Vuelve Gordillo, en paños menores y más vivo que nunca

Vuelve Gordillo, en paños menores y más vivo que nunca

El humorista Miguel Martín actuará hoy, mañana y el domingo. Se reprogramaron funciones a causa de las medidas restrictivas.

Vuelve Gordillo, en paños menores y más vivo que nunca

Emocionado por la respuesta de público que tuvo en Córdoba, el humorista Miguel Martín ofrecerá hoy, mañana y el domingo, en el Teatro Mercedes Sosa (San Martín 479), cuatro funciones de su nuevo show “Gordillo, más vivo que nunca”, un título que estaba previsto desde el año pasado pero que se resignifica y alude ahora a su reciente recuperación de coronavirus.

La enfermedad lo había obligado a suspender las fechas programadas hace tres meses en la sala tucumana, pero las localidades no perdieron valor. En consecuencia, quienes habían adquirido entrada para el 14 de enero, podrán acceder hoy a las 21. Y quienes las tenían para el 21 de enero podrán utilizarlas mañana sábado a las 21.

La respuesta del público a su retorno fue tan contundente que el cómico debió agregar dos shows más, que inicialmente estaban previstos para hoy y mañana a las 23. Pero se debieron reprogramar -a causa de las nuevas medidas sanitarias de restricción de la circulación- para el domingo a las 19 y a las 21, respectivamente, con plena validez. Por dudas o consultas, dirigirse a la boletería del teatro o llamar al teléfono 4214994.

- ¿Cómo fue tu regreso a los escenarios en Carlos Paz, durante la reciente Semana Santa y después de haber tenido que suspender temporada?

- Ha sido regresar después de haber estado “embichao” y hemos hecho seis funciones, con la sala casi llena y con un promedio de más de 500 personas por función, así que me puso muy contento. Sobre todo después de haber estado, como dice el médico: “científicamente, Gordillo, vos estabas cagao como palo’i gallinero”.

- ¿Fue dura la enfermedad?

- Sí. La hemos pasado difícil. He estado seis días internado y la verdad que ha sido complicado porque me han tenido que poner una cánula de oxígeno, que era lo mínimo indispensable, pero en la habitación de un sanatorio al fin. Así que la recomendación es no se saquen el barbijo y no vayan a reuniones sociales, que eso es lo que más contagia. No sé de dónde me he contagiado yo, porque a todo el mundo lo alejaba, me cuidaba mucho y no iba a ninguna reunión.

-¿Y la recuperación te costó?

- Ha sido muy ardua porque he tenido que estar tres veces a la semana haciendo dos horas de gimnasia cada día, y yo antes no lo corría ni el colectivo. La rehabilitación pulmonar ha llevado dos meses y la he terminado dos o tres días antes de ir a Córdoba.

- Tiene un significado especial “Más vivo que nunca”.

- Lo dice todo en el título, porque he estado arañando, ahí en el borde. Siempre digo que si me ha agarrado una enfermedad china que casi me mata, imaginate si me agarraba la original, ¿qué no? ¡Me liquidaba!

- ¿Cómo es el nuevo show?

- Aparecen tres personajes. El Oficial Gordillo es uno, obvio; mi mamá, como siempre, y al final un Miguel Martín joven donde cuenta sobre su adolescencia en los 90 y las diferencias que hay con los chicos de hoy. Por ejemplo, ahora los changuitos quieren la bicicleta biker, mientras que nosotros jugábamos a la rayuela, a la payana... En el primer sketch, Gordillo está home office: en calzoncillos y pantuflas y con la camisa puesta, como ha estado todo el mundo en esta época de pandemia. Cuenta un poco cómo ha pasado la cuarentena y cómo ha pasado la enfermedad. Después mi mamá cuenta detalles de la Navidad, de cómo es para ella organizar la fiesta en su casa. La verdad es que era un martirio, dice, porque desde el 1 de diciembre ya lo está correteando al chancho. Y que Nico Sánchez le ha enseñado a tacklearlo al chancho: lo tiene que estrellar contra el árbol de Navidad.

- Flavio Mendoza anda diciendo que sos hipocondríaco.

- ¡Sí! Me ha dicho que soy cagón. Y tiene toda la razón del mundo. Él pone al aire acondicionado a 16 bajo cero en el teatro, anda en cuero y tiene una energía... Y cuando actué con él, yo estaba en el camarín metido adentro, encerrado con mi camperita. Siempre me gasta porque íbamos a algún evento y yo iba con la camperita en la mano, por si hacía frío. Yo a veces le decía “ay, me duele un poco la cabeza”. Él estaba con migraña hacía tres días, pero lo mismo se colgaba de los trapecios. Me decía: “eh, chango, yo tengo todos acalambrados los dientes y las muelas -porque se cuelga de los dientes-, tengo acalambrado el brazo, y vos me hacés quilombo por un dolorcito de cabeza ¡No seás tan maricón, haceme el favor! Dale, dale, salí al escenario”. El vago tiene seis hernias de disco. No sabés cómo sufre. Y me gasta con motivo, porque al final Flavio Mendoza es más macho que yo.

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