Los libros destacados de 2019

Los libros destacados de 2019

Los libros destacados de 2019
29 Diciembre 2019

Crímenes impredecibles, entre la intriga y la literatura

Una pesquisa donde nada es insignificante

NOVELA
LOS CRÍMENES DE ALICIA
GUILLERMO MARTÍNEZ
(Planeta - Buenos Aires)

Los libros destacados de 2019

Interpretar un escrito no es un acto absoluto que ocurra en la cabeza de quien lee, sino un juego histórico de fuerzas, un péndulo vivo entre dos mundos: el del escritor y el del intérprete. Guillermo Martínez nos invita a este raro viaje de la interpretación, porque la lectura profunda es una especie de policial eterno. El péndulo nunca vuelve al mismo punto: cuando invocamos el pasado para conocer a quien mueve la pluma contaminamos la escena con nuestros valores, pero, cuando regresamos, estamos nosotros mismos viciados por lo que hemos vivido.

En su novela Crímenes Imperceptibles Martínez analizaba una serie tan sutil de homicidios que nos ponían ante la duda de si se habían cometido o no. Aquí, introduce las variables históricas y biográficas para hacernos cuestionar la esencia misma de lo que es un crimen.

El trasfondo de la novela es la imposibilidad de cerrar ese círculo de la interpretación para el caso nada menos que de Lewis Carroll. Todo surge cuando un grupo de estudiosos quiere hacer una edición definitiva de la obra carrolliana, un punto final al péndulo de la interpretaciones. Pero la vida y la obra de Carroll no admiten sutura final: su polémica pasión por las niñas a quienes fotografiaba, la especial relación con Alice y su familia, el carácter polisémico de su obra llena de alegorías, nada de esto resiste que se le ponga dos tapas conclusivas. Los académicos y editores pagarán un precio exorbitante por intentarlo.

En la pesquisa encontraremos fotos, diarios secretos y réplicas criminales de pasajes del libro Alicia en el país de las maravillas. Nada es insignificante. Tampoco concluyente. Como decía Ortega y Gasset, cada paso pisa mil senderos.

En un fragmento de Alicia a través del espejo, Humpty Dumpty se enoja con la niña porque no sabe si el huevo altanero lleva puesto un cinto o una corbata. Desde luego que la duda de Alicia es razonable porque en un huevo el cuello coincide con la cintura. En la trama de Los crímenes de Alicia nos vamos a encontrar con el temblar de etiquetas como “crimen”, “orden” y “maldad”. Este policial se desborda entonces hacia el lenguaje, hacia la posibilidad de interpretar un texto y una época. Es entonces imposible clasificarlo, y no recomendarlo.

© LA GACETA

SANTIAGO GARMENDIA

Diarios de un hombre de otra época

Un caso sin precedentes nacionales

TESTIMONIO
DIARIOS 1992-2006
ABELARDO CASTILLO
(Alfaguara - Buenos Aires)

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El primer tomo de los diarios de Castillo, que va de 1954 a 1991, fue publicado antes de la muerte del autor. El segundo tomo, póstumo, comprende el período 1992-2006. A pesar de no ser publicado en vida, alcanzó a ser revisado casi en su totalidad. Escritor emblema de los años 60, impulsor de revistas fundamentales como El escarabajo de Oro y El ornitorrinco, Abelardo Castillo nunca se resignó a participar del presente: era un hombre de otra época, y así lo atestiguan sus diarios.

De ello se desprende que sus principales influencias y recuerdos significativos del ambiente literario involucren a figuras como Ernesto Sabato, Leopoldo Marechal, Cortázar, Borges, Carlos Fuentes, entre otros...

El autor, pese a las omisiones de la academia, en la década del 90 era un escritor plenamente consagrado. Castillo se siente fuera del circuito literario, pero a la vez demasiado adentro como para escribir con libertad: una noche descubre con asombro y resignación que fue un verdadero escritor mientras todavía no tenía las presiones de ser considerado como tal.

