Biblioteca Alberdi: “No debemos dejar que la institución se muera”

Biblioteca Alberdi: “No debemos dejar que la institución se muera”

A 117 años de la fundación de la entidad, su presidente, Pedro Ruarte, dijo que en estos ocho meses de clausura del edificio, hubo tres robos. El estado de los 70.000 libros es preocupante.

PROBLEMAS EDILICIOS. Si bien no hay peligro de derrumbe, la sede de la biblioteca Alberdi está deteriorada.  PROBLEMAS EDILICIOS. Si bien no hay peligro de derrumbe, la sede de la biblioteca Alberdi está deteriorada. LA GACETA / ANALÍA JARAMILLO

1903. Ese lunes, tras algunas reuniones preliminares que se habían iniciado el 26 de junio en la Sociedad Española de Socorros Mutuos, 22 socios disidentes de la Sociedad Sarmiento, entre ellos, el gobernador Lucas Córdoba, Paulino Rodríguez Marquina, Fidel Montenegro, Emilio Warnes, firmaron el 6 de julio el acta fundacional de la Biblioteca Alberdi y ungieron presidente a Rodolfo Alurralde.

Sucedía que el candidato a presidir la Sarmiento era el ex mandatario Próspero Mena, opositor a Córdoba, quien finalmente triunfó en las elecciones. El teniente coronel, sentado en el sillón que le dio su nombre para la posteridad provinciana, impulsó la creación de la nueva institución con una impronta más popular, dirigida a la juventud y a la clase trabajadora, diferenciándose así de la “elitista” Sarmiento.

“Mirá vos el valor y la importancia que tenían en ese momento las bibliotecas”, reflexiona Pedro Ruarte (59 años), presidente de la Biblioteca Alberdi, institución que celebra hoy 117 años.

La centenaria entidad no está atravesando por su mejor momento: el 4 de noviembre pasado, se desprendió parte del cielo raso, en el sector donde funcionaba un café; afortunadamente no hubo víctimas, salvo algunos contusos.

“Desde entonces permanece clausurada, la situación está complicada para poder reabrirla. Hemos hecho trámites, reuniones, desde funcionarios provinciales, el intendente y su subsecretaria de Cultura hasta gestiones ante la FET; cada uno tiene su visión. Queremos que la biblioteca se reabra, pero no contamos con los recursos para rehabilitarla con lo que municipio nos pide. Tenemos que comenzar de cero y es imposible cumplimentar los requerimientos, eso significa una inversión muy grande”, comenta Ruarte.

El directivo que ocupa la presidencia por tercer período, explicó que la Municipalidad constató que la estructura del edificio no corre peligro de derrumbe, pero no les permiten entrar a limpiar, a resguardar.

“En estos ocho meses, tuvimos tres robos. Han roto las puertas, nos llevaron seis computadoras, que nos costó comprar, para digitalizar diarios de principios del XX y del siglo 19. Uno de los más antiguos es Ecos del Norte, el ejemplar más viejo es de 1857, también hay ejemplares de El Liberal, El Argentino, Rigoletto, El Norte Argentino… Es una colección de diarios considerada única en el país. La digitalización la hicimos con Daniel Campi. Afortunadamente, no nos llevaron esas máquinas”, dijo.

De padre a hijo

Ruarte cuenta que su padre presidió la institución durante 18 años. “En la biblioteca generamos recursos propios. La institución como prestataria de libros se va a morir, afirmaban los dirigentes y pensaban que había que formar otro brazo. Se incorpora entonces el Teatro de la Paz, que tiene un contrato con nosotros. Hasta noviembre contábamos con 129 socios activos que pagaban una cuota de $ 50. Hay 25 históricos que hacen un aporte más importante. No podés vivir del subsidio de la Conabip, que es importante: son $ 96.000 al año, pero el año pasado el monto estuvo congelado. Este año, hasta la fecha, sólo han depositado $ 20.000. Yo trabajo ad honorem, lo hago por una cuestión afectiva, nos hemos criado en la biblioteca; mi papá dejó 50 años de vida laburando para ella. Soy militar retirado, no soy bibliotecario, soy un dirigente, tengo el sentimiento”, señala.

Deterioro

La entidad cuenta con alrededor de 70.000 libros. “Su estado es preocupante: ya venían mal y este cierre es tremendo, los funcionarios no toman conciencia del valor de libros, de los documentos que se están deteriorando, se van a perder y a nadie le importa, dicen que todo es tecnológico, pero no es así es un desprecio a nuestra raíces”, sostiene.

- ¿Deben reconvertirse las bibliotecas tradicionales, acorde con las nuevas tecnologías y hábitos de la sociedad?

- Deben incorporar nuevas tecnologías sin dejar de lado la función del libro en sí; creemos que hay que darle más funcionalidad al edificio, hacer salas nuevas… Tenemos la suerte de tener la universidad al frente y los chicos usan el espacio para leer a estudiar, por ahí te pueden pedir algo. El que le saca el jugo es el estudiante que investiga. El concejal Lucho Argañaraz nos está ayudando, como también estamos en conversaciones con Martín Ruiz Torres, presidente del Ente de Cultura, que se portó de diez conmigo. El tiempo pasa y a mí me desespera que la Biblioteca esté cerrada porque me roban o los ratones me comen los papeles. No puede ser.

- ¿Cuál es futuro de la Alberdi?

- Temo que no vuelva a abrir las puertas. En Tucumán somos desaprensivos con lo nuestro, no hay que abandonarla a su suerte. Merece que la clase política o privada implemente una acción en conjunto, que salgan al rescate de una institución que es parte de Tucumán. No debemos dejar que se apague, que se muera; estamos dejando que desaparezca una institución como la peña El Cardón. Tengo la satisfacción de que el fondo si no estuviera la gente que está la Alberdi se apagaría.

En algún momento la vamos a reabrir, he hablado con gente del Conicet para que hagan una tarea de reclasificación de toda la biblioteca, rescatando todo los que sea de la cultura tucumana, la bibliografía de Alberdi.

Quizás haya llegado el momento de exigir a nuestros gobernantes provinciales y municipales, que vuelvan a crear las condiciones para una política cultural y educativa que revalorice nuestra esencia, nuestras raíces.

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