La Costanera: “La bendición de un trabajo”

La Costanera: “La bendición de un trabajo”

Carolina acoge a su hermana y a sus sobrinos en su casa.

DOLOR. Carolina Galarza es mamá de un niño con discapacidad. DOLOR. Carolina Galarza es mamá de un niño con discapacidad. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL
12 Abril 2021

El año pasado, un vecino de barrio Victoria le quemó la casa y ella perdió todo. Desde entonces Roxana Galarza (26 años) vive en la casa de su hermana mayor, Carolina (32 años), en el barrio El Trébol, junto a su marido y a sus cuatro hijas. Carolina también tiene cuatro hijos, y cría a otro niño más, de una hermana que no se puede hacer cargo de él. Pero su mayor desvelo es Ian, su hijo de nueve años, que tiene un retraso madurativo que adquirió con el tiempo.

“Él no se despega mí ni un momento. Cuando era bebé estuvo muy enfermo: a los dos meses le dio neumonía, varicela y bronquiolitis juntas las tres enfermedades. Estuvo grave. Después tuvimos muchos problemas en casa, él vivió esa violencia y de ahí que quedó así”, cuenta su madre. Para ella “el hecho de que mi marido trabaje en un corralón de metales es una bendición. Gracias a eso tenemos obra social y puedo hacerle la estimulación. Todos los días lo viene a buscar el transporte para llevarlo a la escuela El Taller”, cuenta con alivio.

Carolina cobra el plan “Hacemos futuro” por el que trabaja limpiando las calles. Por Ian cobra una pensión de ($10.800). Todo lo comparte con su hermana y su cuñado, que hace “changas” en el Mercofrut. Roxana tienen cuatro hijas y la más chica no tiene documentos ni va a la escuela. “Me piden el acta de nacimiento que no la tengo porque se me quemó junto con la casa. Además no se consigue turno”, explica. Si algo pudieran pedir serían camas (duermen dos o tres en cada una), para poder dormir más cómodos y sacar a los hijos de la cama matrimonial.

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