Corría con un soplo en el corazón y fue un crack

Corría con un soplo en el corazón y fue un crack

A Viz Nubarrón, uno de los mejores caballos tucumanos de los últimos tiempos, le detectaron el problema en su segunda salida a la pista, pero nada le impidió ser un fuera de serie.

CONTUNDENTE ÉXITO. Conducido por el jinete Ramón Barrionuevo, Viz Nubarrón venció por más de 10 cuerpos a Hombourg en el “Batalla”. CONTUNDENTE ÉXITO. Conducido por el jinete Ramón Barrionuevo, Viz Nubarrón venció por más de 10 cuerpos a Hombourg en el “Batalla”.

“Nunca corrí un caballo de esa calidad”, contó Ramón Barrionuevo, quien fue el jinete en casi toda su campaña. “Era una máquina de correr. Si hoy lo hubiese tenido, con mucha más experiencia como propietario, no perdería tiempo y lo llevaría directamente a correr a los Estados Unidos, donde compiten los mejores del mundo”, sostiene Raúl Miglio, que fue uno de los dueños del zaino. A pesar de que le detectaron un soplo en el corazón en su segunda salida a la pista, Viz Nubarrón fue un crack que triunfó en cinco hipódromos distintos de la Argentina.

Para ratificar que era un caballo distinto al resto, en apenas seis días se adjudicó dos de las competencias más importantes del interior del país. Primero lo hizo en el “Jardín de la República” y luego en Córdoba. Fue en 1988 cuando entró en la historia grande del turf tucumano. El descendiente de Vizconde ganó el mismo año los grandes premios “Batalla de Tucumán” y “San Jerónimo”. “A lo largo de mi trayectoria monté muchos ejemplares que fueron muy buenos, como Juan Talentoso, El Instintivo y Alpino Oriental, pero ninguno era como Viz Nubarrón. Era diferente a todos. Tenía una marcha más que el resto de los caballos. Ese era bueno en serio”, contó Barrionuevo sobre el zaino del stud “Biyula”.


Liquidaba rivales

“Es muy difícil volver a tener un caballo como ese. Yo diría que es casi imposible. Para él era todo fácil. Los liquidaba a los rivales. Realmente era una máquina de correr, por eso siempre digo que si hoy lo hubiese tenido no perdería tiempo y lo llevaría directamente a correr a los Estados Unidos”, aseguró Miglio al hablar del zaino nacido el 10 de julio de 1984.

CONTUNDENTE ÉXITO. Conducido por el jinete Ramón Barrionuevo, Viz Nubarrón venció por más de 10 cuerpos a Hombourg en el “Batalla”. CONTUNDENTE ÉXITO. Conducido por el jinete Ramón Barrionuevo, Viz Nubarrón venció por más de 10 cuerpos a Hombourg en el “Batalla”.

Viz Nubarrón comenzó a defender las sedas de la caballeriza “Biyula” a partir de su segunda presentación. “El caballo era propiedad de José Ramos. Habían ido varios ejemplares de Tucumán a correr en Santiago del Estero y entre ellos estaba Viz Nubarrón. Ese día entró segundo en la carrera en la que esta inscripto, luego de largar mal. En el final ‘volaba’. No lo conocía al caballo, pero me dejó una gran impresión y se lo transmití al entrenador Héctor Pantalena. En ese mismo momento le pregunté si lo quería vender. Ramos dijo que sí y que costaba 5.500 pesos. Yo tenía ahorrados 3.000 pesos y le pedí a mi papá que lo compremos. Su respuesta fue negativa. Al día siguiente fui por mi cuenta a buscarlo a Ramos y le dejé el dinero que tenía en concepto de seña. En esa época trabajaba en la empresa de colectivos de la línea 8, que era propiedad de mi familia. Entonces pedí un adelanto de 2.500 pesos para comprarlo. Y así fue que lo adquirimos”, recordó Miglio.

Corría con un soplo en el corazón y fue un crack

El debut de Viz Nubarrón con sus nuevos propietarios fue a mediados de 1987 en Salta, donde había sido adquirido por Ramos. “Era una Polla exclusiva para potrillos rematados en esa provincia. Ganó en tiempo récord para los 1.300 metros. El premio era de 6.500 pesos”, señaló Miglio. Pero no todo fue color de rosa en “La Linda”. “El veterinario oficial de Salta nos dijo que el caballo tenía un soplo en el corazón y que podía morirse en cualquier momento. Pantalena me dijo que no me preocupara y comenzó a tratarlo con un medicamento de uso humano. Por suerte nunca tuvo problema”, agregó.

