
A DISTANCIA. La universidad está más preparada que la escuela.

“La injusticia social, la inequidad y la brecha digital se han exacerbado durante la pandemia y necesitan medidas únicas y específicas para que puedan abordarse”, afirma en sus conclusiones un estudio académico internacional, del que participaron dos universidades argentinas, una de ellas la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA). El estudio consistió en evaluar la respuesta global al cierre de las escuelas por el coronavirus.
“Fue un estudio académico que se hizo, con una metodología de caso, por la necesidad de estructurar qué estaba pasando en términos educativos en todo el mundo a partir de la covid-19 y qué posibilidades de decisiones se podían sugerir”, dijo a Télam Ignacio Aranciaga, docente de la UNPA y codirector de la Maestría en Educación en Entornos Virtuales de la institución.
“Una perspectiva global de la educación en contexto de pandemia. Decisiones en tiempos de incertidumbre y crisis”, del que también participó por el país la Universidad Nacional del Litoral (UNL), fue publicado en la última edición de la revista académica Asian Journal of Distance Education.
Aranciaga explicó que el cierre de las escuelas y universidades fue la estrategia que tomaron todos los Gobiernos del mundo frente a la pandemia, y evidenció la centralidad de la institución escuela, donde en una población mundial de 8.000 millones hay 1.500 millones de estudiantes, y una respuesta bastante homogénea y con dificultades similares, independientemente del desarrollo económico.
El académico destacó que el estudio puso el foco en que educación remota de emergencia no significa una buena propuesta pedagógica, e hizo sugerencias como la formación docente, la mejora de la infraestructura tecnológica, disponibilidad de los dispositivos y generar una nueva cultura digital, de socialización de recursos pedagógicos.
“Ningún país estaba preparado en principio para estas cuestiones, aunque la universidad, con un mayor desarrollo de educación a distancia pudo dar mejor respuesta, pero también los estudiantes tienen otras condiciones, con mayor autonomía”, agregó el académico.
Patrón común
Aranciaga advirtió: “el patrón común fue el cierre de las escuelas y las respuestas dinámicas y heterogéneas, mientras que las distancias, los problemas de conectividad o de acceso a los recursos tecnológicos son una constante independientemente del desarrollo”.
“Es algo llamativo, todos (los países del mundo) han tenido los mismos problemas, la urgencia ha evidenciado estas dificultades, aunque obviamente las diferencias económicas también remarcan la disponibilidad de recursos para dar respuesta a la emergencia”, admitió.
En esta línea, Aranciaga mencionó un mayor desarrollo en el mundo de la gestión de recursos educativos abiertos, como son en Argentina Educ.ar y el Sedici de la Universidad Nacional de La Plata, como experiencias aisladas. “Es un lineamiento del que la Unesco viene hablando desde 2002, que tiene que ver con los recursos educativos que generan docentes y disponerlos en abierto para que otros lo puedan utilizar”, sostuvo.
“La interrupción de la educación significa la importancia de la apertura en la educación y pone de relieve cuestiones que deben tenerse en cuenta, como el uso de métodos alternativos de evaluación, así como las preocupaciones sobre la vigilancia, la ética y la privacidad de los datos que resultan de la casi exclusiva dependencia de soluciones en línea”, advierte la publicación académica.







