Líder – Pueblo – Nación: El triángulo del Populismo

Líder – Pueblo – Nación: El triángulo del Populismo

Líder – Pueblo – Nación: El triángulo del Populismo
17 Febrero 2019

Los seres humanos –conscientes de su fragilidad– apostaron desde siempre a una existencia superior y poderosa que garantice su supervivencia. Se han encontrado en sociedades arcaicas vestigios de Algo o Alguien, con carácter sagrado, que vela por el grupo. El poder obtiene su legitimidad de su origen sagrado; por eso los gobernantes, desde el origen de las civilizaciones, eran investidos de poder por seres sobrenaturales.

Ahora bien, la política, lamentablemente, no está exenta de estas formas secularizadas de lo sagrado. El Populismo, realidad política y social que se instaló hace tiempo en Latinoamérica, comporta muchos de estos rasgos. Si bien su perfil se modifica en cada época, lo esencial permanece, como el inevitable triángulo de poder: Líder - Pueblo - Nación.

El Populismo posee una visión de la política sacralizadora, con rasgos casi teológicos que señalamos a continuación:

1.- El Líder es un iluminado, carismático, que puede y debe pensar por el resto del pueblo que lo sigue. Él sabe más que el común de la gente, quienes lo necesitan para ser salvados de la pobreza, del oprobio, de las élites económicas. A menudo habla en tercera persona porque es una figura ejemplar, casi un arquetipo.

2.- Solo los seguidores del líder son “pueblo”, todos los demás son “enemigos” que deben ser anulados porque ponen en peligro la Nación.

3.- Cultiva un cierto desdén por los otros dos poderes de la Nación: el Judicial y el Parlamentario que, finalmente, si bien existen, son sometidos al arbitrio del Poder Ejecutivo.

4.- Combate al periodismo independiente por ser peligroso y enfatiza el “pensamiento nacional”, “la cultura popular”, desdeñando lo extranjero.

5.- Respeta la democracia, si bien es autoritario; sin embargo no es dictatorial ni violento, con algunas excepciones.

6.- Acepta el juego electoral y se somete a elecciones aún a riesgo de perderlas.

7.- Sostiene la idea de “pueblo” como un todo indiferenciado y la de “elite” como los enemigos por antonomasia 8¬- Practica una fuerte intolerancia política; critica al pluralismo.

A este perfil aproximativo se le suma uno fundamental: como todo movimiento político con años de vigencia, conlleva en su seno fuertes contradicciones; alberga tendencias políticas tanto de derecha como de izquierda. El primer populismo –que marcó tendencia en Latinoamérica– fue el peronismo argentino. La figura de Perón como líder indiscutido, junto a Getulio Vargas en Brasil, Rómulo Betancourt en Venezuela y Gaitán en Colombia, puso un sello particular a nuestro continente. Pero, insistimos, el populismo es trasnacional y puede tomar distintos rostros. Rigen hoy populismo de derecha (Trump) y de izquierda (Evo Morales)

En un libro reciente, bien documentado, Federico Finchelstein, analiza este fenómeno desde la perspectiva histórica.(1) Sostiene la hipótesis del origen fascista del Populismo. La idea de los tres puntos cardinales (Lider, Pueblo y Nación) proviene de su raíz europea, pero el autor marca claramente la diferencia entre ellos. El quiebre del Fascismo y el Nazismo con el Populismo reside en la opción –que hacen estos movimientos– por la violencia como fuerza ética, casi redentora, que justifica la idea de sometimiento y sacrificio como parte del poder político, inexistente en el Populismo.

En Argentina el Populismo tuvo todas sus variantes. Apareció en los inicios del gobierno de Perón, conoció el neo fascismo de la Triple A, la violencia de Montoneros, el neoliberalismo de Menen y la izquierda de los Kirchner, lo que muestra su fecundidad y revela que no es un partido político tradicional sino una concepción ideológica sobre la política. Y esto hace que, ante los hechos, tienda a un deslizamiento desde una verdad objetiva a una verdad ideologizada.

Considero fructífero repensar hoy las variables del Populismo. Ejercer la libertad es poder pensar de otra manera, es decir, poder ver desde fuera los fenómenos sociales en los que estamos inmersos, estando o no de acuerdo con ellos. Entender nuestra realidad social nos hará, con seguridad, un poco más libres.

© LA GACETA

Cristina Bulacio - Doctora en Filosofía, profesora consulta de la UNT.

Nota:

Finchelstein, Federico: Del Fascismo al populismo en la historia. Ed. Penguin Random House, 2018

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