Desde los cuatro años, para Valentina Dahan la danza es esencial en cada día

Desde los cuatro años, para Valentina Dahan la danza es esencial en cada día

La joven artista, de Steps Estudio de Danzas, se reparte entre las becas del Colón, de la Fundación Bocca y del American Ballet Theatre.

LIBERTAD. Esa palabra define lo que siente Valentina Dahan cuando se pone las zapatillas de punta y danza. LIBERTAD. Esa palabra define lo que siente Valentina Dahan cuando se pone las zapatillas de punta y danza.

Aunque ella diga que le encanta el personaje malo del “Lago de los Cisnes”, a los 14 años Valentina Dahan ya es toda una bailarina en la que fluyen tanto la inocencia de Odette, el cisne blanco, como el ímpetu de Odile, el cisne negro.

“La danza es felicidad y libertad. Me da la sensación de que puedo bailar lo que quiera, de que me puedo apoderar del espacio. Bailando me olvido de todo y siento como que nadie me mira. No siempre bailo clásico; también bailo contemporáneo o libre”, cuenta la adolescente.

Desde Steps Estudio de Danzas, Anamá Soria Carelli, su orgullosa maestra, habla del momento de su alumna: “Valentina ganó una beca para un curso online que dicta el Instituto Superior de Arte (ISA) del Teatro Colón. Su mayor logro hasta ahora es haber ganado el ingreso al curso de verano 2020 en ABT JKO School, que es la escuela de American Ballet Theatre. Hace unos años está considerada la compañía nacional de EEUU, como la más importante de su país y una de las principales del mundo; eso le dio un gran impulso en su responsabilidad artística y social. Y además, Valentina viene ganando durante varios años becas en la Fundación Julio Bocca en Buenos Aires. En 27 años de carrera no conozco otra bailarina tucumana que haya ingresado al seminario de verano del ABT”.

Todo el día

“Tenía dos años y ya bailaba todo el día en casa. Su abuela decía: me parece que la vas a tener que mandar a danzas. No había cumplido los cuatro y fue a sus primeras clases. Desde entonces no paró nunca. El primer año lo hizo con Paula Runco, y al año siguiente empezó en Steps”, recuerda Ana Cecilia Longo, la mamá de Valentina y corresponsable de buena parte de los méritos.

Ella acompaña a la hija, desde levantarse al alba para estar a tiempo en una clase cuando cursaba presencial en Buenos Aires, hasta lograr el rodete perfecto. “Es muy autoexigente y perfeccionista -la describe-. Es una nena que no se agota; en cuarentena nunca paró. No hay un solo día de su vida que no haya bailado. Anamá es quien la fue orientando porque nosotros en la familia no tenemos nada que ver con el tema de la danza. Pero su hermana menor, de siete años, la tiene muy de referente”.

En la virtualidad

Al comienzo de la cuarentena Valentina empezó a tomar clases por Instagram con Analía Domizzi. A ese estudio de Buenos Aires asiste a clases particulares, así como al de Luciana Ravizzi. No descansa: los sábados son clases on line con Alejandro Parente. En algunas clases participó la gran Marianela Núñez.

“Se suman las clases virtuales en Steps, y luego la beca por la web del ABT de tres semanas. O sea que la virtualidad no le vino tan mal a mi hija en realidad. Y además se ganó el curso en el teatro Colón”, reflexiona la madre sobre el año.

A bailar y a volar

En una de esas clases presenciales en Buenos Aires, Valentina conoció a Núñez, la bailarina que más admira. “No tenía palabras de la emoción. Me regaló sus zapatillas de punta y me las autografió”, cuenta todavía conmovida por la situación.

Sus sueños de bailarina apuntan alto: “quiero bailar en el Royal Ballet, donde baila Marianela, porque me encanta como baila ella. Quiero ir a Inglaterra”.

La joven admira también a otros bailarines, como Tyler Peck del New York Ballet e Isabella Boylston, del ABT. “En la Fundación Bocca tome masterclasses con Eleonora Cassano. Es rebuenita”, define. Para su cumpleaños de 15 no pide otra cosa que asistir a un seminario de verano en Londres. Es otro gran sueño, como el que su mamá atesora, escrito en un papelito por Valentina cuando tenía ocho años: “cuando bailo siento que vuelo, que soy libre. Me gusta bailar”.

Desde los cuatro años, para Valentina Dahan la danza es esencial en cada día

Premios a la danza tucumana

La pandemia no hizo que los bailarines guardaran las zapatillas de danzas, sino que perseveraron en su arte a través de la virtualidad. Parte del gran esfuerzo del año fue reconocido en el certamen Danzamérica 2020, que este año tuvo lugar principios de mes on line, y reunió a participantes de 11 países latinoamericanos. Los estudios tucumanos hicieron presentaciones y recibieron medallas. En la Fundación Bajo Jardín están celebrando la actuación de sus alumnos: fueron galardonadas con medalla de bronce en Repertorio Clásico Abril Altamiranda, Lourdes Vieyra y Julieta Divizia; y una medalla de plata fue para el Ballet Bajo Jardín (foto) por una coreografía creada por Marcela González Cortés, que interpretaron Lourdes Serrano Giménez, Lucía Neme, Solana García Martínez, Santiago González y Sergio Pérez. Y en la Escuela de Ballet de Adriana Soria, hubo medallas de bronce para Gianna Bolloli, Fionna Viscido y Juana Vieyra.

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