Mayo de las Letras: “La hipocresía permite esconder distintos tipos de crímenes”

Mayo de las Letras: “La hipocresía permite esconder distintos tipos de crímenes”

Claudia Piñeiro, autora de “Catedrales”, la novela más vendida del momento, dialogará hoy con La Gaceta Play. La violencia machista, el aborto y la ley.

Mayo de las Letras: “La hipocresía permite esconder distintos tipos de crímenes”

Con su última novela, “Catedrales”, a la cabeza del ránking de ventas, Claudia Piñeiro ratifica que es una de las escritoras más leídas. La autora de “Las viudas de los jueves” y otros títulos que fueron llevados al cine, será entrevistada hoy a las 21 en LA GACETA Play (Canal 11 de CCC).

“Catedrales” tiene la trama de un policial macabro, pero el misterio del aberrante crimen de una jovencita de 17 años se entreteje con los mandatos religiosos de las familias más conservadoras y con los prejuicios que prevalecen en gran parte de nuestra sociedad. El cadáver de Ana es encontrado descuartizado y quemado en un basural de Adrogué, y 30 años después el asesinato permanece impune, mientras la familia se va destruyendo. La historia pone sobre el tapete conflictos muy actuales.

En diálogo telefónico con este diario, Piñeyro aclaró que la relación que se establece en la novela entre la Iglesia y este crimen apunta más que nada a la hipocresía. “Mediante la hipocresía se pueden esconder distintos tipos de crímenes -señaló-. Si le preguntamos a la Iglesia sobre la violencia contra las mujeres, por supuesto que va a decir que está mal. Pero por otro lado, en muchos casos, trata de hacer sostener un matrimonio más allá de la inconveniencia del vínculo. Si uno le dice a un cura que se quiere divorciar, va a tratar de que uno no se divorcie a pesar de que esté sufriendo violencia. Por suerte, no siempre es así. También hay en la Iglesia gente mucho más evolucionada -admitió-. Pero la novela no trata tanto sobre la relación de la Iglesia con la violencia de género sino con otra violencia contra las mujeres, como por ejemplo el aborto y lo que la Iglesia como institución batalló para que no salga la ley.

- El tema del aborto aparece en otras obras de su narrativa.

- Sí. En “Tuya” (2008) estaba el aborto, en “Elena sabe” (2007) también, y en dos cuentos de “Quién no” (2018). Pero el problema es la hipocresía de la institución religiosa, no de los creyentes. Cada persona tiene derecho a creer en lo que quiera y seguir los preceptos de esa religión para su vida. Otra cosa es cómo se trata de imponer esos preceptos a los demás, a los que no tienen esa fe ni esa religión. Querer que los otros vivan según lo que dice tu religión. Y en eso la Iglesia, hace dos años cuando fue el debate, ejerció mucha presión. Pública y encubierta.

-¿Esa hipocresía se ve también en los foros parlamentarios?

- Sí. Junto con las mujeres que vienen haciendo la campaña por el aborto legal, seguro y gratuito yo fui a muchas reuniones con diputados y senadores para explicarles cuál era nuestra postura, por qué había que encarar este tema como una cuestión de salud pública. Contarles sobre las mujeres que morían o quedaban mutiladas, y que las mujeres pobres son las que sufren los riesgos de un aborto traumático con riesgo de vida, mientras que aquellas con medios económicos pueden hacerse un aborto en una clínica sin que nadie se entere. Pero la respuesta no era desde la convicción personal sino: “cuando yo vuelva a mi provincia el obispo me va a llamar para retarme”, o: “cuando vaya a misa con mis hijos el cura va a hablar mal de mí delante de ellos”, o: “yo estoy de acuerdo, pero no puedo votar eso porque en mi provincia a mí me votan muchos evangelistas y si voto eso, ellos después no me van a votar a mí”. Eran respuestas desde la hipocresía, no desde la convicción religiosa.

- ¿Cómo vio la resistencia que había en sectores de Tucumán contra la Ley Micaela?

- Estaba muy pendiente de que se aprobara y muy en desacuerdo con la actitud de Ricardo Bussi. No me sorprende, porque es una continuidad en su manera de pensar. Pero por suerte los mecanismos funcionaron para que la ley se aprobara. Es una vergüenza que alguien pueda estar en contra de la Ley Micaela. No se puede creer. Si no hubiera existido una presión del Movimiento de Mujeres ni una presión mediática y un montón de ojos mirando lo que sucedía, quizás hubiera costado más revertir esa posición. Me gusta mucho ir a Tucumán, donde tengo gente amiga y siempre participo en eventos. Pero han ocurrido cosas tremendas en esa provincia, como el aborto legal que le querían impedir a una niña que fue violada, así como otras cuestiones como el caso Alperovich, que nos tienen muy atentas y preocupadas.

Perfil: Claudia Piñeiro

Nació en 1960. Publicó las novelas “Las viudas de los jueves” (2005, Premio Clarín), “Elena sabe” (2007, Premio LiBeraturpreis), “Tuya” (2008), “Las grietas de Jara” (2009), “Betibú” (2011), “Un comunista en calzoncillos” (2013); “Una suerte pequeña” (2015) y “Las maldiciones” (2017), además de relatos.

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