Hay un coqueteo, o quizás una fantasía, con dejar de escribir: la falta de orden, la dilación continua y las distracciones lo alejaban de la escritura y, a su vez, lo acercaban a los diarios, esa otra escritura secreta que no pedía nada a cambio... 

Se dice que, como Castillo no quería publicar sus diarios, lo convencieron con el argumento de que podrían ser de utilidad o inspiración para los jóvenes. La conjetura se cumple: el escritor joven entenderá, con la misma perplejidad que frente a los diarios de Kafka o los de Tolstoi, que la procrastinación y la culpa por no hacer lo que se tiene que hacer no son atributos que nacieron de la era digital. Pero sobre todo, nadie mejor que un escritor joven para mirar de cerca los procesos creativos de libros como El evangelio según Van Hutten, y las dudas y observaciones, siempre agudas, que sin proponérselo enseñan que un escritor es, primero, un lector independiente.

© LA GACETA

PABLO NARDI

Vivir según el Indio Solari

Reconstrucción autobiográfica desde sus comienzos hasta hoy

MEMORIAS
RECUERDOS QUE MIENTEN UN POCO
INDIO SOLARI
(Sudamericana - Buenos Aires)

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Estas memorias llegan como parte del paquete luego de El delito americano en versión historieta, retazos de esa obra total que Solari escribe desde hace casi una vida y aún no acepta publicar, y de su reciente disco, El ruiseñor, el amor y la muerte, casi un canto del cisne (“ya están aquí, los vi, fantasmas de juventud, llegan para despedirse de mí”), aunque el fructífero ermitaño reconozca tener maquetas de decenas de canciones agazapadas en su estudio.

Su título proviene de la canción Perdiendo el tiempo, del disco dos de Lobo suelto, cordero atado, abre con una cita a Leonard Cohen (“Aunque he olvidado la mitad de mi vida, todavía recuerdo esto”: toda memoria tiene algo de ficticio en su reconstrucción), y está vertebrado bajo un diálogo entre el fisgón y el confidente, Marcelo Figueras e Indio. “Recuerdos que mienten un poco funciona como el perfecto complemento de la obra solariana”, dijo Figueras: “la hace estallar en mil pedazos, reconfigura cada fragmento y vuelve a ensamblarla en un todo nuevo más amplio”.

Ahí está el mago de mil caravanas, narrando su infancia en la Entre Ríos natal (“Me acuerdo más de eso que de lo que comí anoche”); la mudanza a La Plata, el cine como primera expresión artística, el enamoramiento de “gente grande que tenía actitudes más riesgosas que las mías”; la psicodelia, “infectar la cultura a través del arte”, los años maravillosos “en los que la libertad te brotaba por los ojos”, el pensamiento de izquierda, los primeros años de la troupe ricotera, las situaciones dionisíacas: “uno no quería cambiar la sociedad, quería cambiar al hombre”, pero, se sabe, amigos, “todo lo que triunfa se transforma en un poster”.

“Yo tengo la suerte”, dice Solari, confesional, ególatra, autocomplaciente, “de que el público de Los Redondos haya proyectado sobre mí ciertas destrezas o aptitudes (...) que, si yo tuviese que reivindicar en un examen, probablemente no aprobaría”, y saborea: “la ventaja que tiene eso es que te da permiso para ser mejor”.

Intacta su capacidad de analista político, crítico de las estructuras de poder, empático con los marginales. “A veces pienso que la especie humana es un experimento que no salió del todo bien”, dice, y conquista. Lo sabemos muy bien aquellos que cargamos con el mote de ricoteros.

© LA GACETA

HERNÁN CARBONEL

Amar más y sufrir más o amar menos y sufrir menos

Una historia sobre el placer y las heridas del deseo

NOVELA
LA ÚNICA HISTORIA
JULIAN BARNES
(Anagrama - Buenos Aires)

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Julian Barnes construye su relato con algo de romance, naturalismo y sátira social. En una primera página, el narrador y protagonista se pregunta: “¿Preferirías amar más y sufrir más, o amar menos y sufrir menos?” “¿Quién puede controlar cuánto ama? Si se puede controlar, entonces no es amor. No sé cómo podemos llamarlo, pero no es amor” (pág. 13).

