Las profesiones pospandemia: el desafío es crear una propia (nueva) normalidad

Las profesiones pospandemia: el desafío es crear una propia (nueva) normalidad

La cuarentena comienza a flexibilizarse de a poco y las distintas ramas profesionales ya miran cómo será su nueva forma de trabajar.

MEDIDAS EXTREMAS. Más que en cualquier otro ámbito, en los consultorios de odontología se verán medidas extremas de bioseguridad. MEDIDAS EXTREMAS. Más que en cualquier otro ámbito, en los consultorios de odontología se verán medidas extremas de bioseguridad. LA GACETA / Foto de Diego Aráoz.

¿Acaso no deberíamos sentirnos unos privilegiados? Porque no son muchas las generaciones que puedan contar que, en semanas, el mundo puede cambiar. Y que no se trata de una exageración literaria: el jueves 19 de marzo hay un mundo y cuando el reloj llega a las 00 comienza otro. Otro.

En poco más de una semana se cumplen dos meses del aislamiento social obligatorio en Argentina. Ha sido un tiempo de preguntas, de dudas, pero también de certezas: después de la cuarentena viene una nueva normalidad, porque el mundo tiene que seguir girando aún con un virus para el que no hay vacuna ni tratamiento específico.

“Cuando llegó la gripe A a la Argentina, nosotros ya teníamos la terapéutica, el tamiflú, entonces no fue un cambio tan drástico. En este caso, no tenemos ni vacuna ni terapéutica, y hasta que haya algo de eso, la normalidad será otra”, analiza el médico Alfredo Neme Scheij.

En todas y cada una de las actividades y profesiones la covid-19 ha llegado como un rayo para modificar las estructuras. Y con esa misma velocidad, cada quien por su lado se ha visto en la necesidad imperiosa de adaptarse, en pocos días, a una nueva normalidad cuando pase la emergencia sanitaria, que marca el inicio de la convivencia con el coronavirus.

Médicos, docentes, arquitectos y todas las profesiones posibles ocuparon estos dos meses para probar, a veces a la fuerza, herramientas que ya estaban disponibles, pero que no terminaban de adoptarse. Cuestión cultural, se dirá de aquellos que dudaban de la digitalidad y del trabajo a distancia; pero a partir de ahora la premisa será la optimización en función del menor contacto físico posible. Vaya desafío en un mundo (al menos el nuestro) tan acostumbrado a los besos y los abrazos.

Odontólogos
“Vestidos como astronautas”

Si hay profesionales expuestos al contacto con el coronavirus, esos son los odontólogos. Su trabajo es siempre y necesariamente a 30 centímetros de los pacientes, con sesiones de hasta una hora con cada uno. Por eso, asumen que a partir de ahora sus consultorios se deberán transformar en quirófanos.

El protocolo que ya están siguiendo los dentistas, habilitados en principio para la atención de urgencias, puede demorar hasta una hora entre paciente y paciente por las tareas de desinfección.

La persona que se atiende tiene que llegar con su turno, previa entrevista telefónica para descartar sospechas de covid-19, sin acompañantes y sin sala de espera. Se sanitiza los pies con lavandina y luego pasa a lavarse las manos, entre otros varios pasos.

El médico lo recibe con camisolín, botas, cofia, gafas, máscara, pantalla y todos los elementos de protección que se pueda imaginar. Hay un procedimiento para colocarse y otro para retirarse todo lo que deben ponerse como barrera. Los pacientes, por su lado, también son cubiertos con elementos descartables y no pueden tener nada en la mano ni tocar nada. Adiós la selfie en el dentista por un buen tiempo.

“Para nosotros es un desafío enorme porque con todos esos elementos es complicado trabajar los detalles y todo lleva más tiempo. Se extenderá entonces el tiempo de atención por cada paciente, y vamos a poder atender a mucha menos gente que antes. También se va a buscar comenzar y terminar, siempre que sea posible, las prácticas en un mismo acto”, explica Viviana Berta, presidenta del Círculo Odontológico de Tucumán.

EL NUEVO PROTOCOLO. La odontóloga Eugenia Mayoral muestra cómo serán las extremas medidas de seguridad que deben adoptar para atender a sus pacientes. EL NUEVO PROTOCOLO. La odontóloga Eugenia Mayoral muestra cómo serán las extremas medidas de seguridad que deben adoptar para atender a sus pacientes. LA GACETA / fotos de Diego Aráoz y Franco Vera.

Hasta tanto no exista la inmunización, los odontólogos tendrán que atender de esa manera. “Es imposible no tener contacto. La saliva, la boca, la mucosa nasal y la mucosa de los ojos son justamente las zonas donde el virus se desarrolla. El cuidado es mucho más extremo que, por ejemplo, con el VIH, que también produjo un cambio en la atención de los odontólogos”, analiza.

