El clan Toro: enfrentamientos que aterrorizaron a Villa 9 de Julio

Los nombres de los integrantes del clan Toro se han acumulado en los Tribunales desde hace más de 10 años. No fueron investigados por causas vinculadas a drogas, sino por homicidios, tentativa de homicidios, lesiones, amenazas y robos, entre otros delitos. Pero la gran mayoría de los expedientes se inició por los duelos con la familia Luna, primero, y los Carrión, después.

Los enfrentamientos tuvieron diferentes orígenes, pero el trasfondo siempre fue el mismo: el dominio territorial de Villa 9 de Julio. Los Luna, según confiaron fuentes judiciales, tenían antecedentes por delitos contra la propiedad. Los problemas con los miembros del clan que lidera Margarita Toro se iniciaron cuando habrían intentado incursionar en el narcomenudeo.

El primer choque se produjo en febrero de 2011 en una fiesta que se realizaba en una vivienda de Villa 9 de Julio. Jonathan “Yoni” Luna fue asesinado en una discusión por una joven. La chica era la novia de Maximiliano “Maxi Toro” Martínez, quien fue acusado por el hecho y estuvo detenido varios meses, pero hasta el momento no fue enjuiciado.

En octubre del mismo año, bajo el famoso Puente Negro, territorio donde mandan los transas, Marcos “Colino” Toro fue asesinado por los integrantes y allegados de los Luna. Ismael “Ima Toro” Tévez y Germán “Coco” Toro fueron acusados de cobrarse venganza de la muerte de su primo al asesinar en enero de 2014 a Roberto Villa, que habría participado del crimen de “Colino”. Como eran menores, fueron procesados con un régimen especial. Nunca cumplieron una condena. Los enfrentamientos se frenaron cuando los Luna se fueron del barrio.

Otra disputa histórica

Hay dos versiones sobre el origen de la disputa contra los Carrión. Uno tiene que ver con una rencilla histórica que nació en el penal de Villa Urquiza. La otra, una sangrienta lucha por el dominio territorial del barrio. Los Carrión tuvieron problemas legales por robo agravado y varios de sus miembros fueron integrantes de “La Banda de la Gruta” que, entre otros asaltos, protagonizó un violento tiroteo en la playa de estacionamiento del aeropuerto Benjamín Matienzo en julio de 2009.

Manuel “Maño” Toro fue condenado por La Justicia Federal a más de siete años de prisión. Pero nunca se imaginó que en el penal de Villa Urquiza iba a ser ubicado en el mismo pabellón que dominaban los Carrión. Por razones que nunca quedaron claras, lo transformaron en el “valerio” del grupo.

En el código tumbero se llama así a las personas que son sometidos por los más fuertes y que se encargan de la limpieza, de lavar los trastos y de la ropa de sus compañeros de encierro. “A eso habría que agregar que lo obligaban a que le consiguiera cocaína para todos ellos. Eso desgastó su salud y terminó enfermo”, comentó un guardiacárcel que aún sigue prestando servicios en el penal. Si bien “La Jefa” era la líder de la organización, “Maño” era el hermano mayor y al que todos respetaban. Luego de su muerte, sus hijos y sobrinos juraron vengarse. Menos de 150 metros separan las casas de ambos grupos en Villa 9 de Julio. Varios vecinos aseguraron que antes habrían trabajado juntos porque “La Jefa” los contrataba para que sean sus soldaditos. Luego, al conocer los detalles del negocio, los Carrión habrían decidido independizarse y dedicarse al narcomenudeo.

Violentos choques

Hubo varios enfrentamientos entre los dos clanes. Uno de los más graves se produjo el 26 de diciembre de 2015. Carlos Carrión fue herido de dos disparos que salieron del arma empuñada por “Coco” Toro. Se produjo un enfrentamiento y Martín Toro, martilló una escopeta y un perdigón impactó en el ojo de Alexis Plaza, sobrino de la víctima. El menor, que tenía 14 años cuando fue herido, aseguró que dejó de ir a la escuela por las burlas de sus compañeros porque había perdido un ojo.

Los Toro fueron condenados en diciembre de 2017 a siete años de prisión por tentativa de homicidio por el tribunal integrado por Emilio Páez de la Torre, Wendy Kasar y Marta Cavallotti. En el fallo, los jueces habían advertido a las dos familias que era tiempo de que pusieran fin al conflicto que los enfrentaba. Pero nada de eso sucedió. Primero, la Corte Suprema de Justicia de la provincia anuló el fallo, al entender que los jueces no habían valorado correctamente las pruebas presentadas en la audiencia. Ordenó que otro tribunal realizara las audiencias, pero el debate aún no se realizó.

La condena no frenó los enfrentamientos entre ambos grupos. Hubo varios hecho más, aunque el más grave sucedió el 29 de abril de 2016. Luciano Calderón, integrante de la familia Toro, se desplazaba con su moto por Blas Parera al 400 cuando fue sorprendido por cinco personas que se movilizaban en moto. Lo asesinaron de un balazo en el pecho. La fiscala María del Carmen Reuter procesó por el crimen a un tal “Quemarrancho”, a un tal “Loco Ger” y a Carlos Carrión, el mismo que había sido herido por los Toro en diciembre de 2015. La causa fue elevada a juicio, pero todavía no se desarrolló el debate oral.

También hubo una pela que tuvo trascendencia nacional. Un vecino de los Carrión filmó con su celular el momento en el que “Maxi Toro” Martínez y Patricio “El Negro” Bellido disparaban con una pistola y una ametralladora contra la casa de sus rivales.

El hecho, que se produjo en septiembre de 2018 y en el que un joven resultó herido de un disparo, no sólo fue difundido por los canales de todo el país, sino que la ex ministra de Seguridad nacional, Patricia Bullrich, ordenó a las fuerzas federales en Tucumán hicieran un informe sobre lo sucedido.

El fiscal Pedro Gallo investigó el caso y, después de procesarlos, pidió que sean enjuiciados por tentativa de homicidio hace casi un año. Pero la respuesta de la Justicia nunca llegó.