Si hay algo que hemos aprendido en las últimas décadas es que “ya nunca más se contará una historia como si fuese la única” (John Berger), o sea, no hay una única historia, si no muchas formas de abordarla. Claro que el protagonista se está refiriendo a ese núcleo intenso de pasado que demanda corporizarse en texto y busca proyectarse en narración. Pero, se pregunta: “Si se trata de tu única historia, entonces es la que te has contado y vuelto a contar más veces, aunque sea -como es mi caso- principalmente a ti mismo… ¿todas esas narraciones te acercan a la verdad de lo que sucedió, o te alejan de ella?” (p. 13)

Un joven de clase media se inicia en las artes amatorias con una compañera de tenis (una versión de Emma Bovary), 30 años mayor que él. Todo indicaría que semejante transgresión no puede durar, pero persevera bastante tiempo.

En la segunda parte, la amargura invade el relato y nos movemos en otro terreno: en un estudio descarnado sobre la adicción. La amante, que había abandonado a su familia, cae en el alcoholismo y se precipita en la decadencia moral y física.

La disolución del protagonista se traduce en un cambio de voz narradora, muy impactante. La liberación no llega, no plenamente. Solo el ruido de la rutina y las obligaciones laborales logran distraerlo de esa historia, que ya tiene vida propia, independiente de quien la ha protagonizado y que, en definitiva, habla de una búsqueda: “tal vez el amor no podía encerrarse en una definición, sólo podía encerrarse en un relato” (p. 224).

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MARÍA EUGENIA BESTANI

La vida salvaje de H. S. Thompson

El hombre que patentó un periodismo sin reglas

BIOGRAFÍA
HUNTER
E. JEAN CARROLL
(Tusquets - Buenos Aires)

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La colección “rara avis” que dirige Juan Forn para Tusquets es uno de las mejores noticias que nos dio la industria editorial en mucho tiempo. Y la biografía del creador del periodismo gonzo, Hunter Thompson, hecha por su amiga personal y una de las mejores plumas que pasaron por el periodismo norteamericano, Elizabeth Jean Carroll, es una muestra evidente.

Construida en dos registros, uno ficcional, protagonizado por una ornitóloga, suerte de conejita de Playboy devenida amante-cautiva-biógrafa y otro donde se suceden, en un montaje perfecto, los testimonios de muchos de los que compartieron la desquiciada vida del mejor periodista político norteamericano, según sus contemporáneos. Una vida para la que la palabra excesos resulta pobre y que convierte el relato de la biógrafa en un paso de comedia que deja expuesta la dimensión trágica de una existencia sin límites, en los testimonios de sus contemporáneos.

Macho sureño salvaje e irresistible, hijo de la generación de posguerra y de una sociedad que cambió, en pocos años, vertiginosamente, de la que salió convertido en una suerte de James Dean recargado, llegó a las grandes ligas del periodismo cuando la cocaína hizo su entrada triunfal en la sociedad norteamericana, produciendo los textos que cambiaron el periodismo para siempre. Pero los años 70 fueron también los del comienzo de su decadencia, un loop de borracheras, escándalos, violencia y bloqueo artístico que lo dejó, veinte años después, convertido en el único sobreviviente de una generación que apretó el acelerador y llevó la experimentación sesentista hasta el abismo.

Uno de sus contemporáneos, Bill Cardoso, encontró en el término usado por los músicos negros de Nueva Orleans para describir al que toca sin reglas, “gonzeaux”, la definición más precisa de la figura de este autor. El prefirió definir su invento y definirse a sí mismo de un modo más trágico: “El hombre que busca la verdad no debiera esperar clemencia, ni darla.”

