Tras más de dos décadas, la cuarentena fulminó el tradicional bar Las Palmas

Tras más de dos décadas, la cuarentena fulminó el tradicional bar Las Palmas

En la esquina de Marcos Paz y 25 de Mayo, el emblemático bar no soportó el aislamiento y los dueños decidieron cerrarlo.

DESCONCIERTO. Pocas veces se ha visto cerrado el bar Las Palmas, en la esquina de Marcos Paz y 25 de Mayo. DESCONCIERTO. Pocas veces se ha visto cerrado el bar Las Palmas, en la esquina de Marcos Paz y 25 de Mayo. LA GACETA / INÉS QUINTEROS ORIO

Si tuviéramos que escribir la lista de bares notables de Tucumán -y quizás sea momento de hacerlo, antes de la extinción- Las Palmas seguramente estaría entre los primeros lugares.

Sumen a la lista de víctimas del coronavirus este local emblemático de barrio Norte. La esquina de Marcos Paz y 25 de Mayo ha cerrado sus puertas y sus ventanales como vidrieras. Reducto cafetero de mañanas y siestas al sol, de menú interminable y de mozos que no necesitan preguntar qué van a tomar sus clientes, el negocio se cuenta entre los primeros locales gastronómicos que no volverán a abrir cuando se levante la cuarentena.

¿A dónde irán los whiskeros solitarios, los señores que nunca se sacaron el saco y la corbata aun jubilados, las familias que se acomodaban en mesas largas debajo de las palmeras? ¿A dónde se reunirán los hombres y las mujeres tradicionales, la dirigencia del campo, que hicieron de Las Palmas su búnker durante la “guerra” contra la famosa resolución 125? ¿Quién les abrirá la puerta a los desvelados que piden un lomito en pan árabe con ají en vaina un domingo a las tres de la tarde?

No va más.

Dos décadas y un abril

“¿Qué significa? Significa muy buena parte de mi vida. Ahí conocí a quien ahora es mi esposa, la madre de mis hijos. Son 21 años de Las Palmas. Y sí, nos duele, pero somos una empresa y no es viable sostenerlo”, admite Carlos Palma, uno de los propietarios.

Según el representante de la firma que gerencia el bar, no han logrado mantenerse a flote durante la cuarentena. Los gastos fijos, explica, hacen que la única manera de sostener el bar es funcionando como lo hacía antes de la pandemia.

“Hemos intentado con el delivery, pero no logramos cubrir los costos. En dos meses y medio sin trabajar acumularíamos una deuda de casi $ 4 millones. Entonces, más allá de los sentimientos, tenemos que pensar como empresa y no es viable”, señaló.

Entre el plantel de empleados de Las Palmas hay quienes tienen la misma antigüedad del bar. Otros, más nuevos. El promedio, según Palma, ronda los 14 años.

“Nuestra prioridad en este momento es acomodar las cosas con nuestros empleados de la mejor manera posible. Es una situación crítica para todos, pero eso es lo que más nos está ocupando en este momento”, sostuvo.

“Inviable”

Los empresarios gastronómicos ya habían vaticinado, en medio de la cuarentena más cerrada, que el suyo sería uno de los sectores más golpeados por la paralización económica. Hace un mes divisaban un futuro con varios bares y restaurantes que no volverían a abrir sus puertas tras el golpe que significó estar cerrados durante tantos meses.

“Supongamos que podamos abrir dentro de un mes, o un mes y medio, a partir de la flexibilización de la cuarentena. Es seguro que va a estar permitido abrir, pero con restricciones. Nosotros, con el bar al 50%, ni siquiera al 80% de la capacidad, podríamos sustentarnos. Toda la estructura de costos -explica Palma- está hecha para un local funcionando a pleno, o al menos como lo hacía antes de la cuarentena”.

El futuro

Los bares Joze y Mr. Corcho, que precedieron a Las Palmas, marcaron a fuego el destino gastronómico de esa esquina privilegiada. ¿Qué es lo que vendrá? ¿Una cervecería? Todavía no existe esa respuesta. “La verdad, no tenemos ninguna propuesta, ni pedido ni oferta ni nada con la esquina. Y nosotros estamos concentrados en resolver la situación de los empleados. Después veremos cómo va a seguir esa esquina”, apuntó Palma.

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