No se oye padre

No se oye padre

La llegada de los comicios va habilitando la idea de un vale todo para llegar. No importan mucho las ideas ni los partidos sino las posibilidades de tomar algún camino que les permita salvarse. El diálogo que inspiró Osvaldo Soriano.

Me quedó en la cabeza algo que dijo el miércoles pasado Santiago Kovadloff. Con la misma seguridad con la que Messi patea un tiro libre, el pensador diagnosticó que no escuchamos. “Hablamos pero no nos damos tiempo a escuchar”, se explayó cuando tuvo que dar los síntomas de este mal endémico que ningún ministerio de salud está dispuesto a enfrentar. Tampoco hay vacunas ni obra social que incluya esta enfermedad en su nomenclador.

En esos divagues andaba envuelto cuando sonó el teléfono. Y, dispuesto a escuchar, lo atendí…

-Hola.

-¡¡Hola!! ¿Cómo está? Le cuento que ya saqué los pasajes. No podía perderme las elecciones de ustedes. Siempre dan sorpresas.

-Y, algo de eso hay. Ya se puede divertir con los panfletos, las agresiones y los robos de punteros.

-Si, he visto. Lo de la inseguridad está terrible en vuestras tierras. Leí que no se podía salir a las calles, pero ahora que no se pueda ir a las escuelas porque se llevan los punteros…

-No, no, no. Son punteros políticos.

-¿Punteros?

-Sí, son empleados de la política. Antes era apasionados ciudadanos que escuchaban a sus vecinos y les transmitían sus ideales y sus ilusiones de un país mejor. Hoy son simples mercaderes que venden productos que se elaboran en la fábrica de los dirigentes políticos. En esa industria elaboran todo tipo de paliativos para la pobreza. En lugar de buscar erradicarla se preocupan por mostrar que su laboratorio es mejor que el de los otros y llegan al barrio con espejitos de colores.

-Ah, no me diga, pero qué habilidad la suya, estábamos hablando de inseguridad y me sale con esto de los punteros. ¿No me dijo que se los roban?

-Le explico: los punteros tienen dueños. Son legisladores, ministros, diputados, etcétera. Y, unos son más caros que otros porque conseguirán más votos para las elecciones. Pero, aún en épocas electorales, están empezando a escasear.

-Cada vez le entiendo menos.

-Si, es que los vecinos prefieren a los dealers que además de droga, proveen soluciones a las urgencias de la gente.

-Impresionante. Voy anotando ya tengo varias notas para mandar apenas llegue.

-¿Cuándo viene?

-Para estar a tiempo y no perderme nada de los comicios saqué pasajes para la primera semana de agosto.

-Ah. Le entendí mal. Pensé que venía a los comicios de Tucumán. Usted viene a las PASO, que son nacionales.

-Pero, me está cargando. Estábamos hablando de Tucson como le gusta decir a Ud. para demostrar que no es Tucumán.

-Bueno, sabe qué, vaya a leer y a cambiar los pasajes. Los comicios son en junio.

-¿En junio?

-Si, en junio. Mire, lo dejo.Tengo que escribir el Enfoque de mañana y…

-Si, si, ya sé. Lo de siempre, usted no tiene tiempo ni capacidad de escuchar. Además siempre trata de incomodar a su interlocutor. Miré, en esta no me va a agarrar. Yo me preparé bien y leí todo lo que pasa en su provincia. Hasta la Constitución leí. Y sabe qué: el artículo 43 dice claramente que se llamará a elecciones…

-Ya no vale.

-¿Cómo que no vale? Es la Constitución.

-Si, pero no vale.

-La Constitución, ¿no vale?

-Mire, vaya cambie los pasajes o no venga. La Constitución aquí es relativa, o acomodaticia.

-No sea maleducado. Está siendo peyorativo con su provincia, con sus instituciones…

-Pero, ¿no me dice usted que se preparó para venir? La Constitución tiene gruesos problemas de matemáticas y de astronomía…

-No me cargue. Esas son ciencias que nada que ver con un tratado como la Carta Magna.

-No le miento. Mire: donde dice dos períodos de mandato, usted debe leer tres y ahí donde dice votar dos meses antes debe leer cuatro. O mejor, si cree que está en agosto en verdad es junio.

-Siempre bromeando. Para evitar esas ridiculeces está la Justicia. Son los jueces los que deben poner quicio a los caprichos ciudadanos.

-Si, claro, claro. Para eso está. Bueno, lo dejo.

-No, espere, espere. No me conteste así. ¿Nadie va a la plaza?

