Dengue: la mejor prevención es matar las larvas, dice un experto

Dengue: la mejor prevención es matar las larvas, dice un experto

Un especialista cuenta cuáles son los principales problemas que tenemos en Tucumán.

PELIGRO. Cualquier recipiente con agua sirve para que el mosquito hembra ponga los huevos. la gaceta / fotos de franco vera PELIGRO. Cualquier recipiente con agua sirve para que el mosquito hembra ponga los huevos. la gaceta / fotos de franco vera

En la casa de Claudia Cecilia Elcontar hubo dos infectados con dengue. Y en la zona donde vive, el barrio Los Lapachos de Alderetes, ya son incontables los casos de vecinos que se han enfermado, dice. También en el barrio Julio Abraham todos hablan de lo mismo. La patología transmitida por el mosquito Aedes aegypti les quita el sueño desde hace dos meses.

Alderetes es una de las localidades que más casos de dengue notificó en los últimos días. Los vecinos permanecían en su casa para cumplir el aislamiento y muchos contrajeron la enfermedad, conocida como fiebre quebrantahuesos.

Por las calles de esa ciudad del este tucumano se ven patrullas de agentes sanitarios en busca de casos y de cacharros que puedan servir como criaderos del mosquito. José Roque Moya, coordinador del Programa Nacional de Control de Vectores, denota el cansancio en la voz. Además de Alderetes (Cruz Alta) recorre a diario los otros departamentos del interior que hoy están más afectados por la epidemia: Alberdi y Simoca.

Moya trabaja desde el año 2000 visitando las casas de los tucumanos para prevenir que el Aedes siga multiplicándose. Asegura que le dolió mucho todo lo que ocurrió este año, la gran cantidad de tucumanos que sufrieron la enfermedad y aquellos que murieron. A su entender, hubo un combo que favoreció la circulación del virus. Uno de los principales problemas que observó en algunos barrios: fueron pocos los afectados que asistieron al hospital o al CAPS para el diagnóstico de la patología.

“A veces por falta de información, por la creencia de que no los iban a atender o por miedo a que los aislaran bajo sospecha de tener coronavirus. Lo cierto es que esos casos no pudieron ser detectados por el sistema de salud, no se hizo el bloqueo a tiempo y así la enfermedad se propagó de un barrio a otro”, describe el técnico.

 PELIGRO. Cualquier recipiente con agua sirve para que el mosquito hembra ponga los huevos. PELIGRO. Cualquier recipiente con agua sirve para que el mosquito hembra ponga los huevos. LA GACETA / FOTOS DE FRANCO VERA

“Esto podría haber sido mucho peor. Faltaron comunicación y educación sobre los síntomas de la enfermedad y cuándo hay que acudir al médico. ¿Qué nos deja de aprendizaje esta epidemia? No hay que subestimar algo tan pequeño como un mosquito”, evalúa.

Moya también pone bajo la lupa las fumigaciones masivas. Después de tantos años de trabajo, afirma que apuntar a las larvas es el secreto para combatir el dengue. “Luchar contra el mosquito adulto es una batalla perdida”, explica.

El mosquito tiene dos etapas: la de larva la completa en el agua. “Ese es el momento en el que es más fácil descubrirlo y controlarlo. Está en el tarrito y no se puede escapar. Tirás el agua y ya está. Una simple acción mata 300 Aedes y no daña el ambiente”, precisa.

De los relevamientos en barrios y localidades del interior, donde se mide la cantidad de criaderos de Aedes, se concluye que el 90% de los mosquitos vive y se reproduce adentro de las casas. El Aedes (la hembra) tiene un olfato muy fino para detectar cualquier recipiente que tenga un poco de agua para poner sus huevos y también puede localizar rápidamente una persona a quien picar para alimentarse y madurar los huevos (es como una fuente de energía extra que necesitan). Cualquier recipiente con un poco de agua (hasta un pedacito pequeño de plástico, una zapatilla o una tapita) le sirve. Que sea limpia no es requisito excluyente.

El 10% de los criaderos restantes está en lo que Moya llama sitios críticos: gomerías, chatarrerías, terrenos baldíos, microbasurales y desarmaderos, entre otros.

Moya detalla cuáles son los recipientes donde más se reproduce el dengue en Tucumán. Son dos, y cada uno tiene una realidad muy diferente:

1) Están los tanques bajos. Son grandes o medianos tachos en los que la gente acumula agua. Se los ve generalmente en zonas donde es deficiente el servicio de agua (no hay o falta presión) y muchos vecinos no tienen más opción que acumular el líquido para sus distintas necesidades. “Les enseñamos que los tapen una vez que estén llenos y que, al tirar el líquido acumulado, limpien con agua hervida las paredes del tacho”.

2) Recipientes tipo basura. Se los ve en casi todos los barrios, pero principalmente en aquellos que tienen un mal servicio de recolección de residuos. La gente tiene cacharros en desuso en su vivienda o los arroja a los márgenes de los canales.

“Esto no quiere decir que estos sean los únicos criaderos de mosquitos o que estos criaderos estén presentes solamente en los barrios más vulnerables. En otras zonas de mayor poder adquisitivo, un gran problema son las plantas acuáticas”, ejemplifica. “En casi todas las viviendas hay recipientes, a veces impensados, donde el mosquito logra reproducirse”, añade.

Moya define el dengue como el resultado de un desorden socio-ambiental, en el que influyen el cambio climático y el uso creciente de envases descartables. “Hemos trabajado muchísimo desechando cacharros en desuso. Sin estas medidas la epidemia hubiese sido mucho peor -resalta-. Pero aún nos falta. La solución a esta enfermedad es tan sencilla que por ello se hace complicada”.

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