Corredora por la vida

Corredora por la vida

La curiosa historia de María De los Ángeles Musumeci, una tucumana que se convirtió en atleta por una causa muy especial: salvar vidas.

EN SAN CARLOS DE BARILOCHE. EN SAN CARLOS DE BARILOCHE.

Lo natural es que los padres enseñen a sus hijos las cosas importantes de la vida. María De los Ángeles Musumeci descubrió que puede ser al revés. Lo supo el día que su hijo Damián se ofreció a donar parte de su hígado a su primo Fabrizio Zottola, que necesitaba un transplante urgente. El hígado se regenera y eso era posible en ese momento. Su hijo, profesor de Educación Física, de 26 años, se hizo todos los estudios para ser donante, sin importarle las consecuencias de su carrera profesional. Salvar a su primo era su prioridad. No pudo ser.

“La salud de Fabrizio empeoró y ya necesitaba un órgano completo, cadavérico, para seguir viviendo”, relata María. “En junio de 2011 mi sobrino ingresó en lista de espera en el Incucai. Pero como todavía tenía una mínima función hepática no le daba el puntaje para estar en la lista de Emergencia Nacional, a pesar de que se estaba muriendo”, explica. 

“En agosto se agravó y nosotros, en un intento desesperado porque Fabri se nos moría, se nos ocurrió hacer un abrazo simbólico en la plaza Independencia. Eso fue el 13 de agosto. Éramos 30 personas, todos familiares, y cuando miramos a nuestro alrededor había una multitud. Cientos de tucumanos compartiendo esa misma agonía de la espera por la vida”, recuerda con el corazón en un pañuelo.

El trasplante se hizo dos días después. “¡Cómo olvidarlo, si era mi cumpleaños! Cumplía 49 años; y mi ilusión era poder festejar mis 50 junto con el primer año de trasplante de Fabri. No fue así. Mi sobrino murió al mes siguiente, el 7 de septiembre. Nunca rechazó el transplante; murió porque había esperado demasiado. Sus otros órganos ya se habían deteriorado”.

María de los Ángeles era ama de casa y tenía dos hijos. “En ese momento sólo vi dos opciones para mi vida - dice -: o quedarme en el dolor de la muerte o seguir adelante en esta lucha por la vida”. Eligió lo segundo. Ese iba a ser su punto de partida para darle sentido a la muerte de Fabricio. 

Por aquellos días de locura entre pasillos de hospitales, María conoció a muchas madres de niños con leucemia que esperaban un trasplante de médula ósea. Para entonces ya se había convertido en una experta en el tema.

Dos meses después de la partida de Fabri alguien la invitó a participar de una maratón en Santiago de Chile para promover la donación de órganos. “Para mí fue un gran desafío porque yo nunca había corrido en mi vida. Pero en 20 días me preparé y allá estuve con mi remera impresa con los nombres de mis príncipes y princesas: Irina, Ulises, Thiago, Santiago, Pili y Rafael. Corrí mis primeros siete kilómetros”, sonríe.

Ese día, 20 de noviembre de 2011, esta ama de casa de 49 años se convertía en “corredora por la vida”, su nueva profesión: su misión era concientizar sobre la importancia de donar órganos, en especial médula ósea, para que sigan viviendo muchos Fabri más.

María lleva ocho años corriendo “para transformar kilómetros en donantes”, dice ella. Después de esa carrera en Chile vinieron muchas más y, con ellas, más casos de niños con necesidad de ser trasplantados, no sólo en Argentina sino también en España, Venezuela y Nicaragua. “El atletismo es mi medio de difusión; en toda carrera donde consigo un espacio corro para difundir los nombres de mis príncipes y princesas. Ellos son mi largada, mi circuito y mi llegada”, dice con un hilo de voz.

María de los Ángeles lleva corridas 193 carreras y 2.310 kilómetros por la vida. Su esfuerzo le han valido muchos reconocimientos: fue persona destacada en Venado Tuerto, Santa Fe; Yacanto del Valle de Calamuchita, Córdoba; San Miguel de Tucumán y muchas provincias más. 

Fue distinguida por el Senado de la Nación en 2018 y, este año, por la Cámara de Diputados de la Nación y por el programa “Tu media hora”. También recibió la Gaviota de Plata 2019, de Mar del Plata, y nombrada Embajadora de Ushuaia de la Fiesta Nacional de la Noche más larga 2019.

María de los Ángeles es presidenta fundadora de la fundación Espera por la Vida. Se mudó a Ushuaia, donde la municipalidad y el gobierno de Tierra del Fuego le dieron gran impulso a su labor. Allí vive con su esposo, sus hijos y su nieto, aunque continúa en contacto con sus colaboradores de la fundación en Tucumán. A los 57 años, y después de tanto entrenamiento, además de ama de casa es también instructora de pilates.

Y sigue.... sigue corriendo por la vida y por ese abrazo final, envuelto en lágrimas y sudor, con el que la esperan sus “principitos”.

Más Información

Buscar sobre la fundación
- Facebook: Fundación Espera por la Vida.
- http://esperaporlavida.org/
- En Tucumán: Carolina ( 3815132523) o Víctor (3815853624)
- María de los Ángeles: móvil 2901473142.

Cómo ser donante
Para registrarse como donante de médula ósea hay que estar sano, tener entre 18 y 55 años, pesar más de 50 kilos y cumplir los mismos requisitos que los que donan sangre.
- Acudir al Banco Central de Sangre, avenida Mitre 236 los lunes, miércoles y viernes de 8  a 14 y martes y jueves.
- Hospital Eva Perón, Banda del Río Salí, 426-8400 int. 8557, de lunes a viernes de 8 a 12.

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