Riesgos para las víctimas de la violencia de género

Riesgos para las víctimas de la violencia de género

27 Marzo 2020

No son vacaciones, es verdad. La orden del presidente, Alberto Fernández, de permanecer encerrados en las casas tiene como único fin evitar la propagación del covid-19, el virus que mantiene en alerta a todo el mundo por la facilidad con que se transmite y por la cantidad de vidas que se ha cobrado en pocos meses. Sin embargo, las realidades de cada ciudadano son tan distintas que, si se las compara, algunos casos podrían considerarse una oportunidad para descansar y disfrutar de la familia, mientras que otros se parecen más a una película de suspenso.

Permanecer aisladas las 24 horas, sin posibilidad de salir a ninguna parte ni de relacionarse con otras personas, implica un riesgo latente para las víctimas de violencia de género. La propia jueza Valeria Brand, de turno en la capital para atender este tipo de casos, no sólo advirtió días atrás que el confinamiento incrementaba las chances de los maltratos domésticos sino que resaltó que los números de consultas recibidas se habían disparado desde el inicio de la cuarentena. Es más, alertó que sería dramático que, en el afán de detener el coronavirus, haya femicidios.

Pensando en ellas, en quienes deben cumplir con el aislamiento obligatorio junto a un agresor o a un potencial agresor, desde la Justicia se adoptaron medidas. Claudia Sbdar, presidenta de la Corte Suprema de Justicia de Tucumán, dispuso que órdenes como expulsiones del hogar; prohibiciones de acercamiento y contacto; perímetros de exclusión; pulseras o tobilleras electrónicas, entre otras, continúen vigentes durante la cuarentena a menos que un juez disponga lo contrario.

Se intenta también, por otro lado, tenderles una mano a quienes padecen violencia de género y no tienen a quién acudir. La Municipalidad de San Miguel de Tucumán recordó que cuenta con un espacio para albergarlas a ellas y a sus hijos. El Centro de Contención Social para mujeres funciona debajo de las tribunas del Autódromo, en el parque 9 de Julio, y cuenta con vigilancia permanente. Allí no solo les ofrecen una cama para dormir, sino alimentos y vestimenta.

El subdirector del centro, Juan Pablo Carrizo Ambertín, explicó que “el establecimiento trabaja con mujeres en situación de calle, de violencia doméstica y/o de género como también por situación climatológica adversa (tormentas, incendios, inundaciones)”. Precisó que el lugar está vacío y que hay capacidad para 36 camas, pero que por recomendación de la Organización Mundial de la Salud para los casos de emergencia sanitaria sólo se recibirán hasta 18.

Teniendo en cuenta la cantidad de casos de violencia machista que se producen en la provincia, es poco, casi ínfimo. Pero conocer que existe una alternativa puede significar un enorme aliento para las víctimas. Quienes sufren o han sufrido violencia de género saben bien que un mínimo roce puede desatar la locura del agresor y que ese riesgo se eleva al máximo si se trata de una convivencia en contexto de encierro: no hay posibilidad de pedir ayuda ni de abrir la puerta para correr en busca de socorro. Es un cara a cara con el enemigo, las 24 horas, todos los días. Los momentos que antes pasaban en el trabajo o en la casa de alguna amiga, como una bocanada de aire fresco en medio de una convivencia tortuosa, ahora han desaparecido –al menos provisoriamente- y, en algunos casos más extremos, el soportar cada minuto de cuarentena es una cuestión de vida o muerte.

Pensar en esos casos, en esas víctimas, debieran ser otro motivo para respetar más que nunca la orden de aislamiento: encerrarnos todos, ser solidarios y contribuir a que la tormenta pase lo más rápido posible.

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