© LA GACETA

MARÍA EUGENIA VILLALONGA

La novela de vida de un historiador

Apuntes póstumos de uno de los mayores analistas de nuestros vaivenes con las Fuerzas Armadas

MEMORIAS
UNA MIRADA RETROSPECTIVA
ROBERT A. POTASH
(Edhasa - Buenos Aires)

Los libros destacados de 2019

Hace poco menos de 50 años (1971) los argentinos se sorprendían de que un historiador de Estados Unidos se ocupara de un asunto, si bien recurrente, que parecía de “entrecasa”. El ejército y la política en Argentina, su primer libro, nos resultaba como una “ventana a la intimidad” de nuestros modos de engarzar a los militares en la política nacional abierta al mundo. Y por qué no decirlo: de la militarización de los políticos seductores y a la vez seducidos por los uniformados. Potash, el prolífico y pertinaz historiador, asomándose y finalmente entrando de cuerpo entero en nuestra historia, acumula en su haber nuevos libros sobre idéntica temática. Se podría bien decir que Potash buceó en nuestra historia del Siglo XX, el tramo que arranca con Uriburu (1930) y llega hasta Videla (1976). Con su rigurosa actitud, indagando en todas las fuentes a las que se acercaba, lupa en ristre, y con los más claros recursos de la historiografía. Potash en estas Memorias da la sensación de que cada día de los que pasó en Argentina investigando estaba registrado en una agenda con minuciosidad. Día por día, casi hora por hora, con detalles y relatos lineales. Da muestras de cómo se ganó la confianza de sus entrevistados de la democracia o de los tramos militares. Con algunos formalizó amistades. Ello hace amable la lectura por abundantes anécdotas con sus informantes. Si hubiera que hallar una definición del modo personal de Potash en los relatos de sus innumerables encuentros con políticos y militares, particularmente con éstos, cito unas líneas suyas (pág. 230): “Acepté ir, (a una reunión del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales en Córdoba) y recuerdo un momento incómodo al final del acto cuando el general (RE) Luciano Menéndez se acercó al estrado, se presentó y quiso estrecharme la mano. Era personalmente responsable de muchos de los asesinatos cometidos durante la represión de la década de 1970…”.

Roberto Pucci, historiador de fuste entre nosotros, respondió a unas preguntas que estimé necesarias para completar este análisis. Sí, Potash es riguroso, investigador como buen historiador, dijo. Y ante la pregunta sobre cómo ven los historiadores argentinos el aporte de sus colegas de afuera: citó como importantes, además, a H.S. Ferns, británico, autor de La Argentina en el Siglo XIX, y a Alain Rouquié, destacado historiador francés como “serio analista de la política argentina” con sus libros, particularmente El siglo de Perón (2017).

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CARLOS DUGUECH

Bruno Gelber por Leila Guerriero

Logrado retrato del gran pianista

CRÓNICA
OPUS GELBER
LEILA GUERRIERO
(Anagrama - Buenos Aires)

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Sí, aunque tiene fuertes aires novelescos es una larga, larguísima entrevista -realizada a lo largo de casi un año- a Bruno Gelber, declarado en Europa uno de los cien mejores pianistas del siglo XX. Regresó al país en el 2013.Habita en un edificio antiguo de magnífica factura ubicado en el populoso barrio de Once en un departamento decorado teatralmente. Todo en él parece tener una marca teatral.

Sin dejar de tener el sello de un buen periodismo y acercando toda la información necesaria al lector, el libro está escrito con elegancia y toques de humor mientras cuenta la vida de este personaje a veces extraño, que se sabe genial, irónico, agudo y también generoso y solidario. Víctima de una polio en su niñez, nada impidió que tocara el piano desde los tres años. No se queja, habla del tema casi con naturalidad contando que su enfermedad nunca le impidió estudiar piano, su pasión.

