Rubén Vela: “La poesía es una manera de vivir”

Rubén Vela: “La poesía es una manera de vivir”

El reconocido poeta santafesino, fallecido en 2018, describe en esta entrevista -una de las últimas que concedió- su relación con Alejandra Pizarnik, a quien conoció desde sus comienzos en la poesía. “Siempre dijo que la habían traído a un jardín que no era el que buscaba, marcaba la diferencia en lo que ella consideraba vida y la vida que le ofrecían”, distingue.

24 Marzo 2019

Por Alejandra Crespin Argañaraz

PARA LA GACETA - BUENOS AIRES

- ¿Cómo conoció a Alejandra Pizarnik?

- Yo vivía en Buenos Aires y fui una tarde a una imprenta que en la calle Perú. Allí vi a una chica muy desaliñada, sin pintar, con un montgomery que le llegaba a los pies. En ese momento le daban el primer libro que ella había sacado. Leímos algunos poemas y le hice la primera crítica en un diario de la época que estaba en manos de los socialistas. Era una niña tan rara, tan inocente, tan difícil de captar. Parecía que era una voz nueva que iba a perdurar. Era un escándalo afirmar eso en Buenos Aires sobre una chica que nunca había publicado nada. Ahí empezó la carrera de Alejandra, con el nombre Flora. Ella usaba tres nombres. Cada uno es importante en distintos períodos de su vida, de su desgaste, de su dolorosa vida y alegre vida.

- Cada nombre se relaciona a una época y una etapa. Flora era el nombre con el que la llamó la madre.

- Sí, y con otro nombre que significaba Flor en el idioma idish que hablaban en Polonia los padres de Alejandra. Vinieron a Buenos Aires después de la guerra con todo el dolor de la persecución de los judíos.

- La familia, o la madre en este caso porque ella perdió al padre muy joven, probablemente esperaban otra cosa de ella.

- Fue muy duro al principio porque era una vida muy rara, rara en el sentido de diferente. Todos los amigos de ella también muy raros, raros en la manera de vivir.

- Bueno, siempre se dice que los surrealistas fueron raros...

- Vivían con mucha pasión. El poeta moría por un poema, muchas veces en los cafés peleaban poetas de distintos grupos. Eramos muchos los que estábamos en contra de Borges, en contra de los grandes literatos de Argentina.

- ¿Usted también se siente caracterizado por esa pasión frente a la poesía que describe?

- Todavía consideramos los que son poetas y los que no son poetas.

- ¿Cómo es eso?

- La poesía es una manera de vivir, la manera de estar más cerca de todo y consumirse buscando la palabra precisa, consumirse buscando algo que sirva para definir lo que se escribe. Yo, por ejemplo, trabajaba antiguamente en YPF y escribía en secreto cuando no me miraba mi jefe.

- Era una generación que peleaba.

- Se peleaba toda una generación, porque la generación se divide después con la Revolución libertadora por líos que vienen y continuaron después con Perón. Era una forma fundamental que se confundió con la política. Era la forma de vivir que había en el mundo en ese momento.

- ¿Colaboró en algún poema con Alejandra o era una mujer muy solitaria?

- No, ella era muy crítica. Le gustaba mucho el café y sacaba de su bolsillo distintos papelitos en los que escribía poemas sin ninguna cuestión, poemas delirantes, escribía. Después de un rato sacaba los papelitos de su bolsillo y empezaba a unirlos. Colaborábamos en ese juego; ella nos ponía a juzgar. Para mí siempre es una alegría dolorosa hablar de ella, con una vida tan rica y desastrosa. Uno llega a pensar realmente que amaba la vida, amaba la poesía.

- Dice que uno era capaz de morir por una palabra en esa época. ¿Cree que por eso se habrá quitado la vida, que habrá llegado a esa instancia?

- Sí, porque hay algo muy importante. El hombre tiene un convenio con la debilidad. Cuando se crea el mundo, se crea el hombre de barro, luego la mujer, varón y varona y después en un segundo intento Dios crea a Adán y Eva, y les da la palabra. Cada uno debe usar la palabra de un modo; esto nos está indicando que la palabra es algo sagrado. Estamos gobernados por tres libros: los textos cristianos, los textos y los textos árabes; estos son los que cambiaron al mundo, la palabra es algo que nos acerca o nos aleja de Dios, todo lo que hablamos nos aleja o acerca a Dios.

- ¿Qué idea tenía Alejandra del más allá

- Decía que la habían traído a un jardín que no reconocía, hablaba de la muerte. Siempre dijo que la habían traído a un jardín que no era el que buscaba, marcaba la diferencia en lo que ella consideraba vida y la vida que le ofrecían. Ella buscaba la palabra justa para terminar la vida y la encontró con la muerte.

© LA GACETA

PERFIL

Rubén Vela nació en Santa Fé, en 1928. Murió el año pasado, pocos días antes de cumplir 90 años. Integró la Generación del 50 y el movimiento Poesía Buenos Aires. Era licenciado en Antropología y Arqueología, fue presidente de la Sociedad Argentina de Escritores y delegado argentino de la Unesco. Obtuvo, entre otros galardones, el premio internacional del Pen Club de Brasil, la Faja de Honor de la SADE y, en 2006, el Gran Premio de Honor “Esteban Echeverría” por la totalidad de su obra.

Tercer Homenaje
Por Rubén Vela


¿Te acordás, Alejandra, cuando
el Adagio de Albinoni envolvía
tu cuerpo solitario, y arcángeles
sorprendidos
volaban entre vidrios de colores
arrojando ramos de luz?
Tan sola, tan frágil, tan
dolorosamente abandonada
entre juegos de infancia
que repiten y repiten
una misma canción.
La menor la que va a morir tiene
grietas en los labios y flores
desteñidas arrancadas de su piel.
La que va a morir inventa
una sonrisa que cuelga
de su rostro como diciendo adiós.

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