El cementerio más grande de América Latina: ceremonias de 10 minutos y con escasos parientes

El cementerio más grande de América Latina: ceremonias de 10 minutos y con escasos parientes

En el camposanto de Vila Formosa, San Pablo, Brasil, aumentaron un 45% los entierros las últimas semanas.

AL RAS DE LA TIERRA. Los enterradores de Vila Formosa abrieron decenas de tumbas, a medida que aumentan los muertos por el coronavirus.  reuters AL RAS DE LA TIERRA. Los enterradores de Vila Formosa abrieron decenas de tumbas, a medida que aumentan los muertos por el coronavirus. reuters
04 Abril 2020

SAN PABLO.- Los entierros en el mayor cementerio de América Latina, en la ciudad brasileña de San Pablo, aumentaron un 45% en las últimas semanas por el covid-19. Además, por temor a la enfermedad, las ceremonias de sepultura son de menos de 10 minutos y con poca gente. Así lo informaron trabajadores del cementerio de Vila Formosa, que indicaron que el número de entierros diarios se disparó de 40 a 58, según el diario O Estado de Sao Paulo.

El cementerio se hizo famoso esta semana porque The Washington Post publicó una foto con decenas de sepulturas abiertas preparadas para las víctimas de coronavirus y de otras enfermedades respiratorias.

Hasta ayer, Brasil tenía 299 muertes y 7.910 casos, la mayoría se concentra en el estado de San Pablo, el más poblado del país, con 46 millones de habitantes.

El sindicato de sepultureros abrió en los últimos días 90 sepulturas por día, el doble de lo habitual. El miércoles, hubo 57 entierros en el cementerio de Vila Formosa.

Los entierros son rápidos, con ceremonias de diez minutos y escasos parientes.

El gremio de los trabajadores de cementerios en la ciudad brasileña más afectadas por la pandemia ya había reclamado hace días equipamiento adecuado (barbijos y guantes) y alcohol en gel, para poder dar sepultura a las víctimas del coronavirus.

La intendencia de San Pablo contrató 220 sepultureros por seis meses para reemplazar a los que debieron ir a sus casas, en aislamiento, por integrar el grupo de riesgo por coronavirus, que en los adultos mayores provoca severos cuadros respiratorios.

La gestión de la crisis es, además de un problema de salud, una cuestión política en Brasil. El presidente Jair Bolsonaro niega la magnitud de la pandemia y se rehusa a decretar medidas de aislamiento para frenar los contagios. Eso lo enfrenta con la mayor parte de los gobernadores, con legisladores y con muchos de sus propios aliados.

El miércoles, amenazó con destituir al ministro de Salud, Luiz Mandetta, que no está de acuerdo con la postura del mandatario, lo que abrió otro frente, dentro de su propio partido, cuando el presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Rodrigo Maia, defendió a Mandetta. “Bolsonaro no tiene coraje para sacar al ministro y cambiar oficialmente la política frente al coronavirus del Ministerio de Salud”, dijo Maia, segundo en la línea de sucesión presidencial, en una teleconferencia entre el diario económico Valor y el banco privado Itaú, el más grande de Brasil.

“No lo echo porque estamos en medio de la guerra”, dijo Bolsonaro, quien afirmó que Mandetta “debe tener más humildad y no aparecer más que el presidente”.

El ministro de Salud, un ex diputado de bajo perfil del estado de Mato Grosso do Sul, que recomienda el distanciamiento social, es más popular que el presidente, según varias encuestas. Mandetta negó que vaya a renunciar al cargo. (Reuters-Télam)

El cementerio de San Pablo, el más grande de Brasil y de América Latina, aumentó en un 45% la cantidad de sepulturas en estos días, a causa de las muertes por covid-19

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