Licenciado Juan Manuel Lobo Peña
Diplomado en Ciencias de la Salud y el Deporte
Hay otra pandemia que año a año cobra millones de vidas, genera gastos inmensos en salud y problemas en la población mundial: “las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT)”. En esta problemática, la mala alimentación tiene un rol fundamental.
La pandemia por coronavirus, sin lugar a dudas, vino a agudizar esta situación producto del encierro en casa, la falta de gasto calórico por movimiento, el estrés y la ansiedad. Más adelante veremos las consecuencias y es muy prematuro sacar conclusiones. Un dato no menor, es que durante los primeros dos meses de cuarentena, según una encuesta de la SAN (Sociedad Argentina de Nutrición) realizada a 5.500 adultos de entre 18 y 70 años: el 60% de los argentinos admitió haber aumentado de peso. .
En la actualidad, en muchos casos, la consulta radica en una necesidad urgente de bajar de peso. Mi postura es siempre concientizar sobre la importancia de ordenar la alimentación en cantidad, calidad y adecuada a cada persona, sin buscar resultados en poco tiempo. Los cambios deben apuntar a mejorar la salud y preservarla a largo plazo y no a resultados inmediatos. Todo esto no puede ir sin el acompañamiento de actividad física frecuente (mejor si es programada y acompañada por un profesional). Siempre con objetivos claros y que puedan ser llevados a cabo, ya que la salud implica un bienestar tanto físico como emocional.
Algunas de las pautas nutricionales podrían ser:
- Mantener un orden de comidas durante el día
- Planificar la semana abasteciéndonos de alimentos saludables
- Sumar 1 porción de verduras en almuerzos y cenas (en invierno pueden ser cocidas al horno, al vapor o hervidas para mejorar su temperatura)
- Consumir agua y evitar bebidas azucaradas
- Comer un plato y evitar repetir
- Sumar dos a tres frutas durante el día.
- Buscar alguna actividad física al menos tres veces por semana.