Otro eslabón de estabilidad

Otro eslabón de estabilidad

El 2-1 sobre Banfield significa para Atlético una prueba más de que está en plena levantada.

Otro eslabón de estabilidad

LA GACETA en Buenos Aires

Aunque los hinchas de Atlético siempre serán leales a sus colores, independientemente de las campañas, el “Decano” parece haber ingresado en una fase de confiabilidad que no había mostrado en el inicio de la temporada. Al eterno agradecimiento por las victorias históricas de los últimos años, el 2-1 contra Banfield se convirtió en otro eslabón de estabilidad para un equipo que, después de haber perdido cinco de los primeros siete partidos, ahora lleva siete puntos ganados sobre nueve.

Atlético todavía no juega bien pero al menos -y no es poco- comenzó a competir mejor. El 2-1 agónico, a falta de una actuación convincente, es otra muestra de un equipo que llegó a perder ocho partidos seguidos como visitante y que ayer sumó, tras el 0-0 con Huracán de hace tres semanas, su segunda visita sin derrotas. No sólo eso: ganó por primera vez fuera del Monumental desde marzo pasado. Es cierto que el 1-1 era lo más lógico -y hasta Banfield había hecho méritos para ganar en el segundo tiempo- pero son días en que Atlético debe celebrar cualquier avance, ya sea con pequeños pasos o de a grandes saltos.

La nueva etapa de Atlético en la temporada, su racha primaveral tras un comienzo frío, quedó en evidencia con el gol más madrugador del equipo de Ricardo Zielinski en lo que va del torneo. Si hasta ayer nunca había convertido antes de los 15’, el 1-0 de Leandro Díaz a los 11’, fue otro guiño positivo para alimentar esta mini racha. Se trataba, además, de un duelo entre dos de los equipos con menos goles en el torneo.

Desde entonces, Atlético transpiró el partido y trabajó el resultado. Hubo puntos interesantes, como la confirmación de Díaz con el gol -ya venía de anotarle a Talleres- y una dupla central en el mediocampo que puede ser la solución para un equipo que todavía no tiene una columna vertebral fija, Ariel Rojas y Cristian Erbes, figurita de un partido sin figuras.

Cuando los ex River y ex Boca rindieron, Atlético tuvo sus minutos más cómodos en el partido, pero cuando ambos fueron amonestados, y eso ocurrió antes de los 30’, Banfield pasó a jugar con más libertad: así llegó el gol local, producto de una intervención desafortunada de Marcelo Ortiz.

Si el primer tiempo de Atlético había sido aceptable, en el segundo retrocedió un paso. Banfield aceleró y estuvo a punto de ponerse en ventaja -y nadie podría haberse quejado demasiado-: el gol que erró Julián Carranza, ante la única indecisión de Alejandro Sánchez en el partido, encabezará el ranking de pifias de esta fecha.

Es cierto que Atlético se animó un poco más con los ingresos de Augusto Lotti y Gonzalo Castellani, pero el empate le parecía un gran resultado hasta que, como contra Huracán, le llegó del cielo un tiro libre en la última jugada. Si entonces el remate de Fabián Monzón no había sido gol por poco, ayer el remate encontró un rebote afortunado y se convirtió en el 2-1 por el que ningún apostador habría arriesgado su dinero.

Pero la moneda ya no cae del lado de la derrota. Atlético parece haber encontrado su onda verde en el torneo, justo en la cancha de Banfield.

Dos partidos calcados para volver al triunfo afuera

No hubo trabajos individuales brillantes pero sin el equilibrio de Erbes y la efectividad de Díaz y Monzón, Atlético no habría podido ganarle a Banfield.

Hay partidos que parecen escritos sobre un papel de calcar y no sólo porque el 2-1 de Atlético a Banfield repitió el 2-1 del 4 de marzo en el mismo estadio, hasta ayer el último triunfo del equipo, fuera del Monumental.

En el medio -229 días- quedaron ocho derrotas consecutivas y un último empate, el 0-0 ante Huracán que tuvo el valor de cortar la hemorragia y anticipar el regreso a las victorias, aunque las coincidencias no terminan en ambos 2-1. Leandro Díaz convirtió el primer gol “decano” en los dos triunfos, lo cual sería otra simple casualidad sino fuera que, además, Atlético hizo un gol de tiro libre en ambos partidos, algo no tan habitual en los últimos años.

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