La droga genera más violencia en el sur tucumano

La droga genera más violencia en el sur tucumano

El principal móvil de los crímenes fue por el dominio territorial El 95% de los detenidos por delinquir tienen problemas de adicción. Falta de plazas para rehabilitar. Aumentan los operativos.

EL LUGAR. Julio Medina fue asesinado en una vivienda del barrio Municipalidad de Concepción.  EL LUGAR. Julio Medina fue asesinado en una vivienda del barrio Municipalidad de Concepción.

Cinco homicidios en menos de cinco meses, en este Tucumán cada vez más violento, no parece ser una cifra alarmante. Pero que tres de ellos se hayan producidos por cuestiones de drogas sí es por lo menos llamativo. Y eso es lo que está sucediendo en el sur de la provincia, donde la disputa por el dominio territorial ha generado alarma entre las autoridades.

El 16 de febrero, en el penal de Concepción, el reo Rubén Orresta fue ultimado de una puñalada en una pelea, que podría haber estado vinculada al tráfico de drogas, según explicaron fuentes judiciales. El 24 de abril, en el barrio Municipal de esa ciudad Julio César “El Mellizo” Medina (37) años murió en una pelea que habría sido originada por cuestiones vinculadas al narcomenudeo. El domingo, Exequiel Hernández (23) murió al recibir un disparo en el rostro después de haber discutido con un supuesto transa de la localidad de Medinas. Los otros dos crímenes que se registraron en este sector de la provincia fueron femicidios donde terminaron siendo asesinadas Jessica Ortiz (Alpachiri) y Natalia Coronel (Alberdi).

El fiscal regional del Centro Judicial Concepción reconoció el problema. “Los índices de cantidad de homicidios se mantienen. Anualmente, en promedio llegan a ser 12, por lo que estamos dentro de lo normalidad. Sí creemos que hubo más casos donde el móvil del crimen tuvo que ver con cuestiones vinculadas al dominio territorial”, explicó en una entrevista con LA GACETA.

“Pero hay otra realidad que nos aflige y nos moviliza. El 95% de las personas que son detenidas por cometer delitos tienen problemas de adicción”, estimó el funcionario judicial. “Pero ante este problema tenemos otro: las instituciones privadas que desarrollan tratamientos de rehabilitación están colapsadas y no pueden recibir a nadie más”, agregó.

El fiscal regional aclaró que, ante esta situación, sólo les queda acudir a tratamientos de desintoxicación en los hospitales del sur o, si el cuadro es mucho más severo, al Hospital Obarrio. “Sabemos que esa no es la solución, pero es lo que tenemos al alcance. Varias veces enviamos personas con oficio para que queden internadas en Las Moritas, pero vuelven a las horas porque no hay lugar. Acá hay una cuestión social que excede a la persecución penal”, opinó.

El caso Aguilares

En Aguilares hay un caso testigo. Las casas de los Uñate y de los Espíndola están separadas unos 50 metros en el barrio Villa Nueva. Ambos grupos están enfrascados en una lucha armada por el supuesto dominio territorial por el narcomenudeo. El pico máximo de tensión se produjo en diciembre pasado cuando Santiago Matías Uñates (13) fue ultimado por sus vecinos. A partir de allí hubo una serie de ataques por venganza, que incluyeron nuevos enfrentamientos armados y hasta la quema de un auto, que llegaron a su fin por la intervención vecinal.

VIOLENCIA SIN FIN. El auto incendiado de una de las familias que están enfrentadas en el barrio Villa Nueva de Aguilares. VIOLENCIA SIN FIN. El auto incendiado de una de las familias que están enfrentadas en el barrio Villa Nueva de Aguilares.

“Nos cansamos, dijimos basta. Era verlos agarrarse a tiros todas las semanas sin que les importe nada. Entonces, en plena cuarentena, hicimos una marcha con cacerolas y todo y se acabaron los problemas. A los pocos días, se hicieron allanamientos, se detuvo a personas y se secuestraron armas. También hay que reconocer que se incrementó la presencia policial y ahí llegó la paz”, dijo Marcelo Quintana, uno de los organizadores de la marcha.

Y justamente el aporte vecinal fue clave en la pacificación. Un habitante de la zona cedió una vivienda que había recibido de herencia y se la entregó al municipio con la única condición de que la refaccionaran y se la entregara a la Policía. Desde hace una semana funciona allí la Patrulla Motorizada de Aguilares.

“Estamos atentos a las diferentes denuncias que realizan los vecinos y son investigadas. El trabajo es constante y diagramamos operativos especiales para contrarrestar estos grupos. Pedimos a la comunidad que nos colabore denunciando de manera anónima”, explicó el jefe de la Unidad Regional, Jorge Díaz.

El comisario agregó que se incrementaron los secuestros de droga en procedimientos que realizan por delitos ordinarios. “Pedimos medidas por causas de robos, abuso de armas de fuego o de lesiones y es común que encontremos sustancias prohibidas. A los equipos de trabajo se les suma personal de la Didrop Sur para que nos acompañen y actúen si es necesario. Estamos trabajando fuerte en este tema”, concluyó.

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