Una serie de mentiras aceptadas *

Una serie de mentiras aceptadas *

ABATIDO. Napoleón vociferó el negacionismo de la Historia tras su derrota en Waterloo y terminó haciendo escuela. Legiones opinan como lo hizo él. ABATIDO. Napoleón vociferó el negacionismo de la Historia tras su derrota en Waterloo y terminó haciendo escuela. Legiones opinan como lo hizo él.
09 Diciembre 2018

Por Philippe Delorme

“La historia es una serie de mentiras aceptadas de común acuerdo”, declaró el desilusionado Napoleón I la noche de su derrota en Waterloo. Se ve que el Águila había perdido su perspicacia, ya que acababa de decir una barrabasada monumental. Sin embargo, esa opinión errónea parece ser compartida por muchos de nuestros contemporáneos. El siglo XX ha hecho tan mal uso de la historia como herramienta de propaganda, que en ese ámbito reina desde entonces un escepticismo generalizado, un relativismo absoluto y un inconformismo mal entendido. Según esa visión, el estudio del pasado no sería más que una cuestión de convicciones personales, de creencias intuitivas alimentadas por lecturas vagas y sentimientos difusos. Si bien el arte de la duda –la “zetética”– puede ser constructivo cuando se adosa al rigor científico, se vuelve nocivo si muta en incertidumbre integral, como nos enseña el filósofo Pirrón de Elis. Todas las opiniones valen, todas son igualmente respetables: ese es el credo antipositivista en boga actualmente. Es precisamente ese nihilismo del “todo es lo mismo” que denuncia el filósofo Alain. Así es que en un sitio web donde se debate la teoría totalmente absurda de que la Tierra es plana, un internauta posteó el siguiente manifiesto a la tolerancia, que resume a las claras ese subjetivismo mal entendido: “No tengamos nunca miedo de hacernos preguntas, porque es la única forma de aprender y de estar seguros de las cosas. Poco importa cuál sea la respuesta, la idea de que la Tierra en la que todos vivimos sea en realidad plana ha reavivado nuestra curiosidad y generado una saludable discusión, y ha sacudido a la gente de su apatía, suscitando la reflexión. Puede parecer loco, pero hay que abrir la cabeza…”

Por supuesto que en el pasado la historia ha sido instrumentada con fines políticos, en particular por el totalitarismo nazi y el soviético. Y lo sigue siendo en diversas partes del mundo. En su célebre novela 1984, George Orwell habla de la “mutabilidad del pasado”, y usa de epígrafe este eslogan del Partido de Gran Hermano: “Quien controla el pasado controla en futuro; quien controla el presente controla el pasado”.

* Prólogo de Teorías locas de la historia.

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