Golf: el auto de la felicidad

Golf: el auto de la felicidad

Ledesma celebró su título en un viaje de ocho horas por tierra para jugar su próximo torneo.

REVOLEO FINAL. Ledesma lanzó al aire su gorra tras embocar el último putt del torneo en Colorado, el que le dio el título y lo mandó a jugar en el PGA Tour. Korn Ferry Tour REVOLEO FINAL. Ledesma lanzó al aire su gorra tras embocar el último putt del torneo en Colorado, el que le dio el título y lo mandó a jugar en el PGA Tour. Korn Ferry Tour

¿Qué hace un golfista el día después de ganar su segundo título en Estados Unidos? Lejos de las respuestas que nos saldrían casi automáticamente si se tratara de un boxeador, por ejemplo, está la que nos da Nelson Ledesma, flamante campeón del TPC Colorado Championship en el Korn Ferry Tour: “andar en auto”. Sí, andar en auto durante horas pero ni siquiera para festejar, sino para tratar de volver a ganar.

“Por suerte ya llegamos”, le avisó a LG Deportiva. Junto a su caddie Facundo Carassale, su amigo el golfista Andrés Gallego y su hermano Severiano, apenas si brindaron el domingo por la noche en un restaurante de Berthoud, Colorado. Bien temprano en la mañana de ayer, se levantaron y pusieron en el GPS la ciudad de Omaha, Nebraska, donde a partir del jueves jugará el Pinnacle Bank Championship.

Fueron casi ocho horas en las que, con Carassale al volante, el convoy de golfistas y afines transitó por el mero centro de Estados Unidos. 900 kilómetros del oeste al este. Tiempo suficiente para contestar una segunda pregunta: ¿cómo hizo para ganar su segundo título del Korn Ferry Tour y asegurarse así su tarjeta del PGA Tour, a partir de septiembre?

“Sabía lo que tenía que hacer. Después de ese birdie me quedé tranquilo. Era entre él y yo”, fue su primer intento de respuesta. Ledesma se refiere al mano a mano con Brett Coletta, que lo alcanzó en la punta a falta de un hoyo, después de disfrutarla en solitario durante gran parte del torneo.

La misma tranquilidad que tuvo para embocar ese kilométrico putt en su último golpe. La que no había tenido al comienzo del domingo y que incluso había perdido en varios momentos de los casi tres meses en los que está de gira por Norteamérica. Allí aparece una segunda razón para su título.

Hace una semana, su esposa, Eliana, y su hijo, Lorenzo, de tres años, lo visitaron en Estados Unidos. Los tres (cuatro, si tomamos en cuenta que ella está embarazada de cuatro meses), fueron a descansar unos días a Miami, lo que le devolvió el alma a un Ledesma ya hastiado del desarraigo.

“Me dio muchas más ganas de jugar. Me dio aliento y me sacó las ganas de volver a Tucumán”, confesó Ledesma sobre ese viaje que duró poco pero lo necesario para volver a jugar al nivel con que terminó el fin de semana.

Sobre todo si su hijo Lorenzo, le daba consejos por teléfono. “Entiende todo, sabe que estoy jugando al golf. Me manda suerte y me pide: ‘ganá, jugá bien’”, explicó Nelson. Lorenzo también juega cada vez que su papá lo lleva al club. “Zurdo, ¿podés creer?”, contó.

Su cabeza, luego del largo viaje, está puesta en el siguiente torneo que empezará el jueves pero con la tarjeta asegurada del PGA Tour 2020 (la próxima temporada en realidad empieza en septiembre de este año), sus pensamientos también manejan y viajan a lo que será codearse con Tiger Woods, Rory McIlroy y compañía. Algo para lo que dice estar preparado: “El Korn Ferry es una gran escuela de aprendizaje para el PGA. Me dejó contento jugar bien en un campo difícil como el de Heron Lakes. Me da confianza para lo que viene”.

La tercera y última pregunta puede sonar a lugar común, pero si lo fuera, su respuesta la transforma. ¿Esperaba conseguir esto a esta altura? “Esperaba más que el año pasado, sí. No es algo que pensé mientras jugaba o que me presionaba. Me fueron saliendo bien las cosas y tuve consistencia”. Esa consistencia que tuvo para levantarse temprano luego de salir campeón y hacer lo que tenía que hacer un campeón: andar en auto para jugar el próximo torneo.

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