Cuando enferman las relaciones sociopolíticas

Cuando enferman las relaciones sociopolíticas

Las epidemias comparten con las hambrunas, las guerras y las catástrofes naturales una característica desoladora: siempre acarrean otros desastres.

Cuando enferman las relaciones sociopolíticas

Comunicación política

Carlos Fara, especialista en Opinión Pública, Campañas Electorales y Cominicación del Gobierno.

-¿Cómo afectan la imagen del Gobierno las declaraciones de Ginés González García sobre el coronavirus?

-El derrotero de las declaraciones de Ginés no le han sumado al Gobierno, y después la expresión poco feliz: “yo pensé que iba a llegar más tarde” implicó imprevisión, cosa imperdonable en el caso de un funcionario. Pero también me parece que la gravedad de la crisis desplaza un poco los yerros comunicacionales del ministro de Salud. Al final esas idas y venidas no ayudan, pero como él es un referente en el tema sanitario, tampoco es tan atacable por sus errores comunicacionales.

-¿Qué tanto afectaría la imagen del presidente una eventual mala gestión de la epidemia?

-En ese caso, primero habría que evaluar la magnitud de esa mala gestión: ¿las cosas se fueron completamente de las manos? ¿Hubo imprevisión? ¿No hubo controles? Esa me parece que es una posibilidad. La otra es que finalmente el Gobierno no lo haga de manera brillante pero por lo menos logre pasar la crisis. En cualquier caso, aun cuando no sea la mejor gestión, la pandemia no es un tema que forme parte del clivaje de la sociedad, que pasa por lo económico. El coronavirus a la larga o a la corta se va a ir. Entonces, si el Gobierno no tiene una buena gestión, puede pagar un costo coyuntural, pero no estructural.

-¿Qué evaluación hace de la reacción comunicacional del Gobierno?

-Me parece que del lunes para acá le encontraron un poco más la vuelta. El mensaje del presidente se hizo esperar demasiado y terminó en una cadena nacional con gusto a poco, pero al final importan más las medidas. Un Gobierno puede ser muy bueno desde el punto de vista de las declaraciones, pero si después los ciudadanos llegan al aeropuerto y nadie los controla, entonces ahí se juega buena parte de la comunicacional, porque los medios procesan sobre todo lo que pasa en Ezeiza. Pero creo que en general el Gobierno estuvo flojo en la comunicación de crisis.

Relaciones internacionales

María Alejandra Torres, magister en Relaciones Internacionales y docente de Política Exterior en IDELA (UNT) y Unsta.

-¿Ya se ve algún efecto de la pandemia sobre el equilibrio de poderes entre las grandes potencias?

-Desde la era Obama en adelante, quedó más que claro que el orden internacional basado en el multilateralismo iba a ser la piedra angular sobre la que se sentarían las relaciones internacionales de las próximas décadas, lo que a su vez suponía un proceso de polarización entre el club de países hegemónicos, en el cual se destacan con luz propia Estados Unidos, Rusia y China. Estos, a su vez, mantienen arduas diferencias sobre cuestiones que hacen a la seguridad y el comercio internacional. El Covid-19 es otra variable que viene a complejizar aún más el juego de equilibrio entre las potencias. Su propagación y agravamiento es altamente preocupante por la desaceleración de la economía y sus efectos inmediatos a nivel social y político. Además, estamos en un mundo cada vez más cerrado y signado por la desconfianza, por lo que inevitablemente se debilita la cooperación internacional.

-¿La decisión de Estados Unidos de cerrar sus fronteras puede afectar su influencia?

-Estados Unidos continúa siendo una potencia militar y económica con una influencia relevante en los asuntos de la región. Sin embargo, no es un dato menor la creciente presencia de China y Rusia en temas estratégicos de distinta índole en lo que tradicionalmente se denominó “el patio trasero”. Por ejemplo, uno de los ejes novedosos de la política exterior del kirchnerismo fue la diversificación de la relación con China. Y en el mismo momento se sigue fortaleciendo el discurso nacionalista del presidente norteamericano, Donald Trump, rasgo distintivo de su gestión desde la campaña misma y un foco de tensión en la relación con la región en su conjunto.

-¿Qué consecuencias prevé que la pandemia tenga para la Argentina desde el punto de vista geopolítico?

-Es una pregunta de respuesta abierta. La situación de vulnerabilidad comercial y financiera de nuestro país hace que la incertidumbre se agrave aún más y debilite las posibilidades de inversiones extranjeras y, por lo tanto, de recuperación.

Vínculos sociales

Mateo Martínez, decano de la Facultad de Medicina (UNT).

-¿Qué tan grave cree que es hasta ahora la epidemia? ¿Hay algún riesgo que le preocupe en especial?

-Estamos ante una emergencia. Los datos con que contamos muestran que el coronavirus no tiene mucha severidad clínica en términos biológicos, excepto para adultos mayores o para personas con factores de riesgo previos, pero a la vez su gran transmisibilidad le confiere severidad epidemiológica. Un riesgo es que si todo ocurre en un lapso de tiempo pequeño, se saturarán los servicios de salud y nuestra sociedad puede afrontar circunstancias graves, porque aún tendremos accidentes, infartos y todas las otras enfermedades habituales y dejaremos sin capacidad de respuesta eficaz y oportuna a los hospitales.

-¿Qué efecto puede tener una epidemia sobre la salud mental de la población?

-Cualquier epidemia, sea cual sea su agente productor, plantea una crisis social y por lo tanto con efectos en la salud de la población afectada. Pero la inevitable relación determinante de la subjetividad, que es el contexto social e histórico en el que se producen, incide en el estado de la salud mental, como parte de la salud en general. Ante la ausencia de obras, tareas y prevenciones reales y efectivas, los vínculos pueden verse afectados, debilitándose cuando no convirtiendo en enemigo justamente al que también es víctima de esas falencias antedichas. Pero también están los aspectos que se fortalecen por la cooperación, el compromiso y sobre todo el protagonismo de trabajar en conjunto, para resolver la crisis motivada por la epidemia, sea cual sea.

-¿Qué cambios prevé que la epidemia provoque en la conducta cotidiana?

-Sin la menor duda ya empieza a cambiar la forma en que nos relacionamos: ya estamos gradualmente tomando distancia de nuestros congéneres y modificando nuestras prácticas de comunicación no verbal. Considero que la relación espacial entre personas como manifestación social y cargada de significados va a tener fuertes cambios. En nuestra región, tendemos a poner nuestro rostro muy cerca de la persona con quien hablamos, nos tocamos con mucha frecuencia mediante palmadas, apretones de mano, abrazos y besos en nuestra comunicación diaria; y eso es diferente en muchas culturas. Esto va a cambiar fuertemente, al menos por un buen tiempo, hasta que veamos los alcances que tiene esta pandemia.

Reacción psicosocial

Josefina Racedo, directora de la Mestría en Psicología Social de la UNT.

-¿Qué efecto puede tener la difusión de la enfermedad sobre la cohesión social?

-Es posible que aparezcan conductas discriminatorias o xenófobas, de las que ya fueron objeto, por ejemplo, personas orientales. Pero pese a lo crítico de la situación, aprendí que las crisis sacan lo mejor y lo peor de las personas y las comunidades. Tengo la esperanza de que se fortalezca la cohesión social y que nuestros líderes sociales e institucionales actúen con la responsabilidad que corresponde y antepongan el bienestar de la gente a los intereses de otra naturaleza. Porque salus populus suprema lex est.

-¿Cómo afecta una epidemia los vínculos sociales? ¿puede generar discriminación?

-Hoy se han planteado dos posiciones: una, radicalmente individualista; la otra, de articulación con el otro, plantea que ese otro no es un peligro. La propuesta de aislamiento, de “alejarse” de todo contacto, pone a los sujetos en condiciones de indefensión de muchos de sus aspectos psicológicos. La de articulación procura que trabajemos en forma conjunta y nos apoyemos en toda la experiencia histórica que hemos acumulado como pueblo.

-¿De qué depende la percepción que tiene la población sobre la gravedad de la epidemia?

-Las percepciones están guiadas y condicionadas por el compromiso que asumen las autoridades responsables del estado general de la salud de la población, y por las informaciones generadas por intereses ajenos a nuestra salud y que medran con la calamidad “ofrecida”. ¿Por qué las fake news? ¿Dónde se originan? Por lo tanto, es una grave falencia resolver con urgencia. El llamado “cuidado” de la población solo ha producido situaciones de agravamiento en la salud, como la del dengue hoy en Tucumán, porque olvida que la percepción de la realidad es concreta, cotidiana, vivida y asumida.

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