FRONTAL. Bárbaro cargó contra Juan Manzur. “Los gobernadores van para donde corre el viento”, describió. la gaceta / foto de ines quinteros orio
Julio Bárbaro reniega cuando se lo consulta acerca de la renovación política argentina. El analista político y escritor sostiene que la decadencia de la dirigencia política nacional es cada vez más visible y que al país le falta una verdadera renovación de cuadros políticos. Considera que, más allá de su edad, el ex ministro de Economía Roberto Lavagna puede constituirse en la alternativa que puede sacar a la Argentina de esa decadencia, mientras se produce una verdadera renovación de dirigentes. Durante una entrevista telefónica con LA GACETA, Bárbaro reconoce, no obstante, que hay que pensar a Lavagna (es promovido por un sector de la dirigencia de Alternativa Federal) como una posibilidad, como una transición hacia un verdadero cambio político y económico en la Argentina, pensando en gestos de unidad nacional, no sólo del Partido Justicialista, sino también de otras fuerzas políticas.
-¿Qué capítulo del peronismo estamos viendo hoy?
-Un capítulo que va más allá del peronismo. Yo creo que la oposición va más allá del peronismo. El sector que vive a (Mauricio) Macri como un fracaso va más allá del peronismo. El fracaso de Macri conduce a una coyuntura difícil, que es la obligación de generar una alternativa. Macri quiere cerrarla en Cristina (Fernández de Kirchner) para seguir con la idea de que ahí triunfa, pero buena parte de la sociedad quiere sacarla de ahí. Sin embargo, en el peronismo uno tiene la idea de que las opciones de (Sergio) Massa o (Juan Manuel) Urtubey no alcanzan para sustituir a Cristina. Por eso se recurre ahora a Lavagna.
-¿A Lavagna no lo condiciona su edad?
-No, en la Argentina lo que condiciona es la incapacidad. Somos una sociedad donde la limitación mental no tiene edad. Por eso no hay candidatos. Lo que condiciona a la Argentina es eso.
-¿Por qué tenemos esta sensación de estar nuevamente en la Argentina frente al precipicio?
-Primero, hay una frase que caracteriza la desesperación del macrismo: “ganamos en primera vuelta”. Eso es conciencia de que en segunda le puede ser difícil y también es autoengaño, porque en primera ninguna encuesta le da el 40%. Segundo, la idea de todo el empresariado es que la situación económica estalla antes o después de las elecciones. Un país que da el 4% mensual en dólares de ingresos está por estallar, después decime qué día. La situación económica es suicida. No condiciona, sino que determina. Yo ayer me encontré con un banquero gorila y antiperonista. Me dijo: “esto se acaba”.
-¿Qué es lo que más teme el electorado? ¿La inseguridad o la crisis económica?
-Lo que más tememos es que a un inútil lo sustituya otro inútil. El problema es la inutilidad. Macri parecía no ser suicida, pero está actuando como si lo fuera.
-¿Y Cristina Fernández?
-No, eso ya está. Cristina no existe más. Cristina es el único pilar que sostiene a Macri como presidente. No hay otro. No hay dos pilares. Entonces hemos llegado a una situación tan perversa que lo peor sostiene a lo peor. El debate es si a Macri le alcanza para ganarle a Cristina, o si mete tanto la pata como para perder con Cristina, o si ni siquiera llega a perder con Cristina. Es una dialéctica trágica, ¿no?
-¿Los argentinos nos acostumbramos a vivir así?
-Es la coyuntura. No le doy un sentido social. Hay momentos en que tenés grandes políticos y momentos en que ni siquiera tenés políticos. Los bolivianos tienen a Evo Morales, que les da un país. Los uruguayos y los chilenos tienen siete, ocho cuadros. Nosotros no tenemos ninguno.
-¿Cómo revertimos esto?
-Yo creo que Lavagna es lo mejor. Cuando la mediocridad te invade, la cordura es la salida. El más lúcido, el que nos sacó la otra vez es Lavagna. Además, tenés un escenario donde Cristina y Macri tienen menos del 30% de apoyo y más del 50% de rechazo.
-¿Hay tiempo para posicionar a Lavagna como candidato a presidente de la Nación?
-Sí, el tiempo sobra.
-¿Hay algún momento de la historia política argentina que haya sido parecido a éste?
-Sí, sí. Cuando la caída de (Raúl) Alfonsín, (Carlos) Menem fue un invento. Y (Néstor) Kirchner fue más invento todavía. Lo inventamos. Lo que pasa es que los inventos esos no sirvieron. La ventaja de Lavagna contra Menem, Kirchner y Macri es que es un invento probado, que ya fue probado y fue exitoso.
-El gobernador Juan Manzur está alineado en cierta medida con Cristina, en el sentido de que dijo: “queremos la unidad con Cristina adentro”. ¿Le parece que esa postura es correcta?
-La picardía no tiene que ver con el destino de la sociedad. Picarones hay por todos lados. Manzur va, viene. Lo único que quiere es que (José) Alperovich no le saque las palabras de la boca. Entonces grita él primero. Ahora, si Lavagna pasara el 20% en una encuesta, Manzur lo aplaudiría. Pero si no llega, habla a favor de Cristina. Eso ya no da para más. Manzur no es ni testigo ingrato. No es nada. Lo que él diga no es significativo. Desgraciadamente los gobernadores en Argentina han convertido sus provincia en zonas rentables. Punto. Después van para donde corre el viento.
-¿Qué Argentina heredamos? ¿Qué Argentina nos queda?
-Yo creo que hay una ventaja. La mediocridad de la izquierda de los ’70 muere con Cristina para siempre. Y la mediocridad de la derecha de los ’70 muere con Macri para siempre. O sea, nos estamos sacando las dos versiones que tenemos que superar. Hoy tenemos default y estallido social con Macri o Cristina. Sólo con Lavagna eso puede cambiar. Porque lo que estamos discutiendo es quién nos conduce al default, si Mauricio o Cristina. La única opción que nos sacaría de la crisis y la demencia es Lavagna.