La mayor preocupación en estos momentos es la manera en la que se han disparados los costos de la atención al paciente, con un kit de seguridad descartable que cuesta alrededor de $ 700. A eso hay que sumarles los otros elementos de bioseguridad no descartables. “Calculamos que el costo de la protección es $ 1.500 por paciente y es algo a lo que deberán adaptarse las obras sociales, es algo que se está conversando”, señaló la odontóloga y directiva.

A esa preocupación se suman otras dos: el abastecimiento de los materiales descartables y el enorme impacto ambiental que tendrá la generación de tal cantidad de residuos.

“Yo lo tomo como un recordatorio para los profesionales, que muchas veces nos relajamos con los recaudos que hay que tomar -opina la joven odontóloga Victoria Zelarayán-. En este contexto, las reglas que eran básicas y fundamentales en cuanto a la esterilización se deben llevar al extremo. Hasta que haya inmunidad o una terapéutica, vamos a tener que seguir atendiendo como astronautas”.

Docentes
“Un salto de calidad”

“De golpe hemos tenido que aprender a manejar recursos que existían, pero que no nos tomábamos el trabajo de aprender. Y hemos comprobado que con las aulas virtuales, las plataformas, los encuentros por videollamada, podemos transmitir lo que antes hacíamos de forma presencial. Es un salto de calidad muy grande para la educación”, sostiene Juan Pablo Gómez Omil, profesor de Matemática en los niveles secundario y universitario.

“Lo mejor es que vemos que los chicos están aprendiendo, que hay un ida y vuelta mucho más intenso y que gran parte del conocimiento lo están construyendo ellos mismos. Nos hemos visto obligados a dejar el enciclopedismo de lado y enseñar lo imprescindible, los contenidos indispensables, porque no se puede hacer una clase virtual de seis horas, hay que resumir en lo esencial. Creo que son cambios importantes que vamos a conservar a futuro”, analizó.

PRESENCIA VIRTUAL. La docente Natalia Ale mantiene la cercanía con sus alumnos a pesar de la distancia. PRESENCIA VIRTUAL. La docente Natalia Ale mantiene la cercanía con sus alumnos a pesar de la distancia.

En el ciclo inicial, donde el contacto físico de docentes y compañeros es clave para desarrollar ciertos hábitos sociales, el cambio también ha sido repentino y en algunos aspectos, permanente.

“Intentamos llevar todo ese contacto, la voz de la maestra, el aprender todos en un mismo momento... Todo eso que hay en el aula, a través de las herramientas virtuales. Y lo estamos logrando en buena medida por el compromiso de la familia. Algo muy positivo es la relación que hemos logrado construir con los padres, que se han tenido que comprometer mucho con la educación de los chicos y que lo hicieron con muy buena predisposición. Eso es algo que, creo, lo hemos ganado y lo vamos a conservar”, apuntó Natalia Ale, maestra de salitas de tres y cuatro años.

Médicos
Una nueva ingeniería en la atención de los pacientes

Cuando vuelvan a abrirse las clínicas y los consultorios médicos, el primer impacto será la ausencia de salas de espera. “El sistema de salud cura, pero también puede enfermar”, dice el médico cardiólogo Alfredo Neme Scheij (foto). El desafío más grande para los profesionales de la salud será implementar una nueva ingeniería en la atención de sus pacientes.

“Un cambio paradigmático que ya está en marcha es que seremos los médicos los que convoquemos a los pacientes, en base a un calendario y una planificación que haremos nosotros. En mi especialidad todos mis pacientes son de riesgo, algunos más que otros. Tenemos que tratar de que salgan lo menos posible, coordinar todos los estudios de control para una misma visita y, de ser necesario, visitas a domicilio, como ya lo estamos haciendo. La telecardiología se impone, pero sin olvidar la consulta presencial. Se trata de un fino equilibrio entre no exponer, pero sin descuidar los controles, porque no todo es covid- 19”, describió.

“Ya estamos trabajando con laboratorios y centros de diagnóstico para que los resultados de los estudios nos lleguen directamente a los médicos y, en base a eso, planificar la consulta o el control: presencial, a domicilio, o de manera virtual. Se trata de optimizar al máximo. Que el paciente no tenga que venir al consultorio para una orden de análisis, sino que se haga de manera virtual y que vaya directo al laboratorio, por ejemplo”, apuntó.
En el campo de la cardiología, estima Neme Scheij, se acelerará la estandarización de la telemetría, una tecnología que permite a los médicos controlar ciertos parámetros del paciente a la distancia.

TELEMEDICINA. El médico Alfredo Neme Scheij explica que serán los profesionales los que organicen la agenda de la salud de los pacientes. TELEMEDICINA. El médico Alfredo Neme Scheij explica que serán los profesionales los que organicen la agenda de la salud de los pacientes. LA GACETA / Foto de Franco Vera.