“No hay muchos casos de caballos que tengan soplo en el corazón, pero sin dudas que un ejemplar con esa patología tiene una desventaja sobre los otros a la hora de competir. En principio no es peligroso que compitan de esa manera, aunque hay que ver la gravedad de cada caso”, reveló el veterinario Pablo Dángelo.


En Palermo

En 1987, Viz Nubarrón se consagró como el mejor potrillo del interior del país al ganar el clásico “Provincias Unidas” en Palermo. “En noviembre había triunfado en el Gran Premio ‘Interprovincial I.N.A.H.’ en Río Cuarto y en diciembre lo hizo en Palermo, siempre ganando con mucha autoridad sobre sus adversarios”, dijo Miglio.

Y en 1988 se consagró como el mejor fondista del interior del país. Cotizado gran favorito en las apuestas, Viz Nubarrón apabulló a sus rivales el 24 de septiembre en el “Batalla”. Venció por 10 1/2 cuerpos a Hombourg, mientras que tercero se ubicó Somontes, en el tiempo de 2’20”1/5 para los 2.200 metros. “No hizo falta que lo exigiera a fondo en ningún lado. En el turf las fijas no existen, pero antes de la carrera sabía que tenía que ocurrir una desgracia para que el caballo perdiera. Estaba bárbaro y con todo el equipo sabíamos que todavía no había mostrado su techo”, recordó Barrionuevo.

CON LA BARRA. Los seguidores del stud “Biyula” celebraron el triunfo de Viz Nubarrón en el Gran Premio “Batalla de Tucumán” de 1988. CON LA BARRA. Los seguidores del stud “Biyula” celebraron el triunfo de Viz Nubarrón en el Gran Premio “Batalla de Tucumán” de 1988.

El nieto materno del norteamericano Stage Couch prácticamente no se esforzó para triunfar en la competencia más prestigiosa del norte. Por eso sus responsables, con Pantalena a la cabeza, no dudaron en embarcarlo a Córdoba a enfrentar un nuevo desafío. Al margen de los exigentes adversarios que tenía que enfrentar en “La Docta”, el principal obstáculo que aparecía en el camino era el poco tiempo que tenía para recuperarse de una prueba de fondo. “Estábamos tranquilos en ese sentido, porque en el Batalla no se exigió tanto y al día siguiente estaba en el stud como si no hubiese corrido”, dijo Barrionuevo. Y fue así, porque en el “San Jerónimo” también liquidó a sus adversarios en el tiempo de 2’39”75/100 para los 2.500 metros de la prueba que en esa época era considerada de Grupo 3 en la escala internacional. “Lo que parecía difícil, para Viz Nubarrón era fácil. Era un caballo distinto en todo sentido. Un crack”, dijo Miglio, que contó cómo adquirió al nieto paterno de Pardallo.


Otros desafíos

Luego de triunfar el 30 de septiembre de 1988 en el “San Jerónimo” en Córdoba, Viz Nubarrón demostró que estaba para cosas mayores y fue llevado a “las luces” para medirse contra los mejores fondistas del país. Su debut fue el 5 de noviembre en los 2.400 metros del Gran Premio “Copa de Oro” (Grupo 1). Ese día fue 5°, siendo relegado por Brinlliantly, Octante, Alververas y Larabee (el año anterior había ganado el Gran Premio “Carlos Pellegrini”). “El caballo no tenía experiencia y sin embargo no desentonó. Era la primera vez que corría frente a los mejores y encima en la pista de césped. Era todo nuevo para él”, dijo Barrionuevo.

Miglio cree que ese día su pupilo se lesionó la rodilla, lo que hizo que en abril de 1990 fuera retirado de las pistas. “A pesar de que después de esa carrera siguió corriendo, creo que fue ese día cuando se lesionó la rodilla, porque nunca más volvió a rendir de la misma forma. Lo tuvimos que operar y decidimos retirarlo definitivamente de las competencias”, indicó el propietario.

El objetivo de la familia Miglio era que preste servicios como padrillo en el haras Teresa María, ubicado en Ticucho. “En el viaje de Buenos Aires a Tucumán se enfermó de neumonía y finalmente se murió. Fue una lástima no tener ningún hijo de Viz Nubarrón”, concluyó Miglio.

Viz Nubarrón fue uno de los mejores caballos tucumanos de la historia y lo demostró con sus contundentes éxitos, a pesar de que corría con un soplo en el corazón.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios