Recuperadores urbanos: el equipo que les da una “segunda oportunidad” a los residuos
Reciclar, reutilizar y reducir. Hace años un grupo de recuperadores urbanos trabajan en Yerba Buena y, de a poco, concientizan a los vecinos sobre la importancia de su trabajo. Ellos separan los residuos reutilizables del municipio y con una base de datos de 600 personas se proponen lograr la recolección diferenciada en todo el departamento. Sin embargo -pese a sus esfuerzos- este grupo lamenta que en Tucumán no hayan plantas recicladoras. Al final, los materiales deben venderse en otras provincias.
María Elena Sosa, de 42 años, forma parte del equipo desde 2017. “Crecimos mucho; antes estábamos en un lugar muy insalubre. No teníamos siquiera techo y los objetos se nos mojaban y quedaban inservibles. Ahora, el municipio de Yerba Buena nos ayuda bastante y tenemos un galpón en donde trabajar”, comenta.
El centro verde ubicado en República del Líbano 850 es el “shopping del reciclaje”. Para entrar los autos hacen fila (a veces extensas) y dejan sus bolsas. “Recibimos todo tipo de materiales: cartón, papel, plástico, botellas, bidones, telgopor, madera, latas....”, enumera Mariel; como la conocen sus compañeros. La lista también continúa con aceite comestible usado, ruedas pinchadas y ladrillos ecológicos: botellas llenas de plástico con las que se construyen posteriormente casas.
Agenda y selección
El centro abre de lunes a viernes en dos turnos. Sumado a los sábados por la mañana. En cuanto al proceso, los recuperadores separan durante varios días los materiales para proceder a su venta. “Hay diferentes tipos de selecciones que, a su vez, se distinguen por su precio y por su finalidad. Un ejemplo clave es que los papeles blancos van por un lado y los de color y las revistas por otro. Al igual que las latas se separan de los aerosoles”, explica Mariel.
Recolección
El principal ingreso de materiales para los recuperadores es gracias a los ecocanjes que se realizan todos los sábados en distintos puntos de Yerba Buena.
Hace unos años, dicha recolección era de dos bolsones durante una jornada completa. En cambio en la actualidad, los residuos que acercan los vecinos en tan solo un día llenan tres camiones. Como parte del trueque, los que colaboran reciben fertilizantes, compost o plantines.
“Además, realizamos la recolección en las casas. Los miércoles vamos a domicilios particulares. Tenemos una app que se llama Yerba Buena Ciudad y las personas pueden solicitar desde ahí la recolección. Lo ideal es que dejen la dirección y coloquen las bolsas en la vereda así nos ahorramos tiempo de tocar el timbre y esperar”, detalla María Elena.
A la agenda también se suman los jueves, día en que se retira los materiales de diversos barrios. Y los martes y los viernes, los esfuerzos van destinados al rubro de los negocios y el comercio.
Los recuperadores insisten en que su trabajo es importante, ya que forma parte del cuidado del medioambiente. La enseñanza es que la mayoría de la basura puede tener otro uso antes de acabar en el residuo sanitario.
El perfil
“Los chicos que trabajan acá son gente que todavía no terminó la primaria. Muchos de ellos no saben ni leer, ni escribir. Algunos están haciendo primer y segundo grado y una sola encargada se graduó de la secundaria”, cuenta Mariel.
El grupo reúne personas de entre 30 a 50 años. “Se trata de gente grande que siempre se ganó la vida así. Siento que todavía nuestro trabajo no está valorado como corresponde. Es difícil llegar a un salario básico mínimo”, agrega la entrevistada.
Para llegar al centro muchos deben transportarse en bicicleta, en moto o en colectivo y en ocasiones asisten en compañía de sus hijos.
“Me pone feliz enseñarle a mi hijo sobre esto. Siento que los jóvenes y los niños valoran más la vida, a la naturaleza y a uno mismo. Ellos saben muy bien que la basura que se tira no se queda en ese lugar sino que dura muchísimo más tiempo en el planeta”, reflexiona la recuperadora.
Compartir conciencia
Los recuperadores urbanos organizan charlas desde 2018 y se presentaron en casi todas las instituciones educativas de Yerba Buena. Durante los encuentros dejaron bolsones para que los alumnos hagan la separación de residuos reciclables.
Mariel, aseguró: “la importancia es que haya alguien que brinde un ejemplo. Y en este caso siempre son los niños. Ellos naturalizan el no sacar la basura toda junta y llevan a sus familias a reciclar y a proteger el medioambiente”.
El grupo quiere seguir creciendo y proyectan ser más de 50 personas. “La gente ya ha cambiado y la que no, tendrá que hacerlo. Nosotros queremos llegar a transformar todo el municipio”, insiste Mariel.









