24 Marzo 2021
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El Gobierno trabaja en un nuevo sistema de créditos hipotecarios para la vivienda, ajustado por la variación salarial, para dejar atrás el sistema UVA que fue fuertemente criticado por los hipotecados, debido a que se actualiza por inflación, según anticipó el ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi.
El proyecto de ley estará destinado a las personas o grupo familiar que cobren hasta siete u ocho salarios mínimos, es decir, $172.800. Por ahora, se prevé que los créditos apunten a la construcción antes que a la compra de vivienda ya terminada. El objetivo es incentivar la construcción.
El anuncio también vendría en un momento propicio, dado que los congelamientos en el mercado inmobiliario terminan el 31 de marzo y no se avizoran buenos pronósticos ante las deudas acumuladas durante el año pasado. Según algunos cálculos, la suma del alquiler ajustado por inflación, más intereses compensatorios y subas en expensas, podrían llevar algunos contratos a sufrir un aumento de 80%.
Por eso, el mayor desafío del plan que adelantó Ferraresi, luego de un sondeo con los bancos, es que sea percibido como pagable por la clase media. Con este sentido, se apuesta atar la cuota al salario, por el índice de Coeficiente de Variación Salarial (CVS).
Por lo pronto, el objetivo de arranque es retornar a una cuota que no exceda el 25% del ingreso familiar. Con los números que maneja el Gobierno, implicaría una cuota promedio en torno de $40.000.
Aquí es donde supone una tensión, pues el CVS marca un promedio y en la Argentina hay salarios muy disímiles: hay gremios que lograron defenderse de la inflación y firmar por encima del 30%, mientras hay otros que siguen persiguiendo los precios desde atrás. Eso significaría que la cuota podría ir evolucionando por encima de la variación que obtengan los sectores más rezagados.
Otro punto a considerar es la inflación y el tipo de cambio. El Gobierno estima una inflación anual del 30% pero los bancos esperan un nivel de 48%. Si pasara lo que espera el mercado, habría sectores con una pérdida efectiva de salario, ya que acordaría mejoras en torno a los indicadores oficiales.
Desde el punto de vista del beneficiario del crédito, el índice ligado al salario es una protección, pero para los bancos es un posible problema a prever, lo que puede incidir en que la cuota inicial del préstamo no sea tan baja como la buscada.
En cuanto al dólar, en los períodos de retraso cambiario, la cuota crecerá en términos de dólar, lo cual generará en el propietario la sensación de que pagará por su propiedad mucho más de lo que originalmente había previsto. Y ante una devaluación, el saldo medido en dólares podrá tener un recorte.
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