En cada charla deja traslucir su humor feroz y recae en los temas a veces inquietantes (algún accidente) y a veces banales. Sus brazos son fuertes, ojos pequeños y de mirada intensa que irradian embeleso, estupor, burla pero “nunca duda” ni “nostalgia por algo”. Está conforme con su vida y con su suerte. Vivió 25 años en Paris y otros tantos en Mónaco. Se codeó con la nobleza europea por lo que a veces trasunta un cierto esnobismo, pero su notable inteligencia lo salva. Ama la estética, vive pendiente de la belleza de los cosas, de la gente. Su capacidad de goce lo protege de los sinsabores de la vida, esa es su arma predilecta. La autora nos hace testigos de una clase dictada a un alumno joven, allí percibimos el nivel de exigencia de Bruno Gelber para que su alumno alcance la perfección tan anhelada por él mismo.

Dio 5.000 conciertos en 54 países, pero por momentos eso no le importa; si recuerdasu obra maestra: el concierto para piano número 1 opus 15 de Brahms. Nunca fue al colegio, por lo que alguien le dijo “no tiene calle” y él respondió con ingenio, “no, tengo mundo”. Debutó en el Colón a las 14 años en 1955.

¿Cómo contar con palabras la profesión de un pianista genial? De un escritor se citan sus textos, de un pintor se reproducen sus obras…¿de un pianista? ¿Cómo explicitar en un escrito la maravilla del sonido que sale de esas manos? ¿Cómo hacerlas llegar al lector? Contra toda evidencia, y con placer, doy fe que Leila Guerriero logra que el lector “escuche” la magia de Bruno Gelber.

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CRISTINA BULACIO

El amor después del amor

Los vínculos en la era de Tinder y Happn

ENSAYO
EL FIN DEL AMOR
TAMARA TENENBAUM
(Ariel - Buenos Aires)

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Fresca y profundamente reflexiva, en El fin del amor. Querer y coger, la filósofa Tamara Tenenbaum se anima a pensar las formas que adoptan el deseo, los vínculos y el amor en una época que descartó todas las fórmulas. La ganadora de premio Ficciones del Ministerio de Cultura de la Nación por los cuentos de Nadie vive tan cerca de nadie se vale de sus anécdotas como hija de una familia ortodoxa judía para desarmar los presupuestos de las relaciones sexo afectivas contemporáneas como si fueran un juguete. La vida dentro de la comunidad ortodoxa va a funcionar como el contrapunto perfecto para los temas que explora. Así es que las peripecias que atravesó en sus primeros contactos con la sociedad fuera de ese círculo cerrado exponen, mejor que cualquier argumentación, el modo en que la idea del amor y la del capitalismo están ligadas históricamente. A lo largo del libro el asombro de la adolescencia va a crecer hasta encarnar en un pensamiento siempre en acción.

En ese ir y venir de las vivencias a la reflexión, Tenenbaum logra que las ideas sobre el poliamor, la soltería, el matrimonio o la violencia de género, entre otras, se desplieguen en direcciones diversas como si fueran parte de una conversación. Claro que sabe que no es la primera en hablar de estos temas y va incorporando a su diálogo a grandes teóricas como Eva Illouz o Silvia Federici. En un tono claro vuelve simple las ideas más complejas. Pero deja generosas notas al pie con las pistas para profundizar aún más. A decir verdad la curiosidad de Tenenbaum la lleva a explorar los fenómenos como una totalidad, es decir, recurre a la experiencia, estudios académicos y también a la cultura pop como producto de una época determinada. De ese modo, investiga las tendencias del consultorio sentimental de la revista Para ti a lo largo de varias décadas, las características de las heroínas de novelas y melodramas, la música y los chats. Dicho más fácil, descubre información relevante en todo el material que tiene a su alcance.

En el fondo, la sensación al leer se parece a escuchar a una amiga que sabe mucho y está decidida a resolver esta época convulsionada. Por momentos irónica, por momentos tremendamente humilde la autora de apenas 30 años despliega la evolución del pensamiento de los últimos siglos alrededor de la cuestión de los vínculos sexo afectivos. Eso sí, cada vez que parece llegar a una conclusión formula, en verdad, la pregunta adecuada.

© LA GACETA

VERÓNICA BOIX

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