-¿A la plaza? ¿Para qué? El adelantamiento de los comicios fue a costa de un profundo estudio de la magistratura.

-Pero ahí en su Tucson cuando algo no les gusta van a la plaza a protestar.

-Ya no.

-¿Ya no se protesta?

-Si, pero van a EDET.

-¿Qué? ¿EDET? ¿EDET es algún paseo adónde va la gente a renovar energías o algo así?

-Si, algo así. Bueno, hasta luego.

-No me cuelgue. Ustedes siempre son noticia y aquí podemos sorprender. No hay algún candidato extraterrestre, alguien que se pinte de verde, no sé…

-Usted me estuvo cargando todo el tiempo. Ahora entiendo por qué me llamó. Usted sabía lo de los muchachos de “Alito” Assán. Mire por qué no se va...

-No, no sé de qué hálito o aliento me habla. No se enoje. Lo llamé para avisarle que iba. Pero ya que estamos me podría ayudar para ir contando a nuestros lectores lo que está pasando allá.

-No sé si confiar en usted. Pero bueno, sabe qué, me contaron que Alperovich hizo unas encuestas.

-Pero no sirve de nada. Si hizo encuestas nadie sabrá nada. Me acuerdo que durante 12 años las hizo, las leía él y las rompía. Nunca quiso mostrarlas. Y, después ganaba por goleada.

-Ahora, sí las muestra.

-¿Entonces, va perdiendo?

-No lo sé. ¿Cómo podría saberlo? Lo que muestran sus seguidores dice que tiene casi 30 puntos él y después está Manzur con 22 y luego Sílvia Elías de Pérez con 17 y luego Ricardo Bussi con 15.

-Me sorprende lo que me dice. Leí que no encuentra a nadie que le diga sí en la candidatura a intendente de la Capital. Que no impacta con las postulaciones que ya anunció. Todo se circunscribe a su apellido y punto. Y, ahora estas encuestas...

-Leyó bien.

-Me imagino la desesperación de la gente de Elías de Pérez para revertir esos datos.

-Leyó mal.

-No le entiendo.

-Huyen como ratas por tirante.

-Pero yo escuché a Silvia Elías de Pérez decir que ella iba a ganar. No da espacio a que alguien le refute esa posibilidad.

-Si, pero en Tucson los dirigentes quieren llegar a cómo dé lugar y por donde sea. No les importa quién es el líder. Ni mucho menos las ideas.

-¡Chocolate por la noticia! En todo el mundo es igual.

-Leyó bien.

-Pero no estoy en clase de literatura. Lo que quiero decirle es que los egocentrismos son iguales en todos lados. Pero entiendo que hay límites. Ya aprendí que, por ejemplo, en el legislador Ariel García, su animadversión hacia el diputado José Cano, es más fuerte que su prurito de quedar bien con el peronista Osvaldo Jaldo.

-Cada vez lee mejor.

-No bromee, pero lo que usted sugiere es que uno se imagine que hay dirigentes que estuvieron con Cano, como Alberto Darnay o Alfredo Flores por ejemplo, que podrían llegar a trabajar para Alperovich. Eso ya es una locura.

-Bueno... lo dejo.

-Espere, sería como que el legislador Raúl Albarracín que estuvo todos estos años con García...

-Se sigue burlando. Ya sabe todo.

-No, en serio. Leí que iba a acompañar a Silvia Elías de Pérez.

-Leyó mal.

-Lo leí en LA GACETA.

-Si, pero el auto de la senadora lo maneja Roberto Sánchez y lo tiene de coequiper al gaucho Mariano Campero que no quieren nada que venga de García.

-Qué tiene que ver.

-Que cuando vieron a Albarracín haciendo dedo en Concepción para viajar a lo de Elías de Pérez, el piloto aceleró y lo dejó en la banquina.

-Muy divertida su imagen pero no creo que descarten gente cuando necesitan sumar para ganar. Y, ¿qué hizo Albarracín?

-Se fue a llorar a la iglesia y rezó para que alguna autoridad la llamara a Silvia Elías de Pérez.

-¿Y? ¿Qué dijo cuando la llamaron?

-No se oye padre.

-¿No me oye?, ya me cambio de lugar para que me escuche bien.

-No, “no se oye padre”, le dijeron.

-Me sigue chicaneando. Si puede mándeme esas encuestas y si no, ni se preocupe, con usted no se puede hablar.

Me cortó. Me quedé pensando que seguramente hay que escuchar como enseña Kovadloff, pero cuánto me arrepiento haber atendido esta llamada internacional.

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