La médica endocrinóloga Olga Escobar, por su parte, está segura de que la vuelta a la nueva normalidad será venturosa. “Volveremos innovados con nuevos aprendizajes en todos los aspectos y en lo profesional, sabremos usar mejor la tecnología, habremos aprendido a comunicarnos y a escucharnos; logramos reemplazar la falta de presencia y aún así conservar el compromiso hacia nuestros pacientes”, opinó. También se mostró proclive a que los estudios de laboratorios se puedan canalizar a distancia usando la tecnología para ello.

Arquitectos

Ganó la virtualidad

La posibilidad del trabajo en casa ha sido la gran enseñanza para muchas profesiones y actividades. Y en el caso de los arquitectos, los grandes estudios con todo los trabajadores conviviendo en la oficina, es una realidad que ya tiene fecha de vencimiento.

ARQUITECTURA. Máximo Coletti sostiene que buena parte del trabajo que antes se hacía en el estudio, se trasladará a las casas. ARQUITECTURA. Máximo Coletti sostiene que buena parte del trabajo que antes se hacía en el estudio, se trasladará a las casas.

“Nos hemos dado cuenta de que lo podemos hacer y de que lo podemos hacer muy bien. Nos planteamos si se justifica el gasto y el tiempo que insume desplazarse de una punta a la otra por algo que se puede hacer en la casa. Por supuesto que habrá instancias en las que se sienten las bases de un proyecto, que necesariamente serán presenciales, pero el grueso del trabajo lo pueden hacer los profesionales en su casa”, analiza el arquitecto Máximo Coletti.

Incluso para la venta de proyectos y para la captación de inversiones, estima, será posible la virtualidad. “Al menos para una conversación preliminar, que antes se hacía en el estudio o en un café, puede hacerse por videollamada y luego pactar un encuentro”, indica.

Para el arquitecto Álvaro Sánchez, además de los enumerados por Coletti, habrá cambios más profundos y sustanciales incluso en la planificación de los espacios personales, profesionales y, en última instancia, en la planificación de las ciudades.

“En el caso de los estudios profesionales, ya no necesitarán oficinas e instalaciones para albergar a la totalidad de las personas que trabajan, ya que muchas de ellas continuarán en distinto grado desde casa; sí se requerirán espacios distintos, por ejemplo, para reuniones, más confortables. Los trabajadores evitan el gasto de tiempo y de dinero en movilidad, y lo recuperan para su vida familiar. Esto indefectiblemente tiene un gran impacto territorial de configuración funcional de ciudades y en la redefinición de la arquitectura futura”, vaticina.

La mayor oportunidad tras la pandemia, según la mirada de Sánchez, es la de construir -finalmente- ciudades más sustentables, inteligentes e inclusivas.

El arquitecto va a convertirse en programador visual de arquitectura paramétrica generada por algoritmos que colaboren con diseñar edificios más sustentables bioclimáticamente, y que empleen la menor cantidad de materiales posibles. Edificios más económicos, eficientes y más sustentables, en armonía con el medio ambiente. La construcción, por su lado, será cada vez será más tecnificada y asistida por la robótica. “Es difícil imaginar en nuestro medio esta realidad, pero tarde o temprano las tecnologías llegan y cada vez más rápido. La evolución de la construcción hacia procesos más industrializados tendrá como consecuencia la baja de precios finales, algo que sucedió a lo largo de la historia en todos los bienes tecnificados, que harán que la vivienda sea más accesible para más cantidad de personas”, apunta.

Aquel viejo anhelo de la descentralización de las ciudades y la descompresión de las áreas más céntricas encuentra en la pospandemia una nueva oportunidad para hacerse realidad. “La deslocalización de la vivienda próxima al trabajo de oficinas, gracias al teletrabajo podría generar la posibilidad de adquirir terrenos más baratos en las afueras -advierte-. Pero se privilegiarán nodos urbanos con mixtura de actividades”.

Contadores
Los papeles tienden a desaparecer

”Nuestra profesión está adaptada a los cambios constantes, más en nuestro país, donde hay nuevas disposiciones casi semanalmente. Por ese lado no veo que vaya a cambiar mucho. De hecho la mayoría de las gestiones ya son digitales”, señaló la contadora free lance Marcela Larguía. 

“Creo que la imagen del contador o contadora que llevaba papeles de un lado a otros, facturas, comprobantes, etcétera, va a terminar de desaparecer. Todavía quedan y muchos, pero esto empuja a la digitalización de todo”, estima. Finalmente, opina que su profesión tomará un rol preponderante en los próximos meses, para acompañar a las empresas de todos los tamaños a recuperarse de la abrupta caída.

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