Ni la muerte disipa el mito del héroe impoluto

La imagen del joven Maradona (pero no la del viejo) atestó las redes y los medios. ¿Por qué?

Ni la muerte disipa el mito del héroe impoluto

Muchos argentinos niegan desde hace 26 años la veracidad del test antidóping que en el 94 los zarandeó y despertó para frustar el sueño que terminaba con Diego Maradona levantando por segunda vez la Copa del Mundo. En realidad, quizá forman una gran mayoría. Son los que se resisten a reconocer los errores de su ídolo o no tienen problemas para olvidarlos con facilidad, y son los que buscan en el hombre mítico una parte de su identidad. Pero no solo son esa gran mayoría nacional, sino que son también los editores de los grandes diarios del mundo. Son los que el jueves amanecieron con la fotografía de un joven heróico y espléndido en sus tapas, y son los que apenas les reservaron unas líneas a los últimos 20 años del ex capitán de la Selección.

¿Por qué tantos usuarios de las redes sociales y casi todos los medios masivos de comunicación optaron por la imagen del poderoso Maradona para despedirlo? ¿Por qué ignorar los signos de la vejez y la decrepitud? Para el sociólogo Pablo Albaceres, autor de varios libros sobre fútbol y sociedad, la respuesta a estas preguntas es bastante simple: “esas son las fotos que están en la memoria popular. Ese es el Maradona inolvidable”.

Eterna juventud

Sin embargo, otros pensadores prefieren utilizar este hecho para explorar la condición humana y la conducta social. Así, la filósofa Cristina Bosso, profesora de Antropología Filosófica de la UNT, observa que la sociedad contemporánea presenta un novedoso anhelo por la eterna juventud y que este se traduce en un bombardeo de imágenes que valorizan la belleza: “creo que no vemos al Maradona de los últimos años porque hay un mandato para negar la decadencia. No es tanto el miedo a la muerte, que ha acompañado al hombre desde siempre, sino la estética de la juventud lo que hace que hoy la vejez desaparezca de lo visual”.

Por su parte, la psicoanalista Marta Gerez Ambertín, directora del Doctorado en Psicología de la UNT, también considera que la sociedad de hoy valora lo eternamente joven. Por lo tanto, sería difícil que, durante el gran acontecimiento que es el deceso de un gran deportista, prevalecieran las imágenes de enfermedad y fragilidad. “La gente quiere recordarlo como un dios y por eso se imponen los momentos de alegría que él brindó -advierte-. También es un mecanismo inconsciente de negación de la muerte del ídolo”.

¿Hombre o dios?

Para Bosso, otra razón por la cual se difuminan las sombras de Maradona es su condición de héroe popular. En la sociedad argentina contemporánea, él ocupa el lugar que los grandes personajes de la Odisea y la Ilíada tenían en la griega de hace más de 2.000 años. “Creo que Maradona es la figura simbólica de nuestro relato mítico, un personaje que está presente en todas las sociedades. Es muy significativo que le digan ‘Dios’, porque la aparición de un componente sagrado siempre impide ver los defectos”, analiza.

Gerez Ambertín explica que es muy difícil no creer ser lo que todo el mundo quiere que uno sea. Así, como todo el mundo quería que Maradona fuera un dios, él terminó creyendo serlo: “a mí me parecía muy interesante escucharlo. Él dijo muchas veces que era muy difícil ser Maradona, y yo creo que tenía razón. Sobrellevó una carga terrible, tuvo que compaginar sus éxitos, sus fracasos y sus debilidades con una sociedad que le exigía ser un dios. Pero él era humano, muy humano, y por eso era tan difícil ser Maradona”.

Entretanto, Bosso entiende que el sitio que el ex futbolista poseía en la sociedad no solo se debía a su talento y su personalidad, sino también a otro componente muy atractivo, que es el ascenso en la escala social. “Él salió de la pobreza y llegó a la cúspide del éxito -recuerda-. Ese es, por supuesto, el deseo de muchos chicos carenciados, pero también se parece a la ambición de trascender y obtener reconocimiento que tiene la mayoría de las personas. Yo creo que por eso tantos se sienten representados por él y están dispuestos a olvidar o minimizar sus defectos. Maradona está, simbólicamente, un nivel por encima del resto”.

Los tropiezos

A Bosso le sorprende que, en una época en que hay tantas denuncias por violencia contra la mujer, Maradona haya salido indemne: “a pesar de toda la cuestión del héroe, no deja de llamarme la atención que casi nadie haya dicho algo sobre su actitud hacia sus hijos y sus mujeres. En esto se ve claramente con cuánto poder puede operar lo simbólico. Las facetas oscuras de su personalidad, que eran muchas, desaparecen ante la historia de superación y éxito deportivo”.

En cuanto a Gerez Ambertín, ella piensa que nadie debería arrogarse el derecho de criticar la intimidad de los demás. “Él pagó con su vida personal la obligación de ser un ídolo. Yo soy muy respetuosa y no quiero hacer como los cuervos”, transmite, aunque sí rememora las dificultades de salud y el último mes, tan difícil, de la vida de Maradona. “Pero me parece -aclara- que no van a ser esas las imágenes que perduren”.

En todo caso, quizá la opinión popular sobre el ocaso, las culpas y las fallas de Maradona sea la que hace ya muchos años sintetizó el cantante Rodrigo Bueno: si Jesús tropezó/ ¿por qué el no habría de hacerlo?

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