La adopción de niños mayores de seis años

La adopción de niños mayores de seis años

Desamparo, abandono, soledad. Son palabras que expresan la orfandad, ese estado en que se halla un niño que ha perdido a sus padres, que ha sido abandonado por ellos o que fue entregado en adopción. Generalmente, la primera parte de la vida de estos chicos transcurre en instituciones del Estado hasta que alguien decide acogerlos en su hogar. Son los llamados “hijos del corazón”, porque son elegidos.

En nuestra edición de ayer, dedicamos un amplio espacio a la adopción. En particular, la de niños mayores de seis o siete años. De acuerdo con el último reporte del Registro Único de Postulantes para la Adopción, solamente el 9% de 197 postulantes (es decir, 18 familias), se han interesado por recibir a estos niños. Pero también están aquellos que padecen alguna enfermedad o grupos de hermanos. La mayoría se inclina por los que no tienen aún una historia de vida. Ocurre que muchos de los niños huérfanos atravesaron en algún momento situaciones de abuso, abandono, violencia, antes de llegar a los institutos de cuidado transitorio, y ello influye en la decisión de personas dispuestas a adoptar. El 87 % de los aspirantes busca niños sin patologías.

Desde que un postulante ingresa al Registro hasta que egresan con guarda legal con fines adoptivos transcurren, en promedio, dos años. Hay varios mitos en torno de los requisitos para adoptar como, por ejemplo, que solo pueden ser postulantes familias con estructura tradicional o que se necesita poseer casa propia y buenos ingresos. La secretaria del Registro señaló que el único requisito es un certificado de trabajo o recibo de sueldo, tampoco es una condición excluyente cuánto gana cada el postulante, pero sí es importante que tenga un trabajo. El nuevo Código Civil establece en su artículo 599 que un matrimonio o integrantes de una unión de convivencia (heterosexuales y homoparentales) o una única persona, pueden ser aspirantes. El requisito es que exista una diferencia de edad de 16 años entre adoptante y adoptado.

Se informó que este año, se inscribieron 197 candidatos; 41 carpetas se hallan en trámites para ingresar al Registro y hasta la fecha van saliendo en guarda con fines adoptivos 25 niños.

A fines de mayo pasado, divulgamos la historia de un matrimonio, integrado por una médica y un productor agropecuario, que había adoptado a seis hermanos. La pareja se había anotado para adoptar niños de entre 0 y cinco años, pero se enteraron de que había más disponibilidad en otras edades y decidieron cambiar de edad: de cinco a 10. “La edad nunca fue impedimento para nosotros. Un hijo es un hijo a cualquier edad. No nos importaba si era rubio o morocho, sano o enfermo, porque la vida te manda los hijos sin preguntarte nada”, dijo en la oportunidad la madre, que ya tenía un hijo biológico, mayor de edad.

El Estado podría impulsar campañas de concientización con historias de este tipo para sensibilizar a la sociedad y en especial a las personas que desean adoptar un niño. Crecer si el amor de los padres, de una familia, es una de las experiencias más penosas y condicionantes para un ser humano. Posiblemente, ese vacío de pertenencia influirá negativamente en la construcción de la identidad y la personalidad de una persona, y afectará notablemente su vida futura. Adoptar un niño es uno de los gestos más nobles del ser humano y también un acto de amor.

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