólogos para apoyar y contener a la población golpeada por el coronavirus.

-Se termina para usted la magistratura. ¿Qué empieza ahora?

-Finaliza una etapa muy rica en lo personal. También creo que es un importante aporte social el haber cumplido bien esa función. He comprobado que los jueces penales deciden mejor cuando estudian más. Con esa concepción hemos trabajado. Ha habido un estímulo para la formación y queda un grupo muy bueno en el TOF, aunque albergo la impresión de que quizá haga falta agregar otra sala de juicios orales: queda un cronograma de debates muy cargado. Los jueces subrogantes no podrán cumplirlo. Hay causas pendientes de droga, trata, contaminación, defraudación al Estado nacional...

-Usted dejó un PJ manejado por Olijela Rivas y Fernando Riera. ¿Basta con afiliarse para tener cabida en la entidad actual?

-Una de las 20 verdades del peronismo es que el afiliado vota siempre la boleta entera. De ahí viene el verticalismo. Esto era positivo en manos de (Juan Domingo) Perón, pero no sé si lo es en manos de otros. Tampoco un partido puede ser una asamblea deliberativa: eso está bien para las organizaciones estudiantiles. En todos los ámbitos hace falta un cierto nivel de orden.

-¿Con cuál fracción del peronismo local simpatiza usted?

-Más allá de sus tropiezos prácticos, el peronismo es un planteo adecuado para la resolución de la convivencia en una comunidad organizada. Según esta mirada, los adversarios no son enemigos. En mi paso por la política he tenido relaciones excelentes con la oposición. Claro que aquello era otra época: ahora vemos una mercantilización excesiva. Esto es una secuela de las privatizaciones porque esa fue la primera etapa donde masivamente se compraron votos. Eso no pasaba antes. Nosotros nunca hablamos de comprar a la oposición: lo más que podía haber era una recomendación, o unos o dos cargos para el ámbito de Tribunales, el Banco Provincia y la Caja Popular. Pero nunca sobres con dinero: esto es algo que debe avergonzarnos a los argentinos. Hay que reconstruir el compromiso con la política como servicio. Tal vez suene un tanto idealista, pero yo reivindico en el orden mundial el liderazgo de Francisco: está haciendo una tarea ciclópea para hacer realidad los postulados del cristianismo. El beneficio lucrativo del capitalismo es legítimo siempre que no sea abusivo. La teología católica resolvió que los medios de producción rinden mejor en manos de particulares, pero creo que debe haber un intervencionismo estatal adecuado y no invasivo al extremo de frustrar la iniciativa privada, sino para construir una sociedad más justa. Como tengo un hijo que estuvo ocho años en Alemania (Gonzalo Casas), creo que ese es el modelo...

-Tucumán queda cada vez más lejos de Berlín: aquí hasta el Estado de derecho está en duda. Y la preocupación fundamental del oficialismo sería la pelea entre el gobernador Juan Manzur y el vicegobernador Osvaldo Jaldo. ¿Con quién está usted?

-¿Por qué no puede haber unidad entre Manzur y Jaldo? Tienen que unirse. Es prioritario que posterguen sus diferencias en una crisis pandémica donde la sociedad está enterrando muertos. Necesariamente hay que diferir las peleas políticas, incluso entre distintos partidos.

-¿Le gustaría ser candidato en estas elecciones?

-Si se dan las condiciones y la dirigencia peronista así lo quiere mayoritariamente, yo sí estoy dispuesto a ser candidato a senador nacional. Tengo formación suficiente y claridad respecto de algunos problemas del país. Mi paso por causas muy sensibles políticamente ha demostrado que tengo independencia de criterio para resolver conflictos.

-¿Cómo verá la sociedad que usted regrese a la política después de su trabajo en la Justicia, donde debía ser independiente?

-He resuelto los casos sin atender a mis conveniencias políticas. A (Antonio Domingo) Bussi, por ejemplo, no lo mandé a la cárcel de Villa Urquiza. Eso fue en contra de lo que querían en el peronismo y en los movimientos de derechos humanos. Pero yo no pensé en eso y por ello terminaron 100 gendarmes heridos: querían ver a Bussi en una celda aunque la ley garantiza la prisión domiciliaria a partir de los 70 años, sin importar el estado de salud. Y esta norma sigue vigente. Me he preocupado por tener la conciencia tranquila y hacer la mejor justicia posible.

-Uno de los reproches que se le hacen es haber fomentado el nepotismo: una de sus hijas (Laura Casas) trabajó con usted en el TOF y otra de sus hijas (la hoy jueza provincial Florencia Casas) fue funcionaria en el ex Juzgado Federal de Daniel Bejas.

-No había métodos de concurso en ese momento y sus antecedentes eran adecuados. Esto quedó demostrado en la práctica: es la verdad. Y ahora mi hijo trae un doctorado en derecho civil con una tesis emitida en alemán que Raúl Zaffaroni dijo que era la obra que a él le habría gustado escribir y también va a concursar. Y la esposa (Daniela López Testa) es medalla de oro con doctorado en la Universidad de Núremberg... ¿También me van a decir algo por eso?

-Si concursan, no. Pero en la población hay un malestar grande con los privilegios de la corporación judicial. Su opinión importa porque su esposa también es jueza provincial (Ester Valderrábano) y porque usted a lo mejor perciba una jubilación mensual superior a los $ 500.000...

-¡Ojalá! En mi caso, mis hijas fueron reconocidas por su capacidad de trabajo y nivel de formación satisfactorio. No quiero decir que mi familia es atípica, pero sí valoramos el estudio y la lectura. Creo en la neutralización del nepotismo mediante normas adecuadas. En todos los ámbitos del Estado hay que aplicar el cursus honorum. Yo soy partidario del concurso y sé que los ayudantes judiciales que pasaron por él son mejores que los elegidos a dedo. Hay que decir que en la provincia esto es mérito del vocal decano (Antonio) Estofán. Pero insisto en que los Casas somos fanáticos de los libros: debo ser el mejor cliente de la librería Cúspide y ahora voy a aprovechar para leer más todavía.

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