SOS: se vienen los exámenes de fin de año

SOS: se vienen los exámenes de fin de año

Cómo ayudar a los hijos a manejar la ansiedad y los nervios.¿Cuándo es necesario buscar ayuda de docentes particulares?

SOS: se vienen los exámenes de fin de año

La mesa del living está repleta de libros, fotocopias, carpetas y felpones. Arrancó el tiempo de descuento. Este mes los chicos y adolescentes de la casa rinden los exámenes integrales. Y toda la rutina de la familia se modifica. Se restringen las salidas y las actividades extracurriculares. A cambio, hay que programar las horas en profesores y maestros particulares.

Ocurre en la casa de los Silva. “Es el último empujón del año; hay que acompañarlos”, dice la mamá, Mariana (45). Tiene dos hijos, uno en la secundaria, y otro que se alista para rendir el ingreso a una escuela de nivel medio. Ambos se están preparando con maestras de apoyo en materias como inglés, matemáticas y lengua.

Como los Silva muchas familias enfrentan en estos días el mismo desafío. En algunos casos, tienen la titánica tarea de salvar el año porque no les fue bien en ninguno de los trimestres. En general, según el testimonio de las maestras particulares, noviembre es el mes en que una gran parte de los estudiantes se acuerda de que tienen que aprobar todo. Entonces, comienzan a circular contenidos súper resumidos.

¿Qué le pasa a Mariana? De todo. Está cansada. A la mañana trabaja en una repartición del Estado. Cuando vuelve a su casa, organiza el estudio de sus hijos, los lleva a los profesores particulares, les toma la lección por la noche y les explica algún tema si no entendieron. Su esposo, Ramiro, también participa activamente de esta tarea.

La psicopedagoga Natalia Jiménez Terán considera que es una época difícil para los chicos y adolescentes. Si cualquier examen puede generar nervios y ansiedad, en esta parte del año escolar esta situación tiene un plus: el cansancio del fin de un ciclo y la presión de que si no rinden bien pueden llevarse alguna materia (o varias) a diciembre o febrero.

“La carga emocional que eso conlleva y la ansiedad son normales. Creo que el papel más importante de los padres es acompañar y tratar de reducir el estrés”, sostiene la especialista. Y da una serie de consejos para bajar los niveles de ansiedad de los hijos:

• No permitir que esperen hasta el último día para agarrar las carpetas. Propiciar que empiecen a estudiar cuanto antes, con tiempo y organización. Este hábito disminuye el estrés y la incertidumbre.

• Que tengan todo el material necesario para el examen. Si hacen falta resúmenes, hacerlos con anticipación.

• Disponer de un espacio de la casa tranquilo para el estudio, libre de distracciones.

• No es bueno suspenderles todas las actividades extra. Dejar alguna de ellas en la cual puedan relajarse, bailar y cantar por un rato o jugar a la pelota. Que hagan algo que les guste y después vuelvan al ritmo de estudio.

• Que estudien sin parar, todo el día, no garantiza buenos resultados ni mejora el rendimiento.

• Hay que hablares mucho a los hijos. Darles seguridad. Decirles que si estudian todo irá bien. Y que si les va mal pueden volver a intentarlo.

Apoyo “paralelo”

En estos días es temporada alta en las casas de maestras y profesores particulares. Se ha vuelto un hábito cada vez más extendido entre los chicos y adolescentes buscar ayudar extra. ¿Qué tan necesario es este apoyo? ¿Cuándo hay que buscar un docente que los auxilie?, le preguntamos a la psicopedagoga.

Jiménez Terán cree que debería ser una de las últimas opciones a implementar. “El error es que se toma a la maestra particular como un castigo ante una mala nota o como la persona que lo salvará al alumno. El apoyo extra debería ser bien analizado, cuando el estudiante realmente tiene dificultades con una materia en especial y necesita de este soporte. Debería ser la excepción y no la regla. Si se convierte en un hábito atenta contra la autonomía del alumno. El aprendizaje tiene que ser en el aula y que luego ellos puedan resolver solos sus dificultades”, explica.

La profesional admite que en algunos casos hay padres muy sobrecargados y es comprensible que busquen en esta etapa un apoyo. Coincide con ella Inés Olivero, que prepara alumnos para rendir inglés. “Creo que el apoyo es necesario si el alumno no tiene incorporado el hábito de estudio o estuvo flojo durante el año. Veo que los chicos no entienden, no prestan atención en clase y tampoco preguntan”, sostiene.

A María Curubeto, maestra particular de primaria y secundaria, no le parece mal que los alumnos tengan apoyo extra antes de los exámenes integrales si han estudiado en los distintos trimestres. “El problema es que los chicos vienen sin haber estudiado en todo el año y pretenden ver todas las materias juntas, todos los contenidos. Se hace muy cuesta arriba”, explica la docente. Por estos fías, su casa se llena de alumnos en cuatro turnos, de 8 hasta la medianoche si es necesario.

“Es un momento en que necesitan mucha contención. Hay chicos que arrancan mal emocionalmente, muy desanimados. Y uno debe dar no solo apoyo educativo”, resalta María. En ese sentido, siempre les dice a los padres que cuando sus hijos estén rindiendo más que nunca deben “estar presentes”. “Hay que dialogar con ellos, darles confianza. Sin celulares de por medio. La tecnología vino a dividir a la familia. Se nota mucho que los chicos están solos. Hay que hablar más de lo que hacen en la escuela, de cómo les va, qué están estudiando. Tomarles la lección está bueno, pero no en tono autoritario. Ellos se sienten contenidos”, recomienda.

“Noviembre es el mes más duro. Pero a nosotros nos ayuda a crecer y a unirnos. A veces aprueban todo y otras veces no. Pero si hubo esfuerzo, no lo tomamos como fracaso sino como aprendizaje”, cierra Mariana.

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