Seguirán detenidos los acusados de matar a un joven ladrón en Lules

Seguirán detenidos los acusados de matar a un joven ladrón en Lules

Un policía fue señalado como autor, el testigo clave como partícipe y el dueño del lugar podría ser imputado. Polémica audiencia.

DE TESTIGO CLAVE A IMPUTADO. Germán Ríos Oliva fue considerado partícipe necesario en el homicidio de Luna. DE TESTIGO CLAVE A IMPUTADO. Germán Ríos Oliva fue considerado partícipe necesario en el homicidio de Luna.

La audiencia comenzó con un solo imputado, pero terminó con un segundo acusado y con la posibilidad concreta de que en las próximas horas se sume un tercero. Todo eso sucedió porque los sospechosos se incriminaron entre ellos y complicaron a otro. Ese fue el resumen del juicio que se inició ayer por el crimen de un joven que había ingresado a robar en el Parque Industrial, de Lules.

El auxiliar fiscal Juan Pablo Godoy fue claro a la hora de explicar cómo fue el hecho. Según la hipótesis de la fiscalía, Jonathan “Dos pesos” Luna y Luis “Cuni” Ruiz ingresaron el domingo a robar columnas de hierro que estaban abandonadas en ese lugar. Al ser descubiertos, después de una breve persecución, fue atrapado el primero de ellos. Su cuerpo fue encontrado sin vida el lunes por los familiares que habían ido a buscarlo luego de que el cómplice les avisara que algo malo le podría haber pasado.

Luego, el acusador comenzó a desgranar cómo se había desarrollado la investigación del caso. “Cuni” -que fue procesado por la tentativa de robo- contó lo que había sucedido y que sospechaba que el sereno podría estar vinculado en el hecho. El sospechoso fue identificado como Germán Ríos Oliva que, al enterarse de que lo estaban buscando, asistido por su defensor, Carlos Garmendia, se presentó y contó cómo se habían desencadenado los hechos y responsabilizó al oficial principal Javier Gómez (con prestación de servicios en el cuerpo de Infantería de la Unidad Regional Oeste) como el autor de la muerte.

ACUSADO. El oficial Javier Gómez. ACUSADO. El oficial Javier Gómez.

“Luna y Ruiz ingresaron y fueron descubiertos por Ríos Oliva. Este llegó al predio y realizó tres disparos al aire. Sólo pudieron atrapar a Luna, a quien lo redujeron a golpes. Luego, le ataron las manos con las tiras de sus zapatillas y continuaron castigándolo físicamente cuando estaba en total estado de indefensión. Por último, con un objeto contundente le pegaron tres veces en la cabeza, provocándole la muerte”, explicó Godoy, descartando que la víctima haya sido ultimada de un disparo en la cabeza.

El auxiliar fiscal acusó a Gómez como autor material del crimen de Luna, pero también le señaló una participación secundaria a Ríos Oliva, que de testigo clave pasó a ser imputado. “Cuando se le hizo el examen físico se descubrió que tenía uno de los dedos de su pie quebrado y que podría haberse producido por golpear a Luna”, indicó. Ríos Oliva negó esa versión al asegurar que se había “trompezado (sic) en su casa el martes”.

A ambos los acusó de homicidio simple. Patricio Char, representante de la querella, dijo que en un futuro pelearía para que se les impute el delito de homicidio agravado por haber actuado con ensañamiento y alevosía.

Definiciones

“Por la boca muere el pez”, reza el dicho popular. Y los acusados terminaron complicándose con sus declaraciones. Ríos Oliva contó que estaba contratado por Gómez para que trabajara como sereno en el predio de Arturo Sotomayor. “Era mi segundo día. Cuando pasó eso me asusté muchísimo. Él (por Gómez) me dijo que me quedara tranquilo porque no pasaría nada, que se encargaría de todo. No le hice nada, hasta le hice esos masajes en el pecho para tratar de hacerlo sobrevivir”, señaló.

También complicó al oficial de la policía al señalar que el lunes fue hasta su casa para ver qué harían. “Insistió con que me quedara tranquilo y me pidió el celular. Se fue al interior de su vivienda y cuando me lo devolvió había borrado todos los mensajes y audios que nos habíamos enviado por este tema”, agregó.

Eso no fue todo: involucró a Sotomayor. “Nos encontramos el lunes y me pagó el trabajo que hice el lunes. También me dijo que me quedara tranquilo porque Gómez arreglaría todo. Por eso estoy seguro de que él sabía todo”, añadió.

Monólogo

El oficial, que se encontraba de licencia el día del hecho y que fue defendido por Humberto Castaldo y Jorge Herrera, en un extenso monólogo de más de una hora contó tanto que se terminó enredando. “Soy inocente”, fueron las palabras que emitió el efectivo que estaba de traje. Luego relató que conoció a Sotomayor cuando era segundo jefe de la comisaría de Lules y que comenzó a trabajar con él porque lo quería ayudar porque estaba cansado de que le robaran sus cosas en el Parque Industrial.

En su interminable y por partes inentendible declaración, a la hora de justificarse emitió frases importantes: “le pegué con la culata de mi arma para defenderme porque era un hombre grande y pesado”; “en un momento se tiró pedos y comenzó a roncar y pensé que se había dormido”; “Ríos Oliva estuvo siempre conmigo” y “tenía miedo de que su cómplice volviera y me asesinara porque creo que estaba armado”. Como no aceptó que le hicieran preguntas las otras partes, no se aclaró, entre otras cosas, por qué no avisó lo que había sucedido y por qué intentó borrar las pruebas en su contra.

El auxiliar fiscal solicitó que se le dictara la prisión preventiva por seis mes, planteo que contó con la adhesión de la querella y el rechazo de los defensores. La jueza Juana Juárez coincidió con el acusador y dictó la medida cautelar solicitada, pero por cuatro meses. La magistrada dejó en claro que aún queda mucho por investigar en esta causa, dejando la puerta abierta una posible imputación en contra de Sotomayor, propietario del lugar donde se produjo el hecho.

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