Artes visuales: los museos en tiempos del coronavirus

Artes visuales: los museos en tiempos del coronavirus

Cuando la incertidumbre es la única certeza. Debe haber una inversión en el soporte tecnológico de las instituciones. La realidad virtual.

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Cuando a mediados de los 90 Ilya Prigogine escribe “El fin de las certidumbres” venía a dar cuenta de un estado de situación de un mundo sin certezas, de un tiempo irreversible.

Prigogine (Premio Nobel de Química 1977), creador de la teoría del caos, defendía sus dichos desde la ciencia, cuando ésta se asociaba cada vez más a la filosofía. No estaba tan lejos el Manifiesto Comunista, cuando Marx y Engels escribían “todo lo sólido se desvanece en el aire”.

Hoy la incertidumbre no puede medirse en años, en meses, en semanas, ni en días. Es puro presente; tanto que a segundos de concluirse estas líneas, el firmante deba ir a recluirse a la casa.

Las imágenes de los museos más activos del mundo cerrados van a imponer otro ritmo al pasaje de estas instituciones a la vida virtual. Desde hace algunos años (aunque sea por otros motivos) vienen programando su agenda para las redes sociales. No es nuevo: en los cerrados museos del Prado, el Reina Sofía, el Louvre, o la Galería de los Uffizi de Florencia, se pueden hacer visitas oficiales on line, acceder a su archivo digital o descubrir los detalles más increíbles de sus principales cuadros en alta resolución. El Prado, el más visitado de España, ha puesto en marcha “El Prado contigo”, para mantener la conexión con su público.

En el MUNT

Desde el jueves estará instalada en el MUNT la muestra curada por la directora Claudia Epstein y por Marcela Alonso, “Relatos imprudentes”. Se trata de una exposición feminista, con la participación de numerosos artistas y grupos: “es un feminismo transformador que está en contra de toda violencia y propone una instancia superadora donde la convivencia sea posible”, aclara Epstein.

Pero lo más llamativo es que no se podrá observar en directo, sino cuando las medidas sanitarias lo permitan: “sí se podrá ver, pero no inmediatamente. Habrá visitas virtuales y diferentes modos de difundir la muestra, por las redes”, agrega la funcionaria. “Cuando pase esta crisis en la cual debe mantenerse el aislamiento la muestra estará visitable y habrá muchas actividades en paralelo”.

Charlas, foros, recitales, visitas guiadas y diferentes modos de activarla se están preparando para cuando pase esta situación.

En el local de San Martín 1.545 hay banderas con las leyendas de las reivindicaciones; fotografías, paisajes sonoros y sombras. En el texto del catálogo, Susana Maidana escribe: “las luchas de las mujeres perturban porque rompen con los discursos hegemónicos”.

En la intervención “A mi bandera” participan los colectivos Cornelias, Ni Una Menos, La Lola Mora, Acción Respeto y Biblioteca Ayelén. También se podrá ver parte de un trabajo sobre Margarita Bachur, un video de Victoria Suárez Fernández y Facundo Albornoz

“Si hay futuro, es feminista” firman las curadoras.

Si los museos toman conciencia de que sus patrimonios y/o exposiciones se podrán percibir a través de las redes (el Timoteo Navarro, por ejemplo, tiene programas para difundir su colección); que deben generar cultura y no quedarse de brazos cruzados, deben ajustar su capacidad tecnológica.

DISPOSITIVOS. El Código QR ya se utiliza para algunas exposiciones. DISPOSITIVOS. El Código QR ya se utiliza para algunas exposiciones.

Desde hace un par de años la realidad aumentada se viene experimentando principalmente en este museo. Es una alternativa a la distancia. El código QR, igualmente.

Pero seguramente hay otras posibilidades de interactuar a distancia: el streaming permite ver un show en vivo más no en directo. Y, desde hace décadas, no son pocos los teóricos que señalan que no es lo mismo el “en vivo” que el efecto “en vivo”. De este tema los medios de comunicación de Estados Unidos ya están especializados en el famoso efecto delay en los espectáculos deportivos, musicales o como en la ceremonia de entrega de los Oscar.

Otra percepción

Está claro que el mundo on line modifica nuestra percepción. Pero también lo es que los museos se han expandido: si es como dice Boris Groys, han dejado de ser un espacio de contemplación “para ser un lugar donde suceden cosas”; son esas cosas las que se comenzaron a vivir de otro modo y que en la actualidad no se pueden escapar de ese camino. .

El tema es que no pueden reducirse a ver, únicamente: percepción es más, mucho más que visión Es una intervención: no se trata, entonces, de sentarse frente a la pantalla. Los espectadores deben poder interactuar con ese museo, con esa muestra; deben estar ahí y hacer sus propios recorridos.

En definitiva: no basta con proyectar los tutoriales o power point tan temidos.

La relación entre arte y tecnología es de una mutua interferencia y transformación.

Hay que advertir, igualmente, que esa interacción es responsabilidad del artista porque no es ajeno a este circuito en el que la circulación va a determinar en mayor medida la producción y el consumo. Tampoco es novedad que una gran legión de artistas participa del arte de las redes sociales, de aquellas obras que como tales han sido creadas en Facebook o Twitter.

La única certeza es la incertidumbre, pues.

Son los tiempos en los que millones de personas vivieron desde que nacieron. Ahora basta mirar alrededor para darse cuenta que hasta los más poderosos, sufrirán igual incertidumbre. Unos por la caída de la Bolsa, otros por el